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Carta encíclica

CARITAS IN VERITATE
S.S. Benedicto XVI

Cap. V. La colaboración de la
familia humana
En su inicio, N° 53, nos habla de la
soledad como la más grande pobreza
en el hombre actual, el cual nace de su
aislamiento; esto debido a la dificultad
de no amar y no ser amado.
En muchas ocasiones este aislamiento
es el resultado del proceso de
alienación, ya que entregamos nuestros
proyectos exclusivamente a ideologías
falsas y baratas: perdiéndose con esto
el desarrollo integral de los pueblos y
se nubla todo nuestro proyecto como
familia humana que somos.
El hombre se valoriza no aislándose, sino
poniéndose en relación con los otros y
con Dios; convirtiéndonos así en la gran
familia de Dios como Padre.
Por lo anterior, el mundo está siendo
atravesado por algunas culturas de
trasfondo religioso, que no llevan al
hombre a la comunión, sino que lo aíslan
en la búsqueda de un bienestar individual.
Nosotros como familia humana
podemos hacer varios aportes
importantes a nuestra sociedad como
la solidaridad, la justicia y la paz. (N°
54).
Como comunidad/familia estamos en
el deber de hacer un adecuado
discernimiento sobre la contribución
de nuestra cultura y nuestra religión en
la construcción de una comunidad
social y su respeto al bien común. (N°
55).
Se presenta la ruptura del diálogo entre
fe y razón, diálogo que hace más eficaz
el ejercicio de la caridad en el ámbito
social y es el marco más apropiado de
compartir entre creyentes y no
creyentes, contribuyendo a la paz, a la
justicia y vivir como la familia del
proyecto divino. (N° 57).
Nos habla del principio de
subsidiariedad (principio en virtud del
cual el Estado sólo debe ejecutar una
labor orientada al bien común), el cual
debe estar íntimamente unido a la
solidaridad (Adhesión o apoyo
incondicional a causas o intereses
ajenos, especialmente en situaciones
comprometidas o difíciles). (N° 58).
En el campo de la Educación se
presenta un relativismo frente a la
persona, se desvirtúa su dignidad,
trayendo esto serios problemas
morales. Se ve escases de recursos
técnicos y pedagógicos a la hora de
transmitir una educación integral.
La migración desintegra nuestra
condición de familia humana afectando
con esto grandes dimensiones en
nuestra vida cotidiana: social,
económico, político, cultural y
religioso.
La pobreza es el resultado de la
violación de la dignidad del trabajo
humano, bien porque se limita en sus
posibilidades, bien porque se devalúan
los derechos que fluyen del mismo,
especialmente al digno salario, a la
seguridad de la persona, del trabajador
y su familia. (N° 63).
La encíclica nos plantea el tema de las
finanzas, el cual puede ser un gran
instrumento encaminado a producir
mejor nuestras riquezas y un
desarrollo integral; ya que toda
economía y toda finanza deben ser
utilizadas de manera ética, para crear
las condiciones adecuadas para el
desarrollo del hombre y de los pueblos.
Para esto se plantea un gobierno en
economía y autoridad mundial, la
cual debe atenerse de manera concreta
a los principios de subsidiariedad y
solidaridad.
Concluye manifestando una oportuna
integralidad en el desarrollo humano
cultural, una adecuada realización y
estabilización del bien común, el
cumplimiento en los proyectos de paz y la
verdadera justicia, el equilibrio adecuado
entre poderes ayudando con esto a las
Naciones más pobres, a través de una
autoridad universal que lleve todo esto por
medio de un orden social y orden moral.

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