Nuestro Señor Jesucristo ordenó que la Iglesia celebrara
la Santa Cena para recordar su muerte por nuestros pecados y así alimentarnos espiritualmente. Antes de participar, debemos examinar nuestras vidas para luego arrepentirnos sinceramente de nuestros pecados. Debemos asegurar que estemos en amor con nuestro prójimo y que tengamos el propósito de vivir siempre una vida recta. Examinémonos delante de Dios: Todos: Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón: pruébame y conoce mis pensamientos; y mira si voy por el camino del mal, y guíame en el camino eterno.
El Señor Jesucristo dijo: “amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. El Señor Jesucristo dijo: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”.
Este es el primero y grande mandamiento.
Y el segundo es semejante:
“amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. TODOS
Ten compasión de nosotros, oh Señor y graba
todos estos mandamientos en nuestro corazón por tu Espíritu Santo.
Dios de misericordia, confesamos que hemos
pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra; por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado sin hacer. No te hemos amado con todo el corazón, no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos de lo malo que hemos hecho. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros, perdónanos y llénanos del poder de tu Espíritu Santo para andar en tus caminos y glorificar tu nombre. Amén. DECLARACIÓN DEL PERDÓN
El Dios Todopoderoso tenga
misericordia de ustedes y perdone sus pecados por medio de Jesucristo; los santifique y los lleve a la vida eterna por el poder del Espíritu Santo. Amén Todos: Dios tenga también misericordia de ti, perdone tus pecados por medio de Jesucristo, te santifique y te lleve A la vida eterna por el poder del Espíritu Santo. Amén.
La paz de Dios sea siempre con
ustedes
Todos: Y también contigo.
Ministro: Demos gracias a Dios por su creación.
Señor, te agradecemos por el mundo que
tu creaste. Te damos gracias por nuestras vidas, la salud que gozamos, el alimento que comemos, el trabajo que tenemos, y el amor fraterno en nuestros hogares. M. Demos gracias a Dios por nuestra redención.
Padre, te damos gracias que cuando
habíamos caído en pecado, tu enviaste a tu Hijo, Jesucristo. Te alabamos por su Nacimiento, su ministerio, su muerte por nuestros pecados, y su resurrección de entre los muertos. Te bendecimos por la nueva vida que Él ha provisto para nosotros. Te agradecemos por nuestro crecimiento en gracia y por la promesa de la gloria eterna por tu Hijo, nuestro Señor. Demos gracias a Dios por este sacramento.
Todopoderoso Dios, te agradecemos por
estos dones de pan y vino. Te pedimos que, por el poder del Espíritu Santo, podamos ser participantes por fe del cuerpo y de la sangre de Cristo y así recibir los beneficios de su pasión y muerte. ACERCAMIENTO A LA MESA
Padre celestial, al acercarnos a esta tu
mesa, te damos gracias que juntos podemos hacer memoria de este sacrificio perfecto y suficiente, ofrecido por nuestro Señor Jesucristo una vez para siempre en la cruz para nuestra redención. Él, en la misma noche que fue entregado, tomó pan y, habiendo dado gracias, lo partió y dijo: Tomen y coman; esto es mi cuerpo que fue dado por ustedes; hagan esto en memoria de mi.
Así mismo, después de la cena, tomó la
copa diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto todas las veces que la beban en memoria de mi. Oh Cristo, tu muerte proclamamos, tu resurrección confesamos, tu venida esperamos. Gracias, Señor. Amén. GRATITUD y ENTREGA
Te alabamos, oh Padre, te damos
gracias y te glorificamos por habernos alimentado con el cuerpo de tu Hijo Jesucristo y con su sangre. Como respuesta a tu amor, te ofrecemos aquí y ahora nuestras vidas a tu servicio como sacrificio vivo. Llénanos con la gracia y el poder de tu Espíritu Santo a fin de que podamos vivir en este mundo para tu honra y gloria. Ayúdanos a ser responsable y honestos en nuestros trabajos diarios; amar a Nuestros colegas y vecinos, respetando sus vidas y sus propiedades; a socorrer al enfermo y al necesitado; y así dar testimonio eficaz de tu amor hacia nosotros. A ti te damos gloria y honor mediante Jesucristo nuestro Señor. Amén. Acompáñanos, oh Señor, al salir de aquí. Enseña a los labios que han cantados tus alabanzas a decir siempre la verdad. Haz los oídos que han recibido tu palabra sordos a todo lo que es inmundo. Guía a los pies que nos han traído aquí para andar siempre en tus caminos; por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
La bendición de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, sea con nosotros y more con nosotros eternamente. Amén