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TIPICIDAD E IMPUTACIÓN

OBJETIVA

Jorge Rosas Yataco

JORGE ROSAS YATACO


Derecho Penal
 El derecho penal es una rama del ordenamiento jurídico compuesta por normas
que prohíben comportamientos y amenazan su realización con una sanción. Los
comportamientos que el derecho penal prohíbe (delitos) y las consecuencias de
su realización (penas y medidas de seguridad) se prevén en el Código Penal.
 Según la Constitución Política, el Perú es un Estado constitucional de derecho.
En lo que aquí y ahora importa, esto significa que la persona humana es el fin
supremo de la sociedad y el Estado la protege y respeta (artículos 1 y 2.1 de la
Constitución). A la persona se le reconoce un conjunto de derechos
fundamentales (artículo 2 de la Constitución) que dibujan un marco intangible
en el cual puede desarrollar libremente su personalidad. La máxima que reza
que el único límite a la libertad individual es el respeto a la ibertad ajena,
conlleva consecuencias trascendentales para la configuración del derecho penal
en un Estado constitucional de derecho: nadie, ni siquiera el Estado, puede
prohibir ni sancionar por un comportamiento que no implique un menoscabo en
la ibertad de un tercero (artículo 2.24.a de la Constitución).
 MEINI, Iván, Lecciones de Derecho penal, parte general, teoría jurídica del delito, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del
Perú, Lima 2014, págs. 25-26.

Dr. Jorge Rosas Yataco


Dogmática Penal
 La dogmática jurídicopenal es la disciplina que se ocupa de la
interpretación, sistematización y elaboración y desarrollo de las
disposiciones legales y opiniones de la doctrina científica en el campo del
Derecho penal.
 Claus Roxin, Derecho Penal. Parte General. Tomo I, Fundamentos. La estructura de la Teoría del Delito. Civitas, Madrid 2010, pág. 192 y
ss.

 La dogmática jurídicopenal –o dogmática del derecho penal- es el saber que


estudia el derecho penal positivo, que averigua el contenido, los
presupuestos y las consecuencias de las norma punitivas, las que desarrolla
y explica en su conexión interna; que ordena el material jurídico en un
sistema, en el cual tienen cabida las elaboraciones de los tribunales y de la
doctrina, e intenta, en fin, hallar nuevos caminos de desarrollo conceptual y
sistemático. Además, luego de retomar las diversas perspectivas jurídicas –
pues se remite a todo ordenamiento jurídico- y extrajurídicas –acude a la
criminología y a la política criminal-, emprende la crítica del derecho penal
vigente y logra que las aportaciones criminológicas se traduzcan en
exigencias politicocriminales, las que, a su vez, se tornen en normas
jurídicas, para completar así una ciencia penal totalizadora.
 Fernando Velásquez V., pág. 06.
Teoría del hecho punible, denominada
también Teoría general del delito
 Uno de los cometidos más difíciles que encuentra la dogmática
de la teoría general del delito es la formación y evolución cada
vez más fina de un sistema del Derecho Penal. Un “sistema”
es, por decirlo con las conocidas formulaciones de Kant, “la
unidad de los diversos conocimientos bajo una idea”, un “todo
del conocimiento ordenado según principios”. Por tanto, la
dogmática jurídico penal no se conforma con exponer
conjuntamente y tratar sucesivamente sus proposiciones
doctrinales, sino que intenta estructurar la totalidad de los
conocimientos que componen la teoría del delito en un “todo
ordenado” y de ese modo hacer visible simultáneamente la
conexión interna de los dogmas concretos.
 Claus Roxin, ob. cit., pág. 193.

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Teoría del Delito
 La teoría del delito o teoría de la imputación penal, se encarga de definir las
características generales que debe tener una conducta para ser imputada
como un hecho punible.
 Es un instrumento ordenador de criterios y argumentaciones que se pueden
utilizar en la decisión y solución de casos jurídico-penales.
 Felipe Villavicencio, Derecho penal, parte general, pág. 223.
 La teoría jurídica del delito es una teoría de la imputación, esto es, un
instrumento conceptual que nos permite determinar jurídicamente si un
determinado hecho tiene la consideración de delito y merece, en
consecuencia, la imposición de una sanción penal. Se trata de una
elaboración de la dogmática jurídico-penal, con base en el Derecho positivo,
por exigencia explícita del principio de legalidad penal, que ha ido
evolucionando a lo largo del tiempo y que permite una aplicación racional
de la ley penal a través de un sistema o esquema conceptual unitario. Con
ello, el ciudadano gana en seguridad jurídica en la medida que posibilita
una jurisprudencia más racional, predecible y unitaria en la interpretación y
aplicación práctica de la ley penal.
 José Miguel Zugaldía Espinar, Fundamentos de Derecho Penal, pág. 201.
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Elementos del delito
 Conducta: comportamiento del sujeto –tanto
por acción como por omisión-.
 Tipicidad: la adecuación del comportamiento
real al tipo penal abstracto.
 Antijuricidad: si el comportamiento típico está
en contra del ordenamiento jurídico en
general –antijuricidad formal y material.
 Culpabilidad: reproche que se le hace al
sujeto por realizar ese comportamiento.
Acción

 La acción es la base común de toda


conducta punible, activa o pasiva, dolosa
o culposa.
 Ausencia de acción:
 Fuerza física irresistible (Art. 20°. 6 CP).
 Movimientos reflejos
 Estados de inconsciencia.
Tipicidad

 Operación mediante la cual un hecho que se


ha producido en la realidad es adecuado o
encuadrado dentro del supuesto de hecho
que describe la ley penal.
 Causas de atipicidad:
 Error de tipo (art. 14, 1er. Párrafo)
 Obrar por disposición de la ley (art. 20°. 8)
 Consentimiento (art. 20°. 10)
Antijuricidad

 Causas de justificación:
 Legítima defensa (art. 20°. 3)
 Estado de necesidad justificante (art. 20°.4)
 Obrar en el ejercicio legítimo de un derecho
(art. 20°. 8).
 Obediencia jerárquica (art. 20°. 9)
Culpabilidad

 Causas de inimputabilidad (art. 20°. 1)


 Causas que atenúan la imputabilidad:
 Eximentes incompletas (art. 21°).
 La imputabilidad restringida (art. 22°).
 Error de prohibición
 Estado de necesidad exculpante (art. 20°. 5).
 El miedo insuperable (art. 20°.7).
El comportamiento humano como base de la
teoría del delito
 La norma jurídico-penal pretende la regulación de conductas humanas y tiene
por base la conducta que intenta regular. Para ello tiene que partir de la
conducta tal como aparece en la realidad. De toda la gama de comportamientos
humanos que ocurre en la realidad, la norma selecciona una parte que valora
negativamente conminándola con una pena. Es, pues, la conducta humana el
punto de partida de toda reacción jurídico-penal y el objeto al que se agregan
determinados predicados (tipicidad, antijuricidad y culpabilidad), que convierten
esa conducta en punible.
 Francisco Muñoz Conde, pág. 213.

 No todos los comportamientos humanos son materia de análisis en el derecho


penal, éste sólo sanciona aquellos comportamientos que lesionen o pongan en
peligro los bienes jurídicos protegidos penalmente; es decir, de toda la gama de
comportamientos que se dan en la realidad, la norma selecciona una parte que
valora negativamente y conmina con una pena.
 Luís Miguel Bramont-Arias, pág. 149.

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La Acción
 Acción es una conducta humana significativa en el mundo exterior, que es
dominada o al menos dominable por la voluntad. Por tanto, no son acciones
en sentido jurídico los efectos producidos por fuerzas naturales o por
animales, pero tampoco los actos de una persona jurídica. No son acciones
los meros pensamientos o actitudes internas, pero tampoco sucesos del
mundo exterior que –como p. ej., los movimientos reflejos o los ataques
convulsivos- son sencillamente indominables para la voluntad humana.
 Claus Roxin, cit., pág. 194.

 Se llama acción a todo comportamiento dependiente de la voluntad


humana. Sólo el acto voluntario puede ser penalmente relevante y la
voluntad implica siempre una finalidad. No se concibe un acto de la
voluntad que no haya dirigido a un fin u objetivo determinado. El contenido
de la voluntad es siempre algo que se quiere alcanzar, es decir, un fin. De
ahí que la acción humana regida por la voluntad sea siempre una acción
final, una acción dirigida a la consecución de un fin.
 Francisco Muñoz, ob. Cit., pág. 215.

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Acción stricto sensu (acción positiva o acción
activa)

 Exige la realización de un movimiento corporal sensorialmente


perceptible.
 Constituye aquella forma de conducta que infringe una norma
prohibitiva a través de la ejecución de un determinado
comportamiento positivo por parte de un sujeto.
 La acción penalmente relevante es, precisamente, aquella que
infringe mediante un hacer activo la prohibición jurídica.
 Por ejemplo, el precepto de no matar, no lesionar, no robar o
no injuriar a nadie resulta infringido por la acción de suministrar
una dosis de veneno, asestar un golpe, apoderarse de un
objeto ajeno o de insultar a otro, etc.
 Polaino Navarrete, pág. 352.

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Omisión pura o impropia
 Consisten en un no hacer, pero no cualquier no hacer, sino precisamente de
no efectuar la conducta normativamente debida. La doctrina penalista ha
resaltado que se trata de un deber penal no asumido anteriormente por el
sujeto (cualquier sujeto ajeno hasta entonces al hecho), sino que aflora
cuando el sujeto se enfrenta a una situación descrita en la norma; es un
deber penal que la norma impone a todo aquel que se halle en la situación
descrita en la misma.
 La omisión pura sanciona la no ejecución de la conducta concreta
socialmente esperada y jurídicamente exigida por la norma al sujeto ante
una determinada situación en la que cabe esperar que realice una conducta
de mínima solidaridad que el sujeto omite cumplir.
 La omisión (y también la acción) penalmente relevante consiste siempre en
la infracción de un deber. La única diferencia normativa existente entre
acción y omisión (y, dentro de ésta, entre omisión pura y comisión por
omisión) no consiste en que una supone un movimiento corporal y la otra la
ausencia de ese movimiento, sino precisamente en el deber jurídico en que
cada caso se infringe.
 Polaino Navarrete, pág. 352-353.
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Omisión impura o impropia o comisión por
omisión
 En cierto modo, la comisión por omisión constituye una forma mixta o híbrida de
realización de la conducta: por un lado, consiste en la infracción de una norma
prohibitiva (como ocurre en los supuestos de acción positiva) y, por otro, el delito
consiste en un no hacer (como en los casos de omisión pura o propia).
 Al igual que la omisión pura, también la comisión por omisión viene especialmente
caracterizada por el deber jurídico infringido por el omitente: en aquel caso era un
deber de solidaridad, en este es un deber de garante.
 Se trata de un deber que corresponde a aquellos sujetos situados en una posición
de garantía o de posición de garante.
 Mientras el deber de solidaridad se basa en un deber positivo, la posición de
garante se vincula con la creación de un riesgo jurídicamente desaprobado.
 El deber de garante no afecta a todo el mundo sino exclusivamente a sujetos
especialmente obligados: por ejemplo, a los padres respecto a los hijos menores
en cuanto a la alimentación, cuidado, etc.; o la autoridad o funcionario en lo que se
refiere al ejercicio de la función pública, etc.
 Ejemplo: El padre que deja de alimentar a su hijo menor de edad, muriendo por inanición, no responde por
omisión del deber de socorro, sino por homicidio.
 Polaino Navarrete, pág. 357-358.
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Ausencia de acción
 El concepto de acción que se acaba de exponer tiene en Derecho penal una función
principalmente negativa, ya que permite excluir desde el primer momento del ámbito del
Derecho penal aquellos comportamientos del ser humano que ni siquiera merecen el calificativo
de acción.
 Fuerza irresistible. La fuerza irresistible es una condición de fuerza proveniente del exterior que
actúa materialmente sobre el agente. El agente opera como una masa mecánica.
 Desde el punto de vista cuantitativo, la fuerza ha de ser absoluta de tal forma que no deje
ninguna opción al que la sufre (vis absoluta). Si la fuerza no es absoluta, el que la sufre puede
resistirla o por lo menos tiene esa posibilidad, no se excluye la acción.
 Movimientos reflejos. Los movimientos reflejos, tales como las convulsiones epilépticas, no
constituyen acción, ya que el movimiento no está en estos casos controlado por la voluntad. El
estímulo del mundo exterior es percibido por los centros sensores que lo transmiten, sin
intervención de la voluntad, directamente a los centros motores. Desde el punto de vista penal,
en principio, no actúa quien en una convulsión epiléptica deja caer un valioso jarrón que tenía
en ese momento en la mano o produce un accidente automovilístico, o quien aparta la mano de
una placa al rojo vivo rompiendo con ello un valioso objeto de cristal.
 Estados de inconsciencia. También falta la acción en los estados de inconsciencia, tales como el
sueño, el sonambulismo, la embriaguez letárgica, etc. En estos casos los actos que se realizan no
dependen de la voluntad y, por consiguiente, no pueden considerarse acciones penalmente
relevantes.
 Francisco Muñoz, pág. 219 y ss. JORGE ROSAS YATACO
Tipo y tipicidad
 Tipo, es la descripción de la conducta prohibida que lleva a cabo el
legislador en el supuesto de hecho de una norma penal.
 La tipicidad es la adecuación de un hecho cometido a la descripción
que de ese hecho se hace en la ley penal. Por imperativo del
principio de legalidad, en su vertiente del nullum crimen sine lege,
sólo los hechos tipificados en la ley penal como delitos pueden ser
considerados como tales.
 Entonces, tipicidad es la cualidad que se atribuye a un
comportamiento cuando es subsumible en el supuesto de hecho de
una norma penal.
 Ningún hecho, por antijurídico que sea, puede llegar a la categoría
de delito si, al mismo tiempo, no es típico, es decir, si no
corresponde a la descripción contenida en una norma penal.
 Muñoz Conde, ob. Cit., pág. 251 y ss.

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Elementos estructurales de la imputación al tipo
objetivo

 1. Los sujetos (sujeto activo, sujeto pasivo, sujeto


pasivo del delito, sujeto pasivo de la acción).
 2. La conducta (verbo rector). Matar.
 3. Aspectos descriptivos (elementos gráficos,
como bien mueble, mujer) y aspectos normativos
(elementos valorativos, como funcionario público,
matrimonio, exhibiciones obscenas).
 4. Objeto de la Acción (bien, bien mueble, billetes
o monedas).

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Los sujetos
 Para la imputación penal se requiere identificar el ámbito
potencial del autor (sujeto activo), y el afectado por el resultado
que ocasiona la conducta.
 El concepto de sujeto activo es un concepto dogmático que
sirve para describir los requisitos que debe reunir la persona al
momento en que ejecuta la conducta delictiva. Generalmente,
el tipo de lo injusto de los delitos dolosos describe al sujeto
activo de una manera indeterminada, neutra, usando los
anónimos “el que” (art. 147° CP), “al que” (art. 168°, segundo
párrafo, CP). La doctrina suele denominarlo comúnmente
“agente” o “autor”.

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 El sujeto pasivo es la persona titular del bien jurídico tutelado, puesto en
peligro o lesionado por el delito. El sujeto pasivo puede ser tanto una
persona física (sea o no imputable) o una persona jurídica, como también
los puede ser la sociedad o el Estado. Por lo común, en el Código Penal, el
legislador identifica al sujeto pasivo con las expresiones “a otro” (art.
106°, CP), “una persona” (art. 132°, CP), “en perjuicio de tercero” (art.
196°, CP).
 En ciertos casos, el sujeto, en quien recae la acción delictiva, no viene a
ser titular del bien jurídico protegido, sino otro diferente. En dichas
circunstancias, se distingue un sujeto pasivo del delito y un sujeto pasivo
de la acción. El primero, no es más que el titular del bien jurídico
tutelado; mientras que el segundo es la persona en quien recae de manera
directa la acción delictiva del sujeto activo. Ejemplo: en los delitos de
robo, una persona será el perjudicado patrimonial (sujeto pasivo del delito)
y otro podrá ser la que sufrirá de la violencia o amenaza necesaria para la
sustracción del bien mueble (sujeto pasivo de la acción).
 Felipe Villavicencio, pág. 304 y ss.

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La conducta
 La descripción de la conducta suele ser muy concisa. Los tipos
legales se estructuran en relación a un proceso de abstracción a
partir de las conductas de la vida real. La gran variedad de
circunstancias (tiempo, medio, lugar, etc.) son sintetizadas por
el legislador extrayendo algunas características comunes.
 Ejemplo: las circunstancias que caracterizan a los homicidios son siempre diferentes, lo común
es el “matar a otro” (artículo 106°, Código Penal).

 La conducta delictiva se vale generalmente, de un verbo rector,


que es, en términos gramaticales, el centro en el que gira y se
defina la misma. A través del verbo rector se va a concretizar lo
que el legislador quiere prohibir.
 Felipe Villavicencio, pág. 308 y ss.

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Aspectos descriptivos y normativos

 En la formulación de los tipos penales, el legislador suele


utilizar ciertos elementos gráficos (descriptivos) y valorativos
(normativos) que pueden caracterizar circunstancias
exteriores como de naturaleza psíquica.
 Los elementos descriptivos son aquellos que el sujeto puede
percibir y comprender a través de los sentidos. Estos
elementos van a describir objetos o circunstancias
pertenecientes al mundo real. En ellos es suficiente una
constatación fáctica. Ejemplo: “bien mueble” en los delitos de
hurto (art. 185°, CP), “mujer” en el delito de aborto no
consentido (art. 116°, CP).
 Felipe Villavicencio.

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 Los elementos normativos predominan las valoraciones que
no sólo son perceptibles por los sentidos. Para la aprehensión
de estos elementos se debe realizar un juicio o proceso
valorativo y ellos aluden a determinadas realidades derivadas
ya sea de una valoración jurídica provenientes de otras ramas
del derecho (elementos normativos jurídicos), ejemplo:
“funcionario o servidor público” (art. 425°, CP), “matrimonio”
(art. 139°, CP), “depositario judicial” (art. 190°, CP), “bienes
embargados” (art. 197°, CP), etc., o de una valoración ético-
social (elementos normativos ético-sociales), ejemplo:
exhibiciones obscenas (art. 183°, CP).
 Felipe Villavicencio, pág. 314 y ss.

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Objeto de la acción
 El objeto de la acción es el elemento perteneciente al mundo
exterior, sobre el que recae materialmente la acción típica. En
él se van a concretar la vulneración de los intereses jurídicos
que pretende tutelar el legislador en cada tipo penal. En ciertos
casos, el tipo describe el objeto de la acción. Ejemplo: “bien”
(daños, art. 205°, CP), “bien mueble” (hurto, art. 185°, CP). En
otros casos, el tipo detalla las cualidades o circunstancias que
debe reunir el objeto de la acción por medio de adjetivos
calificativos. Ejemplo: “yacimientos arqueológicos
prehispánicos” (art. 226°, CP); “billetes o monedas que se
hallan fuera de circulación o corresponden a otros países” (art.
253°, CP).
 Felipe Villavicencio, pág.

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Bien jurídico
 A decir de Muñoz Conde (pág. 261) la norma penal tiene una función protectora de
bienes jurídicos. Para cumplir esta función protectora eleva a la categoría de delitos,
por medio de su tipificación legal, aquellos comportamientos que más gravemente
lesionan o ponen en peligro los bienes jurídicos protegidos. El bien jurídico es, por
tanto, la clave que permite descubrir la naturaleza del tipo, dándole sentido y
fundamento.
 Todo tipo penal debe incluir un comportamiento humano capaz de provocar la
puesta en peligro o la lesión de un bien jurídico. En ese sentido, bien jurídico es el
valor que la ley quiere proteger de las conductas que puedan dañarlo. Este valor es
una cualidad positiva que el legislador atribuye a determinados intereses. La
cualidad de bien jurídico es, por tanto, algo que crea la ley y no algo preexistente a
ella misma.
 Distinto del bien jurídico es el objeto de la acción, que es aquella cosa del mundo
exterior sobre la que recae directamente la acción típica (por ejemplo: la cosa
inmueble ajena en el hurto) y que en los delitos de resultado suele ser destruida o al
menos puesta en peligro (por ejemplo, la cosa dañada en el delito de daños; la vida
puesta en peligro en un delito de conducción temeraria de un vehículo a motor).
 Muñoz Conde, pág. 261.

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Clases de tipos penales

 Según la forma de la acción


 Delito de acción: donde la conducta consiste
en un hacer activo. Ej. Matar a alguien
mediante un disparo.
 Delito de omisión pura o propia: donde se
infringe una deber de solidaridad mínima.
 Ej. Omisión de auxilio o aviso a la autoridad
(art. 127° CP).

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Según el grado de ejecución delictiva

 Delitos consumados: que alcanzan el grado máximo


o perfecto de ejecución.
 Delitos tentados: aquellos realizados en el grado
ejecutivo imperfecto de la tentativa.
 Actos preparatorios punibles: actos externos de
manifestación, aún no ejecutivos del delito, sino
meramente preparatorios y que aún así son
delictivos. Ej. artículo 307-E.- Tráfico ilícito de
insumos químicos y maquinarias destinados a minería
ilegal.
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Según el resultado delictivo

 Delitos de resultado material: que exige la


producción de una lesión sensorialmente perceptible
producida sobre un objeto material.
 Ej. A dispara y mata a B: la muerte de B es el
resultado material del delito de homicidio.
 Delito de mera actividad: que no requieren la
producción de un resultado material, lo cual no quiere
decir que no tengan resultado.
 Ej. El falso testimonio, la injuria, etc.

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Según la intensidad de afectación al bien
jurídico

 Delitos de lesión: exige la destrucción o menoscabo del bien


jurídico protegido (ej. Homicidio).
 Delitos de peligro: no se necesita la lesión del bien jurídico,
basta que se ponga en peligro.
 - Delitos de peligro concreto: se exige la puesta en peligro
de un determinado bien jurídico especificado en el tipo penal
(ej. Art. 128°, CP). Se exige demostrar la existencia del peligro
(real).
 - Delitos de peligro abstracto: basta que se realice la
conducta descrita en la Ley sin que se deba probar que se
haya puesto en peligro un bien jurídico (ej. Art. 274°, CP).

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Según el verbo rector
 Delitos simples: en los que hay un solo verbo
rector (ej. Homicidio-matar).
 Delitos compuestos: en los que hay dos o
más verbos rectores.
 - Complejos: cuando se exige que se cumplan
todos los verbos rectores (ej. Hurto –
sustracción y apoderamiento-)
 - Mixtos: basta que se realice sólo uno de los
verbos rectores para que quede configurado el
delito (ej. Art. 159° -penetrar o permanecer-).
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En función del margen de interpretación
 Tipos penales cerrados: la regla general es que los tipos penales sean
cerrados, lo que significa que deben contener todos los elementos
fundamentadores del injusto, de manera tal que la conducta que realiza el
tipo penal será antijurídica mientras no se presente una causa de
justificación.
 Tipos penales abiertos: el juez tiene que completar previamente el tipo
mediante un juicio judicial independiente con base en un criterio deducido
de la ley. Por ejemplo, esta situación se presenta en los casos en los que el
tipo penal exige una especial reprochabilidad (la gravedad y el valor del
perjuicio en el delito contra la propiedad industrial del art. 222° CP) o una
actuación contraria a deberes jurídicos que no se encuentran definidos en el
tipo penal (la ilegalidad en el delito de omisión de deberes funcionales, art.
377° CP).
 Leyes penales en blanco: las leyes penales en blanco no son tipos
penales que requieran de un complemento, sin o que la especificación de
los elementos típicos se hace con base en lo establecido en leyes
extrapenales.
 Percy García Cavero, pág. 389.
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Tipo objetivo
 a) Preliminar: la opinión dominante distingue en la tipicidad un tipo
objetivo y uno subjetivo, asignándole al primero la determinación del
sujeto activo del delito (común o especial), la conducta típica y, en el
caso de delitos de resultado, el resultado que consuma el delito.

 b) La imputación objetiva: no se trata de un criterio orientado a


solucionar los problemas relacionados al nexo de causalidad. El
objetivo consiste aquí en determinar bajo qué condiciones la
infracción será inscrita en la cuenta del agente como si fuera obra
suya. De este modo, la imputación objetiva constituye el primer paso
dirigido a precisar la responsabilidad del autor mediante la
constatación de que su acción ha realizado un tipo legal. Los
siguientes serán la imputación del acto típico como ilícito y la
imputación del acto típico ilícito como culpable.
 José Hurtado Pozo, pág. 431 y ss.

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Imputación Objetiva

 A) Riesgo permitido
 B) El principio de confianza
 C) La prohibición de regreso
 D) Ámbito de competencia de la víctima

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Principio del riesgo permitido
 Las sociedades modernas son sociedades de riesgo. Avances tecnológicos.
 La sociedad es consciente de la existencia de una multitud de riesgos o peligros.
 No todos los riesgos tienen la misma consideración para el Derecho penal. Una
simple ojeada a los riesgos nos indica que, desde el punto de vista normativo, existen
riesgos permitidos y riesgos no permitidos.
 Ejemplo: Conducir un vehículo es, por regla general, un riesgo permitido. Pero deja de ser
permitido cuando se conduce el mismo vehículo a 150 km./h. en una zona urbana, por una calle
en el momento que salen los niños del colegio.
 ¿Dónde reside la línea divisoria entre el riesgo permitido y el prohibido? Desde
luego, no existe un límite matemático exacto al respecto. Ello quiere decir los
siguiente: el grado de permisividad lo delimita la propia Sociedad, en función de
sus expectativas sociales.
 Al margen de dónde se sitúe la línea fronteriza de la permisividad social, lo cierto es
que en las sociedades actuales existe una conciencia del riesgo que ha originado que
la misma sociedad (y los integrantes de la misma) se hayan familiarizado con el
riesgo. El ser humano como ser social es, de por sí, generador de riesgo.
 Miguel Polaino Navarrete, Derecho penal, pág. 389.

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Principio de confianza
 Las relaciones sociales encuentran un firme apoyo en la confianza. No se trata de una
confianza individual, psicológica, sentimental sino, en todo caso, de una confianza
mediada por lo social. Uno confía razonablemente en que los demás ciudadanos
respetarán la norma. Es posible que se equivoque. Pero, en condiciones normales, la
confianza existe y esa confianza impulsa la relación social.
 La confianza social fomenta la interrelación de los ciudadanos y, además, facilita el
desenvolvimiento de la sociedad. Por ello, la confianza precisa una pluralidad de sujetos
(confiar es verbo transitivo: se confías en algo o en alguien), como se ve muy claramente
en los casos de división jerarquizada del trabajo.
 Conforme al principio de confianza quien cumple su rol y confía razonablemente en que
los demás también lo van a cumplir queda exento de responsabilidad aunque haya de
alguna forma co-organizado el ámbito de organización del cual se deriva un riesgo.
 El principio de confianza tiene algunos límites o excepciones. La confianza es una
conducta convergente que no depende de una única persona sino, al menos, de dos
partes: esto es, la confianza nunca es unilateral sino bilateral. Se confía, pues, en quien
ofrece confianza. Ergo si alguien, por su conducta manifiestamente antijurídica o
incorrecta, niega la posibilidad de que se confía en su comportamiento entonces no puede
alegarse en favor de uno que se ha confiado en él para verse, de sea forma, excluido de la
participación propia.
 Miguel Polaino Navarrete, pág. 395 y ss.
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Prohibición de regreso
 El ejercicio del rol es una garantía para el titular del mismo que blinda su figura al
cumplir con las expectativas sociales. La imputación penal es precisamente lo
contrario que el cumplimiento del rol: es la desviación del rol, la infracción del
mismo. El principio de prohibición de regreso plantea en la moderna teoría de la
imputación objetiva lo siguiente: ¿puede imputarse a alguien participación en un
delito no obstante estar ejerciendo su propio rol social?
 Caso del taxista peruano: un grupo de jóvenes contrata los servicios de un taxi y le solicitan que le transporte
a una dirección X, luego le piden que ingrese por el garaje, donde los jóvenes introducen artefactos
domésticos y que se dirija a la dirección Y, siendo que un vecino se percata del hurto y pasa la voz a la
policía, quien inmediatamente intercepta al taxista y los jóvenes proceden a fugar, dejando al taxista con los
objetos del delito ¿Hay responsabilidad por el delito perpetrado?
 Estos supuestos de prohibición de regreso presentan la siguiente estructura: un
sujeto realiza una conducta en ejercicio de su rol y en ese sentido se dice que su
conducta des neutral o estereotipada; pero sucede que otro sujeto emplea esa
conducta en su beneficio concediéndole un sentido delictivo. La pregunta es
¿mantiene la conducta de quien ejerce el rol su originario sentido neutral (adecuado
al rol, socialmente inocuo) o pierde dese sentido pasando a ser un comportamiento
teñido de sentido delictivo?
 Miguel Polaino Navarrete, pág. 397 y ss.

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 Ejemplo: la conducta del taxista ¿es un comportamiento inocuo de transporte de viajeros o es un acto de
participación delictiva al transportar delincuentes al lugar de los hechos?
 Desde luego, desde el punto de vista causal, la conducta del taxista sería
causal respecto del resultado delictivo. Es más: su aporte es imprescindible
para la co-configuración del hecho y para que el delito se configure en la
forma en que finalmente se ejecutó. Pero ¿realmente ha de resolverse en este
caso imputando al portador del rol, que actúa precisamente en ejercicio de
su rol cuando aportaron alguna prestación que configuró (o se empleó para
configurar) objetivamente un delito? Podría pensarse que la respuesta a esta
pregunta pasaría por analizar el aspecto subjetivo, esto es: lo que el sujeto
conocía.
 Ejemplo: El taxista declara que en el momento que introdujeron los jóvenes algunos artefactos domésticos él
se percató de la posibilidad de que los chicos estuvieran cometiendo un robo ¿Es suficiente el conocimiento
en ese supuesto para la imputación?
 La doctrina mayoritaria contestaría a esta cuestión de la siguiente manera: si
lo sabe, entonces es partícipe (pues su conducta ya no es una conducta
neutral realizada en ejercicio del rol taxista, sino colaboración con un delito);
en cambio, sin no lo sabe, no responde de nada (“ojos que no ven, corazón
que no siente”). Pero ¿es cierto que el mero conocimiento es suficiente para
la imputación?
 Miguel Polaino Navarrete, pág. 398-399.

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Ámbito de competencia de la víctima
 El principio de autopuesta en peligro, también llamado de actuación a
riesgo propio o imputación a la víctima se fundamenta en dos principios
jurídicos básicos: por un lado, en la libertad de la persona, y –por otro- en
el principio de autorresponsabilidad. Conforme a ello, cada cual es libre de
organizar su vida como quiera, pero en todo caso responde de su decisión.
En una sociedad liberal, que trata al ciudadano como alguien “mayor de
edad” (a diferencia de lo que ocurre en un Estado paternalista, en el que el
ciudadano es tratado como un “menor de edad”), la libertad de actuación
tiene como contrapartida siempre la responsabilidad por las consecuencias
y esa libertad es tal que incluso se le reconoce un ámbito en el que, en
ejercicio de su libertad, puede resultar autolesionado.
 El problema se plantea cuando, junto a la autopuesta en peligro, participa
también en el hecho lesivo desde un punto de vista objetivo otro sujeto que,
en principio, actúa en ejercicio de su rol. En estos casos, el ejercicio del rol
excluye la participación punible (heteroadministración), de manera que
seguimos estando antes supuestos de imputación a la víctima.
 Miguel Polaino Navarrete, pág. 392 y ss.

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Tipo subjetivo

 a) Preliminar
 b) El dolo
 c) Estructura del dolo
 d) Clases de dolo
 e) La culpa
 f) Tipo de injusto culposo
 g) Infracción de la norma de cuidado
 h) El resultado
JORGE ROSAS YATACO
Dolo
 En la actualidad la doctrina mayoritaria define el dolo por la confluencia de
los dos elementos (cognitivo y volitivo). De esa forma el dolo se define
como el conocimiento y la voluntad de realización de los elementos del
tipo, de manera que se produce un resultado que es conocido y querido por
el autor. Por ello, en los delitos dolosos existe una coincidencia entro lo
conocido, lo querido y lo ocurrido.
 Ejemplos: - A quiere matar a B. Empuña un arma, se dirige a su víctima y dispara produciendo su muerte:
delito doloso de asesinato.
 - A obliga a B a mantener relaciones sexuales contra su voluntad: delito doloso de agresión sexual.
 En todos estos supuestos el hecho punible se imputa a título de dolo. Actúa,
pues, dolosamente quien sabe lo que hace y quiere hacerlo (Rodríguez
Devesa). La doctrina discute cuál es el ámbito que ha de abarcar tanto el
conocimiento como la voluntad. El conocimiento propio de dolo abarca, por
lo general, a la totalidad de elementos del tipo de injusto, porque si el
autor yerra sobre alguno de ellos quedará exento de responsabilidad (si el
error era invencible) o responderá en todo caso como delito imprudente (si
el error fuera vencible).
 Miguel Polaino N., pág. 408 y ss.
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Estructura del dolo
 El dolo está constituido por un aspecto cognitivo que favorece la aprehensión del
acto, su conocimiento, y un aspecto volitivo que mueve la ejecución al querer el
sujeto realizarlo. Ambos elementos del dolo facilitan “la imagen refleja del tipo
objetivo”.
 A) Elemento cognitivo del dolo
 Se trata del conocimiento que debe tener el agente, de estar realizando todos los
elementos del tipo objetivo, tanto los descriptibles perceptibles por los sentidos,
como los normativos que exigen una aproximación valorativa, que no tiene que ser
exacta, bastando con que sea paralela en la esfera de lo profano.
 Este elemento de naturaleza intelectual informa además de las relaciones causales
que contiene el tipo, así como el resultado, y los elementos de la autoría.

 B) Elemento volitivo
 Este elemento del dolo mueve la acción, pues constata la voluntad de ejecutar el acto
lesivo del bien jurídico. Se trata de una instancia emocional antes que conativa y en
la que se hace presente que el autor quiere el acto.
 La volición presupone una dirección de la voluntad hacia la realización del tipo.
 Javier Villa Stein, Derecho penal, parte general, pág. 309.
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Clases de dolo
 La doctrina distingue tres clases de dolo: directo de primer grado, de segundo grado
y dolo eventual.
 Dolo directo de primer grado
 El dolo directo (dolus directus) el autor persigue la realización del delito, esto es,
demuestra su resolución inequívoca tendente al fin delito. Por ello, algunos autores
designan a esta clase de dolo como intención. Pero esta denominación identificadora
de dolo e intención en Derecho penal no es correcta, pues la intención alude,
propiamente, a una clase muy específica de delitos dolosos que contiene además del
dolo –y más allá de él- la exigencia de un singular elemento subjetivo del injusto de
corte intencional. La intención en cuanto elemento subjetivo del tipo de injusto va
más allá del dolo: comienza allí donde termina el dolo. Hay que conocer y querer
realizar algo (actuar con dolo), para perseguir el fin (o actuar con la singular
intención) de alcanzar una meta específica. La cual se puede conseguir o no, pues el
tipo se concreta mediante la acción dolosa inspirada en la intención subjetiva del
autor.
 Ejemplo: A quiere matar a B. Aguarda a la situación más propicia, busca el arma más certera y dispara
asegurándose el resultado: la muerte (delito doloso de asesinato) queda abarcada por un dolo directo de
primer grado.
 Miguel Polaino, pág. 411.

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Dolo directo de segundo grado
 En esta clase de dolo directo el autor no persigue el delito, pero sabe con seguridad
(o casi con toda seguridad) que su actuación dará lugar al delito. El autor no quiere
en principio el delito, pero se lo representa como una consecuencia inevitable y
necesaria, y –en tal sentido- llegar a querer a la postre el delito.
 Ejemplo: A quiere disparar y matar a B, que se halla en un museo justo delante de un valiosísimo jarrón de
porcelana. Sabe con seguridad que si dispara en ese momento caerá sobre el jarrón y lo romperá. Lo acepta,
dispara y produce la muerte (delito doloso de homicidio). El delito doloso de daños que también comete
queda abarcado por el dolo directo de segundo grado.
 Miguel Polaino N. pág. 412.

 El agente cuando ejecuta un hecho ilícito advierte que, además del resultado que
busca generar, se van a producir otros resultados que están vinculados al principal
de manera necesaria e inevitable. El sujeto considera que el resultado está
acompañado de consecuencias necesarias e inevitables (dolo de consecuencias
necesarias).
 Ejemplo: el que para matar a un funcionario sabe que al colocar el explosivo en la carrocería del vehículo en
el que viaja, también matará al chofer y a otro acompañante. Aquí, es dominante el aspecto cognoscitivo del
dolo, ya que el sujeto activo no quiere directamente las consecuencias que sabe que se van a ocasionar, pero
las admite como necesariamente vinculadas el resultado principal que busca.
 Felipe Villavicencio T., pág. 369.

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Dolo eventual
 Al respecto existen dos teorías: del consentimiento y de la probabilidad,
donde la concepción dominante asume una posición intermedia: dolo
eventual significa que el autor considera seriamente la posibilidad de
realización del tipo legal y se conforma con ella. Tomar en serio la
posibilidad de realización del delito significa que el autor juzgue el riesgo de
realización del tipo como relativamente elevado. Conformarse con la posible
realización del tipo significa que el sujeto acepta la posible realización del
resultado o, por lo menos, se resigna a ella. Lo que el autor debe aceptar es
la posibilidad del resultado o el resultado en tanto posible, no el resultado
en sí, porque en tal caso hay dolo directo.
 El dolo eventual se constituye como el límite determinante entre el dolo y la
culpa (en este caso culpa consciente). Y es que se identifican en ambos una
base común: se reconoce la posibilidad de que se produzca y no se desea el
resultado. El dolo eventual se presenta cuando el sujeto cuenta con la
posibilidad de producción del resultado, la culpa consciente cuando el
sujeto confía en que el delito no se produciría.
 Felipe Villavicencio T., pág. 371-372-

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La Culpa
 Mientras las conductas delictivas dolosas consisten en que la acción es emprendida
con la finalidad de realizar la lesión al bien jurídico, la conducta imprudente o
culposa es la acción peligrosa emprendida sin ánimo de lesionar el bien jurídico
pero, por falta de cuidado o diligencia debida, causa su efectiva lesión.
 El tipo de injusto doloso del homicidio prohíbe matar a otro a sabiendas y el tipo de
injusto del delito imprudente de homicidio prohíbe realizar conductas peligrosas
para la vida de los demás que produzcan la muerte de otro.
 El delito imprudente se concibe aquí pues como un tipo estructuralmente propio y
distinto del doloso, cuyo injusto está constituido objetivamente por la producción
del resultado típico, consecuencia de una acción que infringe el deber normativo de
cuidado y en lo subjetivo por la capacidad individual de prever efectivamente el
peligro de realización del resultado típico.
 La razón y fundamento de la incriminación de los delitos imprudentes se encuentra
en un doble aspecto. En primer lugar, en el desvalor de la conducta que comporta la
infracción de la norma de cuidado, por crear o incrementar el peligro de la vida
social. En segundo lugar, es el desvalor del resultado típico, esto es, la lesión o
puesta en peligro del bien jurídico.
 Ignacio Berdugo Gómez De La Torre, pág. 205.

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Tipo objetivo de injusto culposo
 Si bien existen ciertos elementos que coinciden con la estructura del tipo objetivo
doloso, existen otros que le dan una característica especial, independiente y
autónoma; así tenemos: la acción típica, el deber objetivo de cuidado y el resultado.
 La tipificación y sanción del delito culposo gira en torno a varios puntos:
 1. Sólo se sanciona a título de culpa, si el delito está expresamente tipificado en la ley
(art. 12°, 2do. Párrafo, CP).
 2. El comportamiento del agente debe infringir una norma de cuidado.
 3. Se debe analizar si el comportamiento del agente era el objetivamente debido en la
situación que se la ha presentado para evitar la lesión del bien jurídico. Se debe tener
en cuenta el criterio de la previsibilidad.
 4. La capacidad del agente. Se le exige el comportamiento objetivamente debido
teniendo en cuenta sus características y capacidades individuales.
 5. Debe existir relación de causalidad –teoría de la equivalencia de condiciones- entre
el comportamiento del agente y el resultado efectivamente producido.
 6. De no haberse producido un resultado lesivo para el bien jurídico no se sanciona
el delito culposo.
 7. No existe tentativa en los delitos culposo.
 Luis Miguel Bramont-Arias Torres, pág. 232.
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La acción típica

 La acción típica en los delitos culposos va dirigida a un fin que no


concuerda con el resultado producido (lesión del bien jurídico). Es decir, se
viola la norma –de mandato o de prohibición- dada por el ordenamiento
jurídico penal, pero sin querer hacerlo y, justamente esa conducta se
encuentra descrita en el tipo penal. En este sentido Jescheck dice:
Imprudentemente actúa, quien realiza el tipo de una ley penal a
consecuencia de la vulneración no querida de una norma de cuidado, sin
advertirlo, pese a que debía o considerándolo posible pero confiando contra
su deber en que el resultado no se produciría.
 Por lo tanto actúa culposamente el que no observa el cuidado requerido; en
otros términos, el que no cumple con el deber objetivo de cuidado y, a la vez
no previene –debiendo hacerlo- el resultado lesivo para el bien jurídico.
 Luis Miguel Bramont-Arias T., pág. 232.

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El deber objetivo de cuidado
 Se analiza desde criterios objetivos: se debe valorar la conducta realizada
por el sujeto desde el punto de vista de un observador imparcial y teniendo
en consideración los conocimientos –de acuerdo a las circunstancias- del
hombre medio. Debemos tener en cuenta el cuidado objetivo y normativo:
 Objetivo: No interesa el cuidado que en el caso concreto ha tenido el autor,
sino cuál es el cuidado requerido en la vida de relación social respecto del
hecho acaecido.
 Normativo o valorativo: Este surge de la confrontación entre la conducta
que hubiera seguido un hombre razonable y cuidadoso en la situación del
autor y la realizada por el autor realmente.
 Los elementos del juicio normativo son:
 Intelectual: Se debe practicar un juicio de probabilidad objetiva, es decir, se
debe tener en cuenta todas las consecuencias de la acción que
razonablemente eran de probable producción.
 Valorativo: Sólo es contraria al cuidado aquella conducta que esté por
debajo de la medida adecuada socialmente.
 Bramont-Arias Torres, pág. 233-234.
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Resultado
 En los delitos culposos el desvalor se centra en la acción, es decir en el
comportamiento descuidado del sujeto que viola la norma de cuidado. Siendo ésta la
premisa que guía el análisis de este tipo de delito culposo, resulta contradictorio
exigir la existencia de un resultado lesivo para el bien jurídico para poder sancionar
la conducta.
 Bramont-Arias, T., pág. 236.

 Para que el resultado típico producido sea atribuido al autor de la infracción de la


norma de cuidado el resultado tiene que ser objetivamente imputable a su acción, y
el resultado será imputable si se encuentra en relación de causalidad con la acción y
la acción contraria a la norma de cuidado ha creado o incrementado el riesgo de
realización del mismo y ese riesgo es de los que la norma de cuidado infringida
quería evitar.
 Berdugo Gómez De La Torre, pág. 209.

 La producción del resultado es el “componente de azar” de los delitos imprudentes,


ya que éstos sólo pueden ser castigados cuando el resultado tiene lugar, por más que
la acción imprudente sea la misma se produzca o no el resultado, que normalmente
consistirá en la lesión de un bien jurídico y otras veces, las menos, en su puesta en
peligro.
 Muñoz Conde, pág. 288.
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Error de tipo
 No hay dolo cuando el autor ignora alguno o todos los elementos del tipo
objetivo. En esto radica el error de tipo. Se trata de un error sobre los
elementos del tipo.
 Artículo 14.- Error de tipo y error de prohibición.
 El error sobre un elemento del tipo penal o respecto a una circunstancia que agrave la pena, si es invencible,
excluye la responsabilidad o la agravación. Si fuere vencible, la infracción será castigada como culposa
cuando se hallare prevista como tal en la ley.
 El error invencible sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la infracción
penal, excluye la responsabilidad. Si el error fuere vencible se atenuará la
pena.
 Quien mata debe saber que lo hace y tal cosa no le ocurre al cazador que
creyendo dispararle a una pieza de caza. Impacta sobre el guardabosques,
matándolo.
 Se diferencia el “error de tipo” del “error de prohibición”, por el hecho de que
en este último caso el autor no desconoce los elementos de la descripción
típica, sino del hecho de estar prohibida. Sabe lo que hace pero lo cree lícito, no
prohibido.
 Javier Villa Stein, pág. 312-313.
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Atipicidad
 Es la ausencia de tipicidad (ausencia de imputación) supone la exclusión
del delito u por lo tanto la negación del tipo. Estos supuestos de atipicidad
se originan a partir de criterios de no atribución, mejor dicho, de argumentos
que sostienen que una conducta determinada no se corresponde a lo que
se prevé en el tipo legal.
 Se identifican dos tipos de atipicidad:
 A) Atipicidad absoluta: ausencia típica de una conducta dentro del texto
penal. Aquí hay una verdadera ausencia del tipo penal debido a que la ley
no considera dicha conducta como hecho punible.
 B) Atipicidad relativa: una conducta se halla tipificada de antemano como un
hecho punible pero en el caso concreto no se logra su adecuación típica
debido a que no reúne las exigencias típicas que reclama el tipo penal. Esta
última, dependiendo de la estructura del tipo del que se trate, se originan
situaciones de atipicidad objetiva o atipicidad subjetiva.

JORGE ROSAS YATACO


 Atipicidad objetiva
 Ausencia de imputación objetiva, supone en términos
generales la ausencia de alguna de las características
del tipo en su aspecto objetivo. Ejemplo: ausencia de
condiciones o cualidades exigidas al sujeto activo
(delitos de infracción del deber), ausencia de
condiciones exigidas al objeto del delito (v. gr. bien
mueble ajeno, en el hurto, art. 185°, Código Penal).
 Atipicidad subjetiva
 Ausencia de imputación subjetiva, supone la ausencia
de algunas de las características del tipo en su
aspecto subjetivo. Ejemplo: error de tipo inevitable,
ausencia de elementos subjetivos del tipo diferentes
al dolo.
 Felipe Villavicencio. JORGE ROSAS YATACO
La causalidad. Teorías. Causalidad hipotética, concausas y
procesos causales complejos.
 La conducta humana causa un resultado. Sólo del resultado que provenga de
ella tendrá significación jurídico-penal. Para tipificar una conducta a un tipo
legal, es necesario comprobar la relación existente entre esta conducta y el
resultado típico, confirmando con ello que una es la concreción de la otra, es
decir, existe una relación suficiente entre ellas.
 Felipe Villavicencio T., pág. 317.

 La causalidad es, pues, originariamente, la relación natural y biológica de causa-


efecto que vincula la manifestación externa de la voluntad expresada en una
acción u omisión y la producción de un resultado (material o jurídico). Se trata
de un concepto prejurídico, ontológico y no normativo. A este concepto de
causalidad aludía Franz Von Liszt al referirse a la “provocación de vibraciones
en el aire y de procesos fisiológicos en el sistema nervioso del agredido”, esto es:
a causación de modificaciones perceptibles por los sentidos.
 Miguel Polaino N., pág. 372.

 Las teorías más conocidas son la teoría de la equivalencia de condiciones, la


teoría de la causalidad adecuada y la teoría de la relevancia típica.

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Teoría de la equivalencia de las condiciones

 De acuerdo a esta teoría, todas las condiciones que concurren en un resultado


tienen idéntica y equivalente calidad causal. Una condición es causa del
resultado si suprimiéndola mentalmente, el resultado no se hubiera producido
(fórmula de la supresión hipotética o de la conditio sine qua non). Ejemplo: si
mentalmente suprimimos el disparo del arma de fuego, la muerte del sujeto no
se produciría.
 Felipe Villavicencio, pág. 318.
 Para esta teoría es causa toda condición –sin importar su mayor o menor
proximidad o importancia- que ha intervenido o influenciado de una forma u
otra en la producción de un resultado concreto. Para esto se empleó la fórmula
llamada “condijo sine qua non” (condición sin la cual no se habría producido el
resultado): consistente en suprimir mentalmente la conducta investigada, para
saber si el resultado hubiera sucedido de todas maneras o no.
 Para esta teoría todas las causas son equivalentes, no hay causa de mayor ni
menor valor que otra, de aquí entonces su nombre, equivalencia de condiciones.
 Bramont-Arias Torres, pág. 182.

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Teoría de la causalidad adecuada
 Para esta teoría se requiere que el resultado causado por el autor fuese
hasta cierto punto probable al realizarse la acción para que ésta pueda
contemplarse como causa del resultado. La condición ha de ser adecuada
al resultado y sólo lo son aquellas condiciones típicamente apropiadas para
producir el resultado.
 Ejemplo: una lesión leve no es adecuada para matar, tampoco una bofetada, salvo
que se presenten calidades especiales en la víctima (v. gr. Hemofilia).
 Esta teoría busca mayores precisiones de la relación de causalidad, y para
ello establece, que no toda condición viene a ser causa determinante del
resultado, sino sólo aquellas que de acuerdo con la experiencia común,
generalmente pueden ocasionar el resultado.
 Ejemplo: la ingesta de una sustancia tóxica, nos indica por experiencia habitual que
es idónea para producir la muerte. Se introduce un criterio valorativo (la experiencia
común) frente al amplio criterio naturalístico de la teoría anterior, logrando restringir
el concepto de causalidad a la causalidad jurídico-penalmente relevante.
 Felipe Villavicencio, pág. 320.

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Teoría de la relevancia típica

 Se establece que la verificación de la relación de causalidad no basta para


fundamentar la responsabilidad penal sino que se requiere además la
relevancia jurídico-penal. Si bien todas las condiciones, en sentido
naturalístico nos pueden llevar al resultado, en sentido jurídico-penal, esto
no es así. La relación causal por sí sola no es lo suficientemente idónea para
explicar la responsabilidad por el resultado, sino que debe existir cuando el
resultado aparezca conectado causalmente con el acto de voluntad del autor.
La equivalencia causal de las fracciones causales no trae, pues, consigo
equivalencia jurídica. Entre la causalidad de la acción y el problema de la
del resultado. Por lo tanto, el nexo causal tiene que ser jurídicamente
relevante para que se logre el nexo de responsabilidad. Con ello, la teoría de
la relevancia distingue claramente entre concepto causal y concepto de
responsabilidad.
 Felipe Villavicencio, pág. 320-321.

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La comisión por omisión. Omisión pura o propia.
Omisión impropia

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