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Lección 11 para el 13 de junio de 2009

La mayordomía cristiana
es la actividad libre y
gozosa de los hijos de
Dios y de la familia de
Dios, la iglesia, a través
de la cual se administra
toda la vida y todos los
recursos de la vida según
la voluntad de Dios.
“Dios ha confiado a los hombres talentos: un intelecto donde se originan
las ideas, un corazón para que sea el asiento de su trono, los afectos para
que fluyan como bendiciones para otros, una conciencia para que
convenza de pecado. Cada uno ha recibido algo del Maestro, y cada uno
debe hacer su parte para satisfacer las necesidades de la obra de Dios…

La prosperidad es un talento… debemos negociar con nuestros


centavos y pesos para entregarle nuestras ofrendas voluntarias a fin
de sostener su obra, para llevar almas a Cristo.
El habla es un talento… Debe utilizarse para proclamar la sabiduría y
el maravilloso amor de Dios.
La fuerza es un talento… Nuestros cuerpos le pertenecen. El pagó el
precio de la redención por el cuerpo tanto como por el alma.
La influencia es un talento… La benevolencia práctica, la
abnegación y el sacrificio, cuando caracterizan la vida de un
hombre, poseen una influencia para el bien sobre las personas con
quienes éste se relaciona.”
Elena G. de White, Consejos sobre mayordomía, p. 121, 122
Además de los talentos que hemos visto y que TODOS
tenemos, existen otros que Dios otorga específicamente a
cada persona individual para usarlos a Su servicio:
Facilidad para predicar.
Composición musical.
Detectar las necesidades de los demás.
Visitar y animar a los enfermos.
Diaconado.
Explicar claramente las doctrinas.

“Pero todas estas cosas las hace uno y
el mismo Espíritu, repartiendo a cada
uno en particular como él quiere”
(1 Corintios 12:11)
“Dios ha dado a hombres y mujeres
dones preciosos. A diferentes personas
ha dado dones diferentes. No todos tienen
la misma fortaleza de carácter o la misma
profundidad de conocimiento, pero cada uno
debe usar sus dones en el servicio del
Maestro, no importa cuán pequeño
pueda parecer este don. El fiel
mayordomo negocia sabia-
mente con los bienes
que le han sido
confiados.”

Elena G.de White, Alza tus ojos, 31 de diciembre.


El tiempo es un don de Dios que debemos saber distribuir
con sabiduría…
Tiempo para comunión con Dios.
Tiempo para estudiar la Biblia.
Tiempo para la familia.
Tiempo para ayudar a otros.
Tiempo para recrearse.
Tiempo para trabajar.

“Todo tiene su momento oportuno;
hay un tiempo para todo lo que se
hace bajo el cielo” Eclesiastés 3:1, NVI
“Nuestro tiempo pertenece a Dios.
Cada momento es suyo, y nos
hallamos bajo la más solemne
obligación de aprovecharlo para, su
gloria. De ningún otro talento que él
nos haya dado requerirá más estricta
cuenta que de nuestro tiempo. El
valor del tiempo sobrepuja todo
cómputo. Cristo considera precioso
todo momento, y así es como hemos
de considerarlo nosotros. La vida es
demasiado corta para que se la
disipe. No tenemos sino unos pocos
días de gracia en los cuales
prepararnos para la eternidad… No
tenemos tiempo para perder, ni
tiempo para dedicar a los placeres
egoístas, ni tiempo para
entregarnos al pecado. Ahora hemos
de formar caracteres para la vida
futura e inmortal.”

Elena G. de White, La fe por la cual vivo, 1 de junio


“No nos pertenecemos. Hemos sido comprados a un precio elevado, a
saber, los sufrimientos y la muerte del Hijo de Dios [1ª de Corintios, 6: 20].
Si pudiésemos comprender plenamente esto, sentiríamos que pesa
sobre nosotros la gran responsabilidad de mantenernos en la mejor
condición de salud, a fin de prestar a Dios un servicio perfecto.”
(Elena G. de White, Consejos sobre la salud, p. 43

El descanso.
El trabajo.
Mantenernos en la El ejercicio físico.
mejor condición de
salud implica un La alimentación.
equilibro en: El sueño.
Cuidar las “avenidas del alma”.

“La luz que Dios ha dado con respecto a la reforma pro salud es para nuestra
salvación y la salvación del mundo. Los hombres y las mujeres deben ser
informados con respecto a la habitación humana preparada por nuestro Creador
como su lugar de morada, y sobre la cual él desea que seamos fieles
mayordomos. "Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:
Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo" (2 Corintios 6:16).”
Elena G. de White, Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 554)
“Pues todo es tuyo, y de lo
recibido de tu mano te damos”
1 Crónicas 29:14

Dios es el dueño de todo lo que tenemos.


Le devolvemos una décima parte de lo que es suyo.
Debemos administrar correctamente el resto de las
posesiones sobre las que Dios nos ha puesto como
administradores.
Cuanto más damos a Dios,
tanto más beneficiados somos.

“Dios ama al dador alegre”


2 Corintios 9:7
“Todas las cosas buenas de la tierra fueron
colocadas aquí por la mano generosa de Dios, y son
la expresión de su amor para con el hombre. Los
pobres le pertenecen y la causa de la religión es
suya. El oro y la plata pertenecen al Señor; él
podría, si quisiera, hacerlos llover del cielo.

Pero ha preferido hacer del hombre su


mayordomo, confiándole bienes, no para
que los vaya acumulando, sino para que los
emplee haciendo bien a otros. Hace así del
hombre su intermediario para distribuir sus
bendiciones en la tierra. Dios ha establecido
el sistema de la beneficencia para que el hombre
pueda llegar a ser semejante a su Creador, de carácter
generoso y desinteresado y para que al fin pueda participar
con Cristo de una eterna y gloriosa recompensa.”
Elena G. de White, Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 17
Estamos esperando que el Dueño de todo regrese. Pronto
vendrá y querrá saber lo que hemos hecho con nuestros
dones, nuestro tiempo, nuestras fuerzas físicas y nuestros
recursos materiales.

Que cuando venga el


Señor puedas escuchar de
sus labios las palabras:

“Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has


sido fiel, sobre mucho te pondré; entra
en el gozo de tu señor” Mateo 25:23

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