La razón fundamental para la integración curricular nace del sentido
común. Los seres humanos - seamos adultos, jóvenes, adolescentes, niños de edad escolar o niños pequeños - nos enfrentamos al conocimiento de forma holística. Solo en circunstancias muy específicas aprendemos conceptos de forma aislada. El aprendizaje constituye un proceso de construcción en el que los conceptos ya aprendidos dan forma a la zapata, o el cimiento, sobre el cual se van acomodando los bloques del nuevo conocimiento.