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QUIROZ, A. (2019) Historia de la corrupción en el Perú. 3ra edición. Lima: IEP: 34.
A tomar en cuenta:
(…) La sexualización de las niñas y la infantilización de las mujeres son dos caras de la misma moneda. Ambas nos educan en la
creencia de que la juventud, la inexperiencia y la ingenuidad deben ser rasgos considerados sexys en las mujeres, pero no en los
hombres. Esto refuerza la diferencia de poder y estatus entre hombres y mujeres, en la que la vulnerabilidad, la debilidad y la
dependencia, y sus opuestos, son rasgos de género: deseables en uno, pero no en el otro.
(...) Los rasgos infantiles, según sostiene Gould, inspiran la necesidad de cuidado: “cuando uno ve a una criatura con características
infantiles, siente inmediatamente una ternura que anula su resistencia”. Por su parte, Allison Guy ha observado esa misma
tendencia en el cambio de look de los juguetes –ojos agrandados, cabezas grandes, miembros engrosados-; sin embargo, esos
cambios han ocurrido, principalmente, en juguetes dirigidos a infantes y niñas, no en los de los niños. Para Guy, esta tendencia es
el “resultado del mandato cultural de que la mujer debe encarnar lo lindo [cute] y lo sexual por igual”. Así, las mujeres usan ropas
lindas [cute] con patrones coloridos asociados a lo infantil y llevan “faldas vueludas” y camisetas tipo “baby doll”. Usan delineador
para crear la ilusión de ojos más grandes y redondeados, como el de los niños, base de maquillaje para ocultar las marcas de la
edad en el rostro y color en las mejillas como una forma de copiar el rubor de la juventud. A ellas se les enseña estas obligaciones
desde pequeñas. ¿Qué significa que la belleza femenina esté asociada a la juventud, pero la belleza masculina no, es decir, que
se quiera que la mujer sea infantilmente bella y sexual a la vez? Significa que nos sentimos cómodos con mujeres que parecen
desprotegidas y necesitan atención. Es posible que nosotros mismos alentemos o, incluso, exijamos estos requisitos en las
mujeres. Quizá, estos rasgos infantilizados son más tranquilizadores en mujeres que, de hecho, no son indefensas. Lo que
sostengo es que estamos más dispuestos a aceptar a mujeres poderosas cuando ellas se ajustan a estos patrones de belleza.
Cuando no lo hacen, normalmente son consideradas amenazantes o, simplemente, no deseables. Así que, en efecto, la
sexualización de las chicas es interesante – sin que eso signifique que, sin duda, no es bueno para ellas y probablemente contribuya
al interés de los hombres mayores en mujeres muy jóvenes -, pero, como se ha visto, no se trata solo de sexualizar a las niñas
desde temprano, sino de infantilizar a las mujeres adultas como una manera de recordarles su posición respecto a los hombres
determinada por la sociedad.
Traducido de https://thesocietypages.org/socimages/2013/08/08/power-mickey-mouse-and-the-infantilization-of-women/
Parte 2: argumentación
“(…) Esa chica coqueteó con la muerte y terminó muriendo (…) Esta chica
jugó con fuego y terminó quemándose (…) ¿Qué hacía esta chica con
alguien que recién conoce esa noche? ¿Y las amigas? ¿Cómo se les
ocurre ir a las 12:38 a la discoteca? (…) Y después, a las cuatro y pico,
¿a qué vas a un bulín? A tener sexo, pues, si ya estabas borracha. La
chica juntó todas las figuritas para que la maten”.
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