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Julio - Mes dedicado a la

Devoción de la Preciosísima Sangre de Cristo


ÍNDICE
(Veinte apartados)
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que quieras ver)

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ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA
VENERACION A LA PRECIOSISIMA SANGRE DE
CRISTO

El Papa Juan XXIII pidió que se extendiera cada día


más el Culto a la Preciosísima Sangre de Jesucristo.
El mismo Papa que mandó inscribir en el Ritual de la
Iglesia la Letanía a la Sangre Preciosa de Cristo, nos
mandaba también añadir, antes de la reserva del
Santísimo Sacramento, la alabanza: ¡Bendita sea su
preciosísima Sangre! ¿Por qué?... Esa Sangre por la
que fuimos salvados merece una devoción especial.
Además, es un reconocimiento agradecido al amor de
Jesucristo, que no ahorró ningún sufrimiento a fin de
ganarse el amor de nuestros corazones.

La veneración de la Sangre de Cristo ha pasado


del culto litúrgico a la piedad popular, en la que tiene
un amplio espacio y numerosas expresiones. Entre
éstas hay que recordar:
• la Corona de la preciosa Sangre de Cristo, en la que
con lecturas bíblicas y oraciones son objeto de
meditación piadosa "siete efusiones de sangre" de
Cristo, explícita o implícitamente recordadas en los
Evangelios: la sangre derramada en la circuncisión,
en el huerto de los olivos, en la flagelación, en la
coronación de espinas, en la subida al Monte
Calvario, en la crucifixión, en el golpe de la lanza;
• las Letanías de la Sangre de Cristo: el formulario
actual, aprobado por el Papa Juan XXIII el 24 de
Febrero de 1960, se despliega desde un argumento
en el que la línea histórico-salvífica es claramente
visible y las referencias a pasajes bíblicos son
numerosas;
• la Hora de adoración a la preciosa Sangre de Cristo,
que adquiere una gran variedad de formas, pero con
un único objetivo: la alabanza y la adoración de la
Sangre de Cristo presente en la Eucaristía, el
agradecimiento por los dones de la redención, la
intercesión para alcanzar misericordia y perdón, la
ofrenda de la Sangre preciosa por el bien de la
Iglesia;
El valor salvífico de la sangre de Cristo ocupa un
puesto central en la fe y en la salvación. Cristo con
su sangre inocente y preciosa nos ha rescatado de la
antigua esclavitud (cfr. 1 Pe 1,19) y nos limpia de todo
pecado (1 Jn 1,7). Mediante la sangre derramada en la
Cruz, Cristo puso en paz el cielo y la tierra (cfr. Col
1,20).

El cáliz eucarístico (en la Santa Misa) contiene la


Sangre de la Alianza nueva y eterna, derramada por la
remisión de los pecados. La Sangre de Cristo es
bebida de salvación, conforme a las palabras del
Maestro: "el que come mi carne y bebe mi sangre
tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último día"
(Jn 6,54). Por eso, la Iglesia a través del sacerdote,
eleva a Dios Padre, en acción de gracias, el cáliz de la
bendición y lo ofrece a los fieles como sacramento de
verdadera y real comunión con la sangre de Cristo (1
Cor 10,16). Esta conversión milagrosa del vino en la
Sangre de Cristo se conoce con el termino de
Transubstanciación. El pan deja de ser pan, el vino
deja de ser vino porque suceden en su lugar el
cuerpo y la sangre de Cristo. Las sustancias del pan
y el vino cesan. la materia y la forma del pan y del
vino se convierten. Solo los accidentes permanecen
sin cambiar, por eso seguimos viendo el pan y el vino
pero substancialmente ya no lo son, porque en ellos
está realmente el cuerpo, sangre, alma y divinidad de
Cristo. El valor y la eficacia redentora de la Sangre de
Cristo derramada para nuestra salvación, son objeto
de memoria y adoración constante.
CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO
Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS

DIRECTORIO
SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA

PRINCIPIOS Y ORIENTACIONES
CIUDAD DEL VATICANO 2002
CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO
Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS
DIRECTORIO
SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
PRINCIPIOS Y ORIENTACIONES
CIUDAD DEL VATICANO 2002

CAPÍTULO IV. AÑO LITÚRGICO Y PIEDAD POPULAR


La preciosísima Sangre de Cristo

175. En la revelación bíblica, tanto en la fase de figura,


propia del Antiguo Testamento, como en la de
cumplimiento y perfección, propia del Nuevo, la sangre
aparece íntimamente relacionado con la vida, y como
antítesis con la muerte, con el éxodo y la pascua, con el
sacerdocio y los sacrificios cultuales, con la redención y
la alianza.
Las figuras del Antiguo Testamento referidas a la sangre
y a su valor salvífico se han realizado de modo perfecto
en Cristo, sobre todo en su Pascua de Muerte y
Resurrección. Por esto el misterio de la Sangre de Cristo
ocupa un puesto central en la fe y en la salvación.
Con el misterio de la Sangre salvadora se relacionan o
remiten al mismo:
- el acontecimiento de la Encarnación del Verbo (cfr. Jn
1,14) y el rito de incorporación del recién nacido Jesús al
pueblo de la Antigua Alianza, mediante la circuncisión
(cfr. Lc 2,21);
- la figura bíblica del Cordero, con una multitud de
aspectos e implicaciones: "Cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo" (Jn 1,29.36); en la que confluye la
imagen del "Siervo sufriente" de Isaías 53, que carga
sobre sí los sufrimientos y el pecado de la humanidad
(cfr. Is 53,4-5); "Cordero pascual" (cfr. Ex 12,1; Jn 12,36),
símbolo de la redención de Israel (cfr. Hech 8,31-35; 1
Cor 5,7; 1 Pe 1,18-20);
- el "cáliz de la pasión", del que habla Jesús, aludiendo a
su inminente muerte redentora, cuando pregunta a los
hijos de Zebedeo: "¿Podéis beber el cáliz que yo voy a
beber?" (Mt 20,22; cfr. Mc 10,38) y el cáliz de la agonía
del huerto de los olivos (cfr. Lc 22,42-43), acompañado
del sudor de sangre (cfr. Lc 22,44);
- el cáliz eucarístico, que en el signo del vino contiene la
Sangre de la Alianza nueva y eterna, derramada por la
remisión de los pecados, y es memorial de la Pascua del
Señor (cfr. 1 Cor 11,25) y bebida de salvación, conforme
a las palabras del Maestro: "el que come mi carne y bebe
mi sangre tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último
día" (Jn 6,54);
- el acontecimiento de la muerte, porque mediante la
sangre derramada en la Cruz, Cristo puso en paz el cielo
y la tierra (cfr. Col 1,20);
- el golpe de la lanza que atravesó al Cordero inmolado,
de cuyo costado abierto brotaron sangre y agua (cfr. Jn
19,34), testimonio de la redención realizada, signo de la
vida sacramental de la Iglesia – agua y sangre, Bautismo
y Eucaristía -, símbolo de la Iglesia nacida de Cristo
dormido en la Cruz.
176. Con el misterio de la sangre se relacionan, de modo
particular, los títulos cristológicos de Redentor: Cristo
con su sangre inocente y preciosa nos ha rescatado de
la antigua esclavitud (cfr. 1 Pe 1,19) y nos "limpia de
todo pecado" (1 Jn 1,7); de sumo Sacerdote de los
"bienes futuros", porque Cristo "no con sangre de
machos cabríos y becerros, sino con su propia sangre
entró una vez para siempre en el santuario,
obteniéndonos la redención eterna" (Heb 9,11-12); de
Testigo fiel (cfr. Ap 1,5) que hace justicia a la sangre de
los mártires (cfr. Ap 6,10), que "fueron inmolados por la
Palabra de Dios y por el testimonio que dieron de la
misma" (Ap 6,9); de Rey, el cual, Dios, "reina desde el
madero", adornado con la púrpura de su propia sangre;
de Esposo y Cordero de Dios, en cuya sangre han
lavado sus vestiduras los miembros de la comunidad
eclesial – la Esposa –(cfr. Ap 7,14; Ef 5,25-27).
177. La extraordinaria importancia de la Sangre
salvadora ha hecho que su memoria tenga un lugar
central y esencial en la celebración del misterio del
culto: ante todo en el centro mismo de la asamblea
eucarística, en la que la Iglesia eleva a Dios Padre, en
acción de gracias, el "cáliz de la bendición" (1 Cor 10,16)
y lo ofrece a los fieles como sacramento de verdadera y
real "comunión con la sangre de Cristo" (1 Cor 10,16), y
también en el curso del Año Litúrgico. La Iglesia
conmemora el misterio de la Sangre, no sólo en la
solemnidad del Cuerpo y Sangre de Señor (jueves
siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad), sino
también en otras muchas celebraciones, de manera que
la memoria cultual de la Sangre que nos ha rescatado
(cfr. 1 Pe 1,18) está presente durante todo el Año. Por
ejemplo, en el Tiempo de Navidad, en las Vísperas, la
Iglesia, dirigiéndose a Cristo canta: "Nos quoque, qui
sancto tuo/ redempti sumus sanguine,/ ob diem natalis
tui/ hymnum novum concinimus". Pero sobre todo en el
Triduo pascual, el valor y la eficacia redentora de la
Sangre de Cristo son objeto de memoria y adoración
constante. El Viernes Santo, durante la adoración de la
Cruz, resuena el canto: "Mite corpus perforatur, sanguis
unde profluit;/ terra, pontus, astra, mundus quo lavantur
flumine!"; y en mismo día de Pascua: "Cuius corpus
sanctissimum/ in ara crucis torridum,/ sed et cruorem
roseum/ gustando, Deo vivimus"
En algunos lugares y Calendarios particulares, la fiesta
de la preciosísima Sangre de Cristo se celebra todavía el
1 de Julio: en ella se recuerdan los títulos del Redentor.
178. La veneración de la Sangre de Cristo ha pasado del
culto litúrgico a la piedad popular, en la que tiene un
amplio espacio y numerosas expresiones. Entre éstas
hay que recordar:
- la Corona de la preciosa Sangre de Cristo, en la que
con lecturas bíblicas y oraciones son objeto de
meditación piadosa "siete efusiones de sangre" de
Cristo, explícita o implícitamente recordadas en los
Evangelios: la sangre derramada en la circuncisión, en
el huerto de los olivos, en la flagelación, en la
coronación de espinas, en la subida al Monte Calvario,
en la crucifixión, en el golpe de la lanza;
- las Letanías de la Sangre de Cristo: el formulario
actual, aprobado por el Papa Juan XXIII el 24 de Febrero
de 1960, se despliega desde un argumento en el que la
línea histórico-salvífica es claramente visible y las
referencias a pasajes bíblicos son numerosas;
- la Hora de adoración a la preciosa Sangre de Cristo,
que adquiere una gran variedad de formas, pero con un
único objetivo: la alabanza y la adoración de la Sangre
de Cristo presente en la Eucaristía, el agradecimiento
por los dones de la redención, la intercesión para
alcanzar misericordia y perdón, la ofrenda de la Sangre
preciosa por el bien de la Iglesia;
- el Vía Sanguinis: un ejercicio de piedad reciente que,
por motivos antropológicos y culturales, ha tenido su
origen en África, donde hoy está particularmente
extendido entre las comunidades cristianas. En el Vía
Sanguinis los fieles, avanzando de un lugar a otro como
en el Vía Crucis, reviven los diversos momentos en los
que el Señor Jesús derramó su sangre por nuestra
salvación.
179. La veneración de la Sangre del Señor, derramada
para nuestra salvación, y la conciencia de su inmenso
valor han favorecido la difusión de representaciones
iconográficas aceptadas por la Iglesia. Hay dos tipos
fundamentales: la que hace referencia al cáliz
eucarístico, que contiene la Sangre de la nueva y eterna
Alianza, y la que sitúa en el centro de la imagen a Jesús
crucificado, de cuyas manos, pies y costado brota la
Sangre salvadora. A veces la Sangre inunda la tierra
abundantemente, como un torrente de gracia que
purifica los pecados; a veces junto a la cruz se
representan cinco Ángeles, que recogen cada uno en un
cáliz la Sangre que mana de las cinco heridas; esta
acción a veces la realiza una figura femenina, que
representa a la Iglesia, Esposa del Cordero.
HOMILÍAS DEL PAPA JUAN PABLO II
CON RELACION A LA PRECIOSÍSIMA
SANGRE DE CRISTO
HOMILÍAS DEL PAPA JUAN PABLO II CON
RELACION A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE
DE CRISTO

Juan Pablo II expresaba lo siguiente el último domingo


de junio de 1998, al comenzar la meditación antes del
rezo del Ángelus:
"...Hemos llegado al último domingo de junio, mes
dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, mientras que
en julio la Iglesia expresa con particular intensidad la
devoción a su Preciosísima Sangre. Con estas
celebraciones espirituales, la tradición invita a fijar la
mirada de la fe en el misterio del Amor de Dios, que
se ha revelado en la Encarnación del Hijo. A los
hombres y a las mujeres de hoy, que, sumergidos en
un mundo secularizado, corren el riesgo de perder el
centro de gravedad de su propia existencia, Cristo les
ofrece su Corazón divino y humano, fuente de
reconciliación y principio de vida nueva en el Espíritu
Santo. En el umbral del tercer milenio, la Iglesia
anuncia con renovado impulso a todas las gentes:
Cristo es el corazón del mundo; su Pascua de muerte
y Resurrección es el centro de la historia, que gracias
a Él es historia de salvación. Su Amor atrae a Sí a
toda criatura y hace de los creyentes en Él un solo
corazón y una sola alma, impulsando a los cristianos
de todos los tiempos a la búsqueda de la unidad
plena...."

DISCURSO DEL PAPA JUAN PABLO II


A LA UNIÓN "SANGUIS CHRISTI"
Y A DIVERSAS PEREGRINACIONES JUBILARES
Sábado 1 de julio de 2000

Amadísimos hermanos y hermanas:


1. Me alegra encontrarme en este primer día del
mes de julio, consagrado por la piedad cristiana a la
meditación sobre "la sangre de Cristo, precio de
nuestro rescate, prenda de salvación y de vida
eterna" (Juan XXIII, Inde a primis, en: AAS 52 [1960]
545-550), con todos vosotros, miembros de las
familias religiosas masculinas y femeninas y de las
asociaciones católicas dedicadas al culto de la
preciosísima Sangre de Jesús. Al saludaros con
afecto, os agradezco vuestra presencia. Saludo
cordialmente al director provincial de los Misioneros
de la Preciosísima Sangre y le agradezco las amables
palabras que ha querido dirigirme también en vuestro
nombre.
Hasta la reforma litúrgica promovida por el
concilio Vaticano II, en este día se celebraba también
litúrgicamente en toda la Iglesia católica el misterio
de la Sangre de Cristo. Después, mi predecesor de
venerada memoria el Papa Pablo VI unió el recuerdo
de la Sangre de Cristo al de su Cuerpo en la
solemnidad que ahora se llama precisamente del
"Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo". En efecto, en
toda celebración eucarística se hace presente, junto
con el Cuerpo de Cristo, su Sangre preciosa, la
Sangre de la nueva y eterna Alianza, derramada por
todos para el perdón de los pecados (cf. Mt 26, 27).
2. Amadísimos hermanos y hermanas, ¡es grande
el misterio de la Sangre de Cristo! Desde los albores
del cristianismo, ha conquistado la mente y el
corazón de tantos cristianos y, particularmente, de
vuestros santos fundadores y fundadoras, que
hicieron de él el distintivo de vuestras
congregaciones y asociaciones.
El Año jubilar da nuevo impulso a una devoción
tan significativa. En efecto, al celebrar a Cristo en el
bimilenario de su nacimiento, también estamos
invitados a contemplarlo y adorarlo en la humanidad
santísima asumida en el seno de María y unida
hipostáticamente a la Persona divina del Verbo. Si la
Sangre de Cristo es fuente preciosa de salvación
para el mundo, se debe precisamente a su
pertenencia al Verbo, que se hizo carne para nuestra
salvación.
El signo de la "sangre derramada", como
expresión de la vida entregada de modo cruento para
testimoniar el amor supremo, es un acto de
condescendencia divina con nuestra condición
humana. Dios ha elegido el signo de la sangre,
porque ningún otro signo es tan elocuente para
indicar la participación total de la persona.
El misterio de esta entrega tiene su fuente en la
voluntad salvífica del Padre celestial y su realización
en la obediencia filial de Jesús, verdadero Dios y
verdadero hombre, a través de la obra del Espíritu
Santo. Por esta razón, la historia de nuestra salvación
lleva en sí la impronta y el sello indeleble del amor
trinitario.
3. Ante esta maravillosa obra divina todos los
fieles se unen a vosotros, queridos hermanos y
hermanas, para elevar himnos de alabanza al Dios
uno y trino por el signo de la Sangre preciosa de
Cristo. Pero además de la confesión de los labios
debe darse el testimonio de la vida, según la
exhortación que nos dirige la carta a los
Hebreos: "Teniendo, pues, hermanos, plena libertad
para entrar en el santuario en virtud de la sangre de
Jesús, (...) fijémonos los unos en los otros para
estímulo de la caridad y las buenas obras" (Hb 10,
19. 24).
Muchas son las "buenas obras" que nos inspira la
meditación del sacrificio de Cristo. En efecto, nos
impulsa a una entrega total de nuestra vida por Dios
y por nuestros hermanos, usque ad effusionem
sanguinis, como han hecho tantos mártires. ¡Cómo
no reconocer siempre el valor de todo ser humano,
cuando Cristo derramó su sangre por todos y cada
uno, sin distinción! La meditación de este misterio
nos impulsa, en particular, hacia cuantos podrían ser
aliviados de sus sufrimientos morales y físicos y que,
en cambio, languidecen marginados por una
sociedad de la opulencia y la indiferencia. Desde esta
perspectiva, se aprecia en toda su nobleza el servicio
que prestáis vosotros, miembros del AVIS.
Os saludo cordialmente a vosotros y, en particular,
a vuestro presidente, a quien agradezco las palabras
que me ha dirigido. No os limitáis a dar algo que os
pertenece; dais algo de vosotros mismos. ¿Hay algo
más personal que la propia sangre? A la luz de
Cristo, la donación de este elemento vital al hermano
adquiere un valor que trasciende el horizonte
simplemente humano. Por eso, a vosotros, miembros
del AVIS, os expreso mi estima y mi aliento.
4. Deseo dirigir ahora mi saludo cordial a los
peregrinos de la diócesis de Bérgamo, encabezados
por su obispo, monseñor Roberto Amadei, a quien
agradezco los sentimientos expresados en su cordial
discurso. Queridos hermanos, con esta visita queréis
manifestar vuestro afecto y vuestra cercanía al
Sucesor de Pedro. ¡Gracias de corazón! A lo largo de
los siglos vuestra Iglesia ha mantenido vínculos de
comunión muy estrechos con la Sede apostólica.
¡Cómo no recordar, en esta circunstancia, a vuestro
paisano y predecesor mío, el Papa Juan XXIII, que
está a punto de ser inscrito en el catálogo de los
beatos! Que el camino de oración y meditación que
os lleva a los lugares jubilares sea para vosotros,
queridos hermanos, ocasión de reafirmar vuestra
adhesión convencida a Cristo, "Puerta santa" para
entrar en el reino del Padre. Al volver a vuestros
hogares, llevad el saludo y el aliento del Papa a los
sacerdotes, a los consagrados, a las consagradas y a
todos los hermanos y hermanas en la fe. Quiera Dios
que el Año santo os estimule a cada uno a reavivar la
fe y proseguir el compromiso en favor de la nueva
evangelización, confirmado y sostenido por la
caridad.
5. Por último, saludo a los fieles de Santa María de
la Victoria, de Montebelluna; de San Bernardino, de
Tordandrea de Asís; y de San Juan Bautista, de
Acconia de Curinga, así como al instituto "Beata
María De Mattias", de Frosinone, y a la comunidad de
la Pequeña Casa de Aversa.
Queridos hermanos, que la celebración del
bimilenario de la encarnación del Hijo de Dios os
encuentre vigilantes en la fe, firmes en la esperanza y
fervorosos en la caridad. Cristo pasa también hoy al
lado de cada uno para ofrecerle el don de la infinita
misericordia de Dios. Sed también vosotros ricos en
esta misericordia, como nuestro Padre que está en el
cielo.
Con estos sentimientos y en el amor de Cristo,
que nos "ha rociado con su sangre" (cf. 1 P 1, 2), os
bendigo a todos de corazón.
ÁNGELUS
Domingo 1 de julio de 2001

Amadísimos hermanos y hermanas:


1. Empieza hoy el mes de julio, que la tradición
popular dedica a la contemplación de la Preciosísima
Sangre de Cristo, misterio insondable de amor y
misericordia.
En la liturgia de hoy, el apóstol san Pablo afirma
en la carta a los Gálatas que "para ser libres nos
libertó Cristo" (Ga 5, 1). Esta libertad tiene un precio
muy alto: la vida, la sangre del Redentor.
¡Sí! La sangre de Cristo es el precio que Dios pagó
para librar a la humanidad de la esclavitud del pecado
y de la muerte.
La sangre de Cristo es la prueba irrefutable del
amor del Padre celestial a todo hombre, sin excluir a
nadie.
Todo esto lo subrayó muy bien el beato Juan XXIII,
devoto de la Sangre del Señor desde su infancia,
cuando en su hogar oía rezar sus letanías especiales.
Elegido Papa, escribió una carta apostólica para
promover su culto (Inde a primis, 30 de junio de
1959), invitando a los fieles a meditar en el valor
infinito de esa sangre, de la que "una sola gota puede
salvar a todo el mundo de cualquier culpa" (Himno
Adoro te devote).
2. Que la meditación del sacrificio del Señor,
prenda de esperanza y de paz para el mundo, sea
aliento y estímulo a construir la paz también donde
parece casi inalcanzable. Hoy mi pensamiento se
dirige de modo especial a Sri Lanka, donde, con
ocasión de la fiesta de la Virgen de Madhu, la
comunidad católica se reúne en oración en aquel
célebre santuario para implorar el don tan anhelado
de la paz. Las partes implicadas en el trágico
conflicto étnico, que desde hace casi veinte años
siembra violencia y terribles atrocidades en esa
querida nación, no logran encontrar el camino del
diálogo y de la reconciliación. La solución negociada
es el único camino para afrontar las graves
cuestiones que han originado el conflicto actual.
3. María, Madre de Aquel que con su sangre ha
redimido al mundo, bendiga los esfuerzos
perseverantes de cuantos en Sri Lanka y en otras
partes promueven un clima de imparcialidad y
distensión, premisas indispensables para conseguir
la concordia y la paz.
LETANIAS A LA SANGRE DE CRISTO
Papa Juan XXIII
LETANIAS A LA SANGRE DE CRISTO
Aprobada por su Santidad el Papa Juan XXIII. Se le fue otorgada la Indulgencia Parcial
de siete años, y plenaria si se reza diariamente durante un mes, bajo el cumplimiento de
las condiciones propias a dicha indulgencia: ir al sacramento de la confesión, recibir la
comunión y orar un Credo, Padrenuestro y Ave María por las intenciones del Sumo
Pontífice.
El Papa Juan XXIII pidió que se extendiera cada día más el Culto a la Preciosísima
Sangre de Jesucristo.

Señor, ten piedad de nosotros.


Señor Jesucristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor Jesucristo, óyenos.
Señor Jesucristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.

Sangre de Cristo, Sangre del Unigénito del Padre Eterno S


Sangre de Cristo, Sangre del Verbo Encarnado
Sangre de Cristo, corriendo a la tierra en la agonía á
Sangre de Cristo, brotando en la flagelación l
Sangre de Cristo, emanando en la coronación de espinas v
Sangre de Cristo, derramada en la Cruz a
Sangre de Cristo, el precio único de nuestra salvación
Sangre de Cristo, sin la cual no hay perdón n
Sangre de Cristo, en la Eucaristía bebida y baño de las o
almas s
S
Sangre de Cristo, río de Misericordia
Sangre de Cristo, vencedora de los demonios á
Sangre de Cristo, fortaleza de los mártires l
Sangre de Cristo, fuerza de los confesores
Sangre de Cristo, que engendra vírgenes v
Sangre de Cristo, constancia de los tentados a
Sangre de Cristo, alivio de los enfermos n
Sangre de Cristo, consuelo de los que lloran
Sangre de Cristo, esperanza de los que hacen penitencia o
Sangre de Cristo: alivio de los moribundos s
Sangre de Cristo, paz y dulzura de los corazones
Sangre de Cristo, prenda de la Vida Eterna
Sangre de Cristo, que libera a las almas del lago del
Purgatorio
Sangre de Cristo, dignísima de toda gloria y honor

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo


Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo
Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo
Ten Misericordia de nosotros.

Señor, Tú nos redimiste en tu Sangre, e hiciste de nosotros


un Reino para Dios y Padre tuyo.
Oremos:
Omnipotente y Sempiterno Dios, que constituiste a tu
Unigénito Hijo Redentor del mundo y quisiste aplacarte con
su Sangre; te suplicamos nos concedas que de tal modo
veneremos el precio de nuestra Redención, que por su
virtud seamos preservados en la tierra de los males de la
vida presente, ¡para que gocemos en el Cielo de su fruto
eterno! Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.

NUEVA LETANÍA
A LA SANGRE PRECIOSA DE CRISTO
Ordenada por el Papa Juan XXIII
El mismo Papa que mandó inscribir en el Ritual de la Iglesia esta letanía nos mandaba
también añadir, antes de la reserva del Santísimo Sacramento, la alabanza: ¡Bendita sea
su preciosísima Sangre! ¿Por qué?... Esa Sangre por la que fuimos salvados merece una
devoción especial. Además, es un reconocimiento agradecido al amor de Jesucristo, que no
ahorró ningún sufrimiento a fin de ganarse el amor de nuestros corazones.

Señor Jesucristo, que con Tu Sangre limpias el pecado del


mundo y nos mereces la salvación.
¡Sálvanos ahora y siempre!
Señor ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor ten piedad.
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre Celestial, ten piedad.
Dios, Hijo Redentor del mundo, ten piedad.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad.
Trinidad Santa, que eres un sólo Dios, ten piedad.

Sangre de Cristo, Hijo Unigénito del Eterno Padre. R


Sangre de Cristo, del Verbo de Dios hecho Hombre. e
Sangre de Cristo, de la Nueva y Eterna Alianza. s
Sangre de Cristo, caída en la tierra durante la agonía del c
Huerto.
Sangre de Cristo, que corrió abundante durante la á
flagelación. t
Sangre de Cristo, vertida de la cabeza en la coronación de a
espinas. n
Sangre de Cristo, derramada en la cruz.
Sangre de Cristo, precio de nuestra salvación. o
Sangre de Cristo, con la cual hay redención de los pecados. s
Sangre de Cristo, bebida nuestra en la Eucaristía y baño de
las almas.
Manantial de misericordia
Río de misericordia
Lago de misericordia
Catarata de misericordia
Mar de misericordia
Océano de misericordia
Sangre de Cristo
Sangre de Cristo, victoria sobre el demonio. R
Sangre de Cristo, fuerza de los mártires. e
Sangre de Cristo, vigor de los confesores de la fe.
Sangre de Cristo que engendra vírgenes. s
Sangre de Cristo, fortaleza de los que peligran. c
Sangre de Cristo, alivio de los que sufren. á
Sangre de Cristo, consuelo en la aflicción. t
Sangre de Cristo, esperanza del pecador.
Sangre de Cristo, seguridad de los moribundos. a
Sangre de Cristo, paz y delicia de los corazones. n
Sangre de Cristo, prenda de la vida eterna. o
Sangre de Cristo, liberación de las almas del purgatorio. s
Sangre de Cristo, digna de toda gloria y honor.

Nos has redimido, Señor, con tu Sangre.


Y has hecho de nosotros un Reino para nuestro Dios

Oremos. Dios todopoderoso y eterno, que te aplacaste con la


Sangre de tu Hijo Jesucristo, constituido Redentor del
mundo, al venerar esta Sangre Sagrada, líbranos de todo
mal y danos la alegría del cielo.
Amén
¿CÓMO PUEDO HONRAR SIEMPRE, Y DE
MANERA ESPECIAL EN EL MES DE JULIO, LA
PRECIOSA SANGRE DE CRISTO?
A continuación algunas sugerencias.
¿CÓMO PUEDO HONRAR SIEMPRE, Y DE
MANERA ESPECIAL EN EL MES DE JULIO, LA
PRECIOSA SANGRE DE CRISTO?
A continuación algunas sugerencias.

* CUMPLIENDO EL MANDAMIENTO DEL AMOR


Cumpliendo el mandato de Jesús “Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este
es el gran mandamiento, el primero. Pero hay otro parecido:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la Ley y los
Profetas se fundamentan en estos dos mandamientos” (Mateo
22, 37-40). “Ama y haz lo que quieras”, decía San Agustín.

* PROFUNDIZANDO EN EL CONOCIMIENTO DE LA
BIBLIA
Profundizando en el estudio de las Sagradas Escrituras,
especialmente en el Nuevo Testamento, asistiendo a Círculos
Bíblicos, encabezados por sacerdotes y/o laicos debidamente
preparados para orientarnos, en cuanto a la interpretación de la
Palabra de Dios. Conocer más a Cristo, seguir de cerca su
Redención, nos llevará a amarlo cada día más, porque nadie
ama lo que no conoce.

"Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi camino"


Salmo 119, 105
* VISITÁNDOLO FRECUENTEMENTE EN EL SAGRARIO.
¿Porqué?...
• Porque está presente en el Santísimo Sacramento, como mi Dios y
Señor y por lo tanto le debo adoración y homenaje de sumisión.
• Porque el Corazón de Jesús que por mi fue traspasado en la cruz, late
en el altar y desea que le ame.
• Porque de esta manera doy la mayor alegría a María, mi queridísima
Madre, a San José y a todos los ángeles y santos del cielo, que sin cesar
adoran a Jesús Sacramentado.
• Porque es un acto meritorio y una profesión pública de mi fe.
• Porque el Señor ha reservado gracias especiales para los que le visitan.
En el altar el Señor es puro amor, y distribuye sus gracias a manos llenas
a los que le visitan.
• Porque de este modo puedo resarcir las injurias del género humano,
especialmente los sacrilegios, y la frialdad de tantos cristianos.
• Porque allí Jesús, me enseña la humildad, la obediencia, el amor, en
una palabra: el espíritu de sacrificio, que tanto nos falta para el fiel
cumplimiento de nuestros deberes de estado.
• Porque de este modo puedo ayudar a las pobres almas del purgatorio.
• Porque Dios es el mejor pagador, que remunera cada sacrificio que por
Él hacemos.
• Porque de este modo me preparo mejor para mi adoración que he de
dar a Dios por toda la eternidad en el cielo.

(Un momento de alabanza y adoración, propicio para agradecer los dones de la


redención, pedir Su ayuda para alcanzar misericordia y perdón, ofrecer a Dios
Padre nuestros sacrificios, juntamente con el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad
de su Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en expiación por nuestros
pecados y los del mundo entero)
* ESTABLECIENDO UN PLAN ELEMENTAL DE VIDA
ESPIRITUAL (P.E.V.E.)

“Si es santo el que los llamó, también ustedes han de ser santos en toda
su conducta, según dice la Escritura: Sean santos, porque yo soy santo”
(I Pedro 1, 15-16)

Todos estamos llamados a la santidad… esa es nuestra tarea


más importante en la vida… llegar a ser santos. No es un
llamado solo para los Sacerdotes, o las personas
consagradas a Dios. Importante será, para no desviar el
camino, seguir un Plan Elemental de Vida Espiritual. Al igual
que hacemos cuando pretendemos llegar a algo con verdadero
interés, por ejemplo, una carrera profesional, aprender un
idioma, ejercitarse en el deporte, etc., fijaremos un horario, un
tiempo de estudio, un calendario de actividades, constancia,
etc.

* INCLUYENDO EN TU ORACIÓN PERSONAL,


(ESPECIALMENTE EN ESTE TIEMPO), EL REZO DE LA
DEVOCIÓN A LOS SIETE DERRAMAMIENTOS; NOVENA A
LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO; CORONILLA,
ETC.
PLAN ELEMENTAL DE VIDA ESPIRITUAL
(P.E.V.E.)
PLAN ELEMENTAL DE VIDA ESPIRITUAL

Ofrecimiento de obras al despertar.

Es la primera oración del día en la que los cristianos


ponemos en manos de Dios todo lo que sucederá en él,
pidiéndole su gracia para obrar bien. Es una manera de
santificar el HOY, sin tomar en cuenta el ayer que ya pasó ni el
mañana que es incierto. ¿Cómo hacerlo? Apenas al despertar,
antes de enfrentarte a las tareas y circunstancias que se te
vayan a presentar, antes de concebir en el corazón cualquier
impresión: CONSAGRA al Señor el principio de tus
pensamientos que han de guiar la jornada. “Ya comáis, ya
bebáis o ya hagáis alguna otra cosa, hacedlo todo para gloria
de Dios” (1 Corintios 10,31)

CONSAGRACIÓN A LA SANGRE PRECIOSÍSIMA DE JESÚS

Consciente de mi nada y de tu grandeza, misericordiosísimo


Salvador, postrado a tus pies, te agradezco tantas gracias,
hechas a mí, criatura ingrata, particularmente por haberme
liberado, por medio de tu Preciosísima Sangre, de la potestad
de las tinieblas satánicas y nos has trasladado a tu Reino.
En presencia de la Madre de Dios, del Ángel de mi guarda y
de mis santos patrones y de toda la Corte Celestial, yo me
consagro, oh mi Jesús, con corazón sincero y libremente, a la
Preciosísima Sangre con que Tú redimiste al mundo del
pecado, de la muerte y el infierno. Yo te prometo, con el auxilio
de tu gracia y según mis fuerzas, hacer revivir la devoción a tu
Preciosísima Sangre, en loor de nuestra Redención, y
propagarla, a fin de que tu adorable y Preciosísima Sangre sea
honrada y glorificada por todos.
De esta manera quiero reparar mi infidelidad hacia tu
Preciosísima Sangre y expiar las profanaciones cometidas
contra ella. Ojalá me fuese posible, hacer como no hechos mis
pecados, mi frialdad y todas las irreverencias con que yo Te
ofendía.
Miradme aquí, mi Jesús, yo te ofrezco el amor y las
adoraciones ofrecidas por tu Santísima Madre, por tus
discípulos fieles y las de todos los Santos a tu Preciosísima
Sangre. No recuerdes más mi infidelidad y frialdad y perdóname
todas las ofensas hechas a Ti. Rocíame, oh Divino Salvador,
con tu Sangre Preciosísima, para que te ame, Amor Crucificado,
desde ahora y para siempre, para ser digno del inestimable
Precio de nuestra Redención. Amén.
Rezo del Ángelus:

Es la oración que nos recuerda la anunciación y la


encarnación del Hijo de Dios. El anuncio lo hizo el ángel
Gabriel, enviado por Dios. El ángelus recuerda y celebra el feliz
momento en que, por designio del amor del Padre, por el poder
del Espíritu Santo y la aceptación de María, el Hijo de Dios,
nuestro Redentor, se hizo hombre y habitó entre nosotros. Por
tal motivo se acostumbra el rezo de esta oración donde y
cuando sea posible, de preferencia a las 12:00 del día ó 6:00 de
la tarde. “Entrando en su casa le dijo: Yo te saludo llena de
gracia; el Señor está contigo”. (Lucas 1,28).

Tres de la tarde, la hora de la misericordia:

“A las tres implora Mi misericordia, especialmente por los


pecadores; y aunque sea por un brevísimo momento,
sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi desamparo en el
momento de agonía. Esta es la hora de gran misericordia para
el mundo entero. Te permitiré entrar dentro de Mi tristeza
mortal. En esta hora, no le rehusare nada al alma que me lo
pida por los méritos de Mi Pasión.”

Modo de rezarla
Confesión mensual:

Jesús pasa a nuestro lado y derrama su gracia y su


misericordia. Muchas atenciones recibimos por parte del Señor
y Él espera de nosotros correspondencia y arrepentimiento
sincero de nuestras faltas. El nos escucha siempre, pero de
modo muy particular cuando acudimos con deseos de cambiar,
de empezar de nuevo con un corazón contrito y humillado. El
arrepentimiento es un aborrecimiento del pecado cometido, con
el propósito de no pecar en adelante, es una conversión hacia
Dios. La contrición da al alma una particular fortaleza, devuelve
la esperanza, la paz, la alegría, hace que el cristiano se
entregue al Señor con finura interior. “Me levantaré e iré a mi
Padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra Ti…”
(Lucas 15,18)

Comunión frecuente:

¡Qué alegría pensar que el Señor nos da tantas facilidades


para recibirle! ¡Qué alegría saber que Él desea que le
recibamos! Toda buena comunión supone en primer lugar
recibir al Señor en gracia. San Gregorio Magno recomienda
“Lave primero las manchas y suciedades que tiene el que ha
ejecutado malas obras, si quiere preparar a Dios una morada en
su alma”. Actualmente la Iglesia nos pide una hora de ayuno
eucarístico y acercarnos a la Sagrada Mesa con fe y rectitud de
intención. “Yo soy el pan de Vida” (Juan 6,35)
Lectura Bíblica:

La mayor parte de la revelación divina está en el libro que la


Iglesia reconoce y enseña como palabra de Dios escrita: “LA
BIBLIA”. Por la revelación quiso Dios manifestarse y
comunicarse a si mismo y los eternos decretos de su voluntad,
a fin de hacernos partícipes de los bienes divinos, que superan
de todo punto la inteligencia del hombre. Acerquémonos pues
de buen grado al texto sagrado, acompañando la lección con la
oración “Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi
sendero” (Salmo 118,105)

Rezo del Santo Rosario:

El nombre de Rosario en lengua castellana proviene del


conjunto de oraciones, a modo de rosas, dedicadas a la virgen.
Rosas blancas de serenidad de pureza, rojas de sufrimiento y
amor. El Rosario es un modo de oración que consiste en ir
repitiendo el saludo que el ángel le dio a María, interponiendo
un Padre Nuestro en cada diez Aves Marías. “El Rosario ocupa
el primer puesto entre las devociones en honor de la Virgen y
sirve para progresar en la fe, esperanza y caridad” (En este mes
de Julio, se sugiere rezarlo con las Letanías a la Preciosa
Sangre de Cristo.
Modo de rezarlo
Al término del día, Examen de Conciencia:

Al acostarte, hacer tu Examen de Conciencia. Acostúmbrate


al acto de conciencia todas las noches, antes de irte a
descansar; así te conocerás más a ti mismo; te purificarás y
prepararás a la muerte. Piensa cómo te juzgaría Dios si tuvieras
que morir esta noche…

1.- Ponte en la presencia de Dios y agradécele los beneficios


que te ha dado en este día…
2.- Pide a Dios la gracia de conocer y aborrecer siempre el
mal…
3.- Piensa en todas las faltas que has cometido en este día, con
pensamientos, palabras, obras y omisiones, haciendo hincapié
en el defecto al que más estás inclinado…
4.- Arrepiéntete de todo corazón de tus faltas; pide perdón a
Dios y trata de imaginarte en qué estado te gustaría encontrarte
a la hora de morir.
Tres Aves Marías:

¿Porqué 3 Aves Marías? Para honrar a la Santísima Trinidad.


Una para darle gracias por los regalos y favores recibidos
durante el día, la segunda para pedir perdón por lo que hemos
obrado mal y la última para pedir ayuda para seguir adelante,
poniendo en sus manos la vida misma para que se digne
cubrirnos con su manto de madre y haga que nos bendiga el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. “Jesús al ver a su Madre y
junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: Mujer,
ahí tienes a tu hijo. Después dijo al discípulo: Ahí tienes a tu
Madre” (Jn. 19,26)
DEVOCIÓN A LOS
SIETE DERRAMAMIENTOS DE LA
PRECIOSA SANGRE DE NUESTRO
SEÑOR JESUCRISTO
DEVOCIÓN A LOS
SIETE DERRAMAMIENTOS DE LA
PRECIOSA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO
Acto de Contrición
Fray Miguel de Guevara

No me mueve, mi Dios, para quererte


el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte


clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,


que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, que aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;


pues, aunque cuanto espero no esperara;
lo mismo que te quiero te quisiera.
Amén.
Primer Derramamiento
LA CIRCUNSICIÓN DEL NIÑO JESÚS

Padre Eterno, yo Te ofrezco, por las manos inmaculadas de


María, y el Divino Corazón de Jesús, las primeras heridas, los
primeros dolores y la primera Sangre que Jesús ha derramado
en reparación de mis extravíos de juventud y de los del mundo
entero; para que se impidan los primeros pecados mortales,
sobre todo en mi familia. Amén

En tu inocente Estación
tu pura Sangre Derramada
con la cruel Circuncisión.
Dueño de mi corazón,
mi Jesús, mi Redentor.
Ten Piedad de mi, Señor:
por esa Sangre vertida,
suspende, Dios de mi vida,
tu Justicia y tu rigor.
Dulce Jesús de mi alma,
misericordia, Señor.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...


Segundo Derramamiento
LAS LÁGRIMAS Y EL SUDOR DE SANGRE DE JESÚS EN LA
AGONÍA EN EL HUERTO

Padre Eterno, yo Te ofrezco por las manos inmaculadas de


María y del Divino Corazón de Jesús, los sufrimientos
indecibles del Corazón de Jesús, y cada gota de sudor de
Sangre derramada durante su angustiosa agonía en el Huerto
de Getsemaní, en reparación de mi dureza de corazón, de mis
pecados de impiedad y los del mundo entero; y por la
propagación del Amor de Dios en todos los corazones y de la
solidaridad con las necesidades del prójimo. Amén.

Afligido y angustiado
estás en tu oración
y sintiendo tu Pasión,
Sangre en el huerto has sudado:
hasta la tierra ha llegado
lo copioso del sudor.
Ten Piedad de mi, Señor:
por esa Sangre vertida,
suspende, Dios de mi vida,
tu Justicia y tu rigor.
Dulce Jesús de mi alma,
misericordia, Señor.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...


Tercer Derramamiento
LA FLAGELACIÓN DE NUESTRO SEÑOR

Padre Eterno, yo Te ofrezco por las manos inmaculadas de


María y del Divino Corazón de Jesús, las innumerables Llagas,
los crueles sufrimientos y la Preciosa Sangre derramada por
Jesús en la Flagelación, en reparación de mis pecados de la
carne y de los del mundo entero, para que se impidan estos
pecados y por la salvaguarda de la pureza, sobre todo en mi
familia. Amén.

En una columna atado


y con terrible fiereza,
de los pies a la cabeza,
con cadenas destrozado,
se ve tu Cuerpo llagado,
por el bien del pecador.
Ten Piedad de mi, Señor:
por esa Sangre vertida,
suspende, Dios de mi vida,
tu Justicia y tu rigor.
Dulce Jesús de mi alma,
misericordia, Señor.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...


Cuarto Derramamiento
LA CORONACIÓN DE ESPINAS DE NUESTRO SEÑOR

Padre Eterno, yo Te ofrezco por las manos inmaculadas de


María y del Divino Corazón de Jesús, las Llagas, los
sufrimientos y la Preciosa Sangre de la Sagrada Cabeza de
Jesús, derramada en la coronación de espinas, en reparación
de mis pecados de soberbia y egoísmo, y de los del mundo
entero, para que se impidan estos pecados; y por la
propagación de la mansedumbre y humildad de Jesús en todos
los corazones. Amén

Con penetrantes espinas


coronaron tu cabeza,
y mis culpas con fiereza
rompen tus sienes divinas,
abriéndose así las minas
del tesoro de tu Amor.
Ten Piedad de mi, Señor:
por esa Sangre vertida,
suspende, Dios de mi vida,
tu Justicia y tu rigor.
Dulce Jesús de mi alma,
misericordia, Señor.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...


Quinto Derramamiento
NUESTRO SEÑOR EN EL CAMINO DE LA CRUZ

Padre Eterno, yo Te ofrezco por las manos inmaculadas de


María y del Divino Corazón de Jesús, los sufrimientos de Jesús
en el Camino de la Cruz; la sangre de sus codos y rodillas
derramada en cada caída; el dolor de las constantes Llagas
causadas por los azotes interminables de la turba romana que
lo conducía; la dolorosísima Llaga de su Hombro y su Preciosa
Sangre derramada por nosotros, en reparación de todas mis
rebeldías y las del mundo entero contra la Cruz, y en reparación
de todos los abortos y de toda trasgresión de tus
mandamientos, para que se impidan estos pecados y para que
la humanidad abrace amorosamente su cruz. Amén

Llegas con la Cruz a cuestas,


al Calvario, y con presteza
te quitaron con violencia
la vestidura sagrada;
la carne salió pegada
a la túnica interior.
Ten Piedad de mi, Señor:
por esa Sangre vertida,
suspende, Dios de mi vida,
tu Justicia y tu rigor.
Dulce Jesús de mi alma,
misericordia, Señor.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...


Sexto Derramamiento
LA CRUCIFIXIÓN DE NUESTRO SEÑOR

Padre Eterno, yo Te ofrezco por las manos inmaculadas de


María y del Divino Corazón de Jesús, yo os ofrezco a Vuestro
Divino Hijo clavado y luego alzado en la Cruz, las Llagas de sus
manos y pies, la Sangre que derramó por nosotros, su extrema
pobreza y su entera obediencia, todos los tormentos de su alma
y de su Cuerpo, su Muerte preciosa, y la renovación incruenta
de su Calvario en todas las Misas de la tierra, en reparación de
todas las desobediencias a los Votos y a las Reglas
monásticas, en expiación de mis pecados y los del mundo
entero, por los enfermos y los moribundos, por la santificación
de los sacerdotes y los laicos, por las intenciones del Santo
Padre, por el restablecimiento de la familia cristiana, por la
perseverancia en la Fe, por nuestra Patria, y por la unidad de
los pueblos en Cristo y su Iglesia. Amén.
Tus sagrados pies y manos
con duros clavos clavaron,
y en alto te levantaron
en el árbol de la Cruz,
quedando, mi buen Jesús,
sangrando como raudales.
Ten Piedad de mi, Señor:
por esa Sangre vertida,
suspende, Dios de mi vida,
tu Justicia y tu rigor.
Dulce Jesús de mi alma,
misericordia, Señor.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria...
Séptimo Derramamiento
EL COSTADO DE JESÚS TRASPASADO POR LA LANZA

Padre Eterno, dígnate admitir, por las necesidades de la


Santa Iglesia y en reparación de todos los pecados del mundo,
la Preciosa Sangre que brotó de la Llaga del Sagrado Corazón
de Jesús traspasado por la lanza. Sé para nosotros propicio y
misericordioso. Sangre Preciosa de Jesús, última preciosa
sustancia de su Corazón, lávame de mis pecados conocidos y
desconocidos. Agua del costado de Cristo, presérvame de los
castigos y extingue, para mí y para las santas almas, las llamas
del Purgatorio. Amén.

Un atrevido soldado,
aún mirándote ya muerto,
con una lanza te ha abierto
tu santísimo costado.
Agua y Sangre ha derramado
para el bien del pecador.
Ten Piedad de mi, Señor:
por esa Sangre vertida,
suspende, Dios de mi vida,
tu Justicia y tu rigor.
Dulce Jesús de mi alma,
misericordia, Señor.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...


Oración:

Omnipotente y Sempiterno Dios, que con la Preciosa Sangre de


tu Hijo, quisiste ser aplacado, y que nosotros fuésemos
redimidos; Te rogamos que nos concedas, de tal suerte hacerte
memoria del precio de nuestra redención, que podamos en esta
vida conseguir el perdón y en la eternidad el premio de la
Gloria. Por el mismo Jesucristo Señor Nuestro tu Hijo, que
contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Un Credo por la Pasión Santísima de Nuestro señor Jesucristo.


SIETE OFRECIMIENTOS DE LA
PRECIOSÍSIMA SANGRE DE JESÚS
CON SIETE GLORI PATRI
SIETE OFRECIMIENTOS DE LA PRECIOSÍSIMA
SANGRE DE JESÚS CON SIETE GLORI PATRI

"Sea bendito y alabado Jesús que con su sangre


nos redimió“

Ofrecimiento.- Os ofrezco, Padre Eterno, el amor


que os tienen vuestro divino Hijo y el Espíritu Santo..
Os ofrezco, divino Hijo, el amor que os tienen el
Padre Eterno y Espíritu Santo. Os ofrezco, Espíritu
Santo, el amor que os tiene el Padre Eterno y su
divino Hijo. Os ofrezco, adorable Trinidad, el amor,
las complacencias, la felicidad y todas las delicias de
que gozáis y gozaréis eternamente en la
contemplación de vuestras infinitas perfecciones.

Divino Salvador, rogad a vuestro Padre, como lo


hicisteis la víspera de vuestra Pasión, que me una a
Vos como Vos le estáis unido en el cielo, donde
espero que perfeccionaréis un día la unión de mi
corazón con el vuestro por toda la eternidad. Así sea.
1. ¡Oh Padre Eterno! yo os ofrezco los méritos de
la preciosísima Sangre de vuestro amado Hijo Jesús,
mi Redentor adorable, por la propagación y
exaltación de la Santa Madre la Iglesia, por la
conservación y prosperidad de su cabeza visible el
Romano Pontífice, por los Cardenales, Obispos y
Pastores de almas, y por todos los Ministros del
Santuario.
Un Gloria Patri y la jaculatoria: «Sea para siempre
bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos
redimió.»

2. ¡Oh Padre Eterno! yo os ofrezco los méritos de


la preciosísima Sangre de vuestro amado Hijo Jesús,
mi Redentor adorable, por la paz y concordia entre
los Príncipes cristianos, por el abatimiento de los
enemigos de la santa Fe, y por la felicidad del pueblo
cristiano.
Un Gloria Patri y la jaculatoria: «Sea para siempre
bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos
redimió.»
3. Padre Eterno, os ofrezco los méritos de la
preciosísima Sangre de Jesús, vuestro querido Hijo y
nuestro divino Redentor, por la conversión de los
incrédulos a la luz, por la extirpación de todas las
herejías y por la conversión de los pecadores.
Un Gloria Patri y la jaculatoria: «Sea para siempre
bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos
redimió.»

4. Padre Eterno, os ofrezco los méritos de la


preciosísima Sangre de Jesús, vuestro querido Hijo y
nuestro divino Redentor, por todos mis parientes,
amigos y enemigos; por los pobres, enfermos y
afligidos, y por todos aquellos por quienes vos
sabéis que debo rogar y queréis que ruegue.
Un Gloria Patri y la jaculatoria: «Sea para siempre
bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos
redimió.»
5. Padre Eterno, os ofrezco los méritos de la:
preciosísima Sangre de Jesús, vuestro querido Hijo
y nuestro divino Redentor, por todos los que pasarán
hoy a la otra vida, a fin de que los libréis de las penas
del infierno, y los admitáis lo más pronto posible a la
posesión de vuestra gloria
Un Gloria Patri y la jaculatoria: «Sea para siempre
bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos
redimió.»

6. Padre Eterno, os ofrezco los méritos de la


preciosísima Sangre de Jesús, vuestro querido Hijo y
nuestro divino Redentor, por todos cuantos aman
este tesoro incomparable, por los que se unan
conmigo para adorarla y honrarla, en fin, por todos
los que trabajan en propagar su devoción.
Un Gloria Patri y la jaculatoria: «Sea para siempre
bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos
redimió.»
7. ¡Oh Padre Eterno! yo os ofrezco los méritos de
la preciosísima Sangre de vuestro amado Hijo Jesús,
mi Redentor adorable, por todas mis necesidades
espirituales y temporales, y en sufragio de las
benditas almas del Purgatorio, y en especial de
aquellas que fueron más devotas del precio de
nuestra redención, y de los dolores y penas de
vuestra afligidísima Madre.
Un Gloria Patri y la jaculatoria: «Sea para siempre
bendito y alabado Jesús, que con su sangre nos
redimió.»

Viva la Sangre de Jesús ahora y siempre por los


siglos de los siglos. Amén.

Pío VII, con Rescripto de 22 de septiembre de 1817, concedió para siempre 300
días de indulgencia por cada vez que el cristiano rece contrito dichas ofertas:
indulgencia plenaria una vez al mes. R. T. D.; C. C. y 0.
ROSARIO O CORONILLA A LA
SANGRE DE CRISTO
ROSARIO O CORONILLA A LA SANGRE DE
CRISTO

ORACIÓN INICIAL
Sangre de Cristo Redentora! Única fuente de Vida, te
deseamos ardientemente como nuestra salvación.
Báñanos, sánanos, libéranos. Una gota de Tu Sangre
Divina sobre nosotros, basta para quedar limpios.
Sangre Divina del Redentor del mundo, lávanos y
séllanos en Ti.

En las cuentas que corresponden al Padre Nuestro,


se dirá:
"SANGRE DE CRISTO REDENTORA DEL MUNDO!
ANHELO DE LA HUMANIDAD, CALMA NUESTRA
SED".

En las cuentas que corresponden a las Ave Marías, se


dirá:
"JESÚS, CÚBRENOS CON TU PRECIOSA SANGRE".
[Gloria al terminar cada decena.]
LOS MISTERIOS:

Primer misterio:
Sangre de Cristo Jesús, vertida en el Huerto de los
Olivos sobre Tu Precioso Rostro, al meditar Tu
Dolorosa Pasión por amor a todos nosotros.
Te Alabamos, Te Bendecimos y te Glorificamos!
[inclinamos levemente nuestra cabeza en este
momento].

Segundo misterio:
Sangre de Cristo Jesús, vertida por los azotes en la
columna, Sangre derramada por nosotros pecadores!
Tanta Sangre Jesús! Tu Cuerpo como llaga abierta.
Te Alabamos, Te bendecimos y Te Glorificamos! [Se
inclina la cabeza].

Tercer misterio:
Sangre de Cristo Jesús, vertida en Tu Divina Cabeza,
con la Coronación de Espinas, Oh! Tú, el Rey de
Reyes!
Te Alabamos, Te bendecimos y Te Glorificamos! [Se
inclina la cabeza].
Cuarto misterio:
Sangre de Cristo Jesús, vertida por la calle de la
Amargura, Tú Señor, el Hijo de Dios Vivo, cargando la
Cruz, desgarrándote Tu Hombro Santo, y con tus tres
caídas dolorosas desangrándote poco a poco.
Te Alabamos, Te bendecimos y Te Glorificamos! [Se
inclina la cabeza].

Quinto misterio:
Sangre de Cristo Jesús, vertida en el madero de la
Cruz, Sangre Bendita que brotó de Tus Manos y pies
al clavarte en él. Sangre Divina que al morir, brotó
con la lanza que traspasó Tu Corazón Amoroso y
Tierno.
Te Alabamos, Te bendecimos y Te Glorificamos! [Se
inclina la cabeza].

ORACIÓN FINAL
Divina Sangre de Jesús! Cada día de nuestra vida Te
Amamos más, cúbrenos a nosotros y a toda la
humanidad, eres nuestra esperanza, no mires
nuestros pecados y rocíanos con Tu Sangre, para la
Eternidad.
Bendito y Alabado Mi Jesús Sacramentado, en el
Cielo y en la Tierra Vuestro Nombre sea Alabado.
[Tres veces.]
CONSAGRACIÓN A LA
SANGRE PRECIOSÍSIMA DE
JESÚS
CONSAGRACIÓN A LA
SANGRE PRECIOSÍSIMA DE JESÚS

Consciente de mi nada y de tu grandeza,


misericordiosísimo Salvador, postrado a tus pies, te
agradezco tantas gracias, hechas a mí, criatura
ingrata, particularmente por haberme liberado, por
medio de tu Preciosísima Sangre, de la potestad de
las tinieblas satánicas y nos has trasladado a tu
Reino.

En presencia de la Madre de Dios, del Ángel de mi


guarda y de mis santos patrones y de toda la Corte
Celestial, yo me consagro, oh mi Jesús, con corazón
sincero y libremente, a la Preciosísima Sangre con
que Tú redimiste al mundo del pecado, de la muerte y
el infierno. Yo te prometo, con el auxilio de tu gracia y
según mis fuerzas, hacer revivir la devoción a tu
Preciosísima Sangre, en loor de nuestra Redención, y
propagarla, a fin de que tu adorable y Preciosísima
Sangre sea honrada y glorificada por todos.
De esta manera quiero reparar mi infidelidad hacia
tu Preciosísima Sangre y expiar las profanaciones
cometidas contra ella. Ojalá me fuese posible, hacer
como no hechos mis pecados, mi frialdad y todas las
irreverencias con que yo Te ofendía.

Miradme aquí, mi Jesús, yo te ofrezco el amor y


las adoraciones ofrecidas por tu Santísima Madre,
por tus discípulos fieles y las de todos los Santos a
tu Preciosísima Sangre. No recuerdes más mi
infidelidad y frialdad y perdóname todas las ofensas
hechas a Ti. Rocíame, oh Divino Salvador, con tu
Sangre Preciosísima, para que te ame, Amor
Crucificado, desde ahora y para siempre, para ser
digno del inestimable Precio de nuestra Redención.
Amén.

Cuando se bendigan con agua bendita podrían decir

“Señor Jesús, con esta Agua Bendita y con tu


Preciosa Sangre, lava todos mis pecados.”
Cuando entren o salgan de su casa digan:
“Preciosa Sangre de Jesús, derramada en la Cruz por
nosotros, bendice esta casa. Tómala bajo tu
protección.”

Oración de Santa Faustina:


“Oh Sangre y Agua que brotaste del Sagrado Corazón
de Jesús, como fuente inagotable de misericordia
para nosotros, en Ti confío.”
NOVENA A LA PRECIOSÍSIMA
SANGRE DE CRISTO
NOVENA A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO

(Se dice cada día de la novena)

Los Santos del Apocalipsis cantan fervorosamente: "Con tu


Sangre has comprado para Dios gentes de toda tribu, lengua,
pueblo y nación; has hecho de ellos una dinastía sacerdotal,
que sirve a Dios y reina sobre la tierra" Ap. 5:9.
Nosotros ahora nos unimos a este clamor celestial, y en la
comunión del Espíritu con todos los santos de la tierra, y
venerando esa Sangre divina que nos rescató del poder de las
tinieblas y nos trasladó al reino de la luz, rendimos culto
reverente a Dios, como pueblo sacerdotal que somos. Col. 1: 13
y 20.
Cristo Jesús, Cordero de Dios, que nos has salvado con tu
sangre, ¡te alabamos!,¡te bendecimos!, ¡te adoramos!,¡te damos
gracias rendidas!, Y te pedimos la salvación de todos los que
nos hemos lavado en tu Sangre Sagrada. Amén.
Día primero

Leo en la Palabra de Dios. "¡Dichosos los que lavan sus


vestiduras en la Sangre del Cordero!" (Apocalipsis 22:14).

¿Debe espantarnos el pecado? Sí; porque es el mal de los


males, que lleva consigo la separación de Dios y la
condenación eterna. Dios nos ofrece su perdón, pero nosotros
podemos desoír la llamada del Espíritu, que nos invita siempre
a la conversión y a la perseverancia. ¿Y si yo he pecado?
Podría anidar en mi alma cualquier sentimiento, menos el de la
desesperación. Porque tengo un Salvador que pagó por mí y
me llama de nuevo a su amor. Confío en la Sangre de Cristo,
que me ha limpiado de toda mancha. Señor Jesús, ¡gracias por
tu bondad! No quiero pecar más en adelante. Lo que quiero es
amarte cada vez más con todo mi corazón.
Padrenuestro.
Las lágrimas de mis ojos ahora son el cantar de un alma
que, arrepentida, no sueña más que en amar.
Oración. OH Dios, que nos pides el amor de nuestro
corazón, concédenos la gracia de vivir siempre en el amor a
Jesús y obtener por su Sangre nuestra salvación eterna. Por
Jesucristo nuestro Señor Amén.
Día segundo

Leo en la Palabra de Dios. "Tenemos, hermanos, una


confianza jubilosa de entrar en el santuario del Cielo por virtud
de la Sangre de Jesús" (Hebreos, 10:19).
Dios nos infundió en el Bautismo la esperanza, junto con la
fe y el amor. Llego al Cielo por lo méritos de la Sangre de
Cristo. A ellos uno mi esfuerzo, para corresponder con mis
obras a lo que El hizo por mí. Mi vida, para conseguir la
salvación, debe ser digna de la Sangre que me compró. Por
eso, debo trabajar siempre mí salvación con "temor y temblor",
como nos dice San Pablo. Miedo a Dios, no; porque El es Fiel y
me salva; sino miedo a mi debilidad o malicia, porque yo puedo
fallar a Dios. Pero, ¡confianza! Porque Jesús y yo juntos lo
podemos todo.
Padrenuestro
Cielo azul, cielo estrellado, Cristo tus puertas abrió. ¡A ti voy,
por ti suspiro, Patria de mi corazón!
Oración. OH Dios, que nos has redimido con la Sangre
preciosa de tu Hijo, conserva en nosotros la acción de tu
misericordia para que podamos conseguir sus frutos eternos.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Día tercero

Leo en la Palabra de Dios. "Ellos vencieron al dragón por la


fuerza de la Sangre del Cordero y en virtud del testimonio que
dieron, pues despreciaron sus vidas hasta morir por él"
(Apocalipsis 12: 9-1 l).
¿Qué significa mi vida cristiana? Es lucha: contra el dolor,
que podría desesperarme; contra el cansancio, que podría
rendirme en el camino; contra los que atentan mi fe y mi virtud,
que exigen mi testimonio; contra mi contra el pecado, que
podría hacerme perder a Dios... Pero tengo en mis manos la
fuerza del mismo Cristo. El luchó contra Satanás y el pecado
hasta la sangre, y con su Sangre nos da la victoria a nosotros.
¿Puedo yo acobardarme y ceder ante el enemigo, si cuento con
la fuerza de la gracia de Cristo?...
Padrenuestro
La vida es de los valientes, de los que saben luchar. Con
Cristo, que va delante, ¿Me puedo yo acobardar?...
Oración. OH Dios, que en la Sangre de Jesús, derramada
valiente y generosamente en la cruz, nos das la fuerza contra
todos los enemigos. Haz que por ella me mantenga yo siempre
fiel a ti. Por Jesucristo nuestro Señor.
Día cuarto

Leo en la Palabra de Dios. “El Espíritu Santo os ha


constituido vigilantes, para que apacientes la Iglesia de Dios,
que él se adquirió con su propia Sangre” (Hechos 20:28).
Lo que dice San Pablo a los pastores de la Iglesia vale para
todos nosotros, porque todos somos Iglesia por la cual Cristo
derramó su Sangre. ¿Puedo desentenderme yo de la Iglesia?
¿Puedo aceptar los ataques de que es objeto? ¿Puedo ver
despreciada su verdad? ¿Puedo tolerar la desobediencia a sus
Pastores? ¿Puedo mirar sin horror a los que abandonan con
peligro grave su salvación? ¿Puedo dejar de trabajar en una u
otra obra de apostolado, tal como lo exigen mi Bautismo
y Confirmación? Si no trabajo por la Iglesia,
estoy traicionando a la Sangre con que Cristo se la adquirió...
Padrenuestro
¡OH, Iglesia Santa y Católica, todo mi amor para ti! Tú sabes
que sólo anhelo en tu regazo sobrevivir.
Oración. Señor Jesucristo, hazme vivir en tu Iglesia, Esposa
tuya que adquiriste con tu Sangre. Que por ella trabaje, en ella
viva y en ella sobreviva. Tú, que vives y reinas por los siglos de
los siglos Amén.
Día quinto

Leo en la Palabra de Dios. “¡Bebed, pues ésta es mi sangre!”


(Mateo 26: 27-28). “El cáliz de la bendición que consagramos,
¿no es comunión con la Sangre de Cristo”. “Cuantas veces
coméis este pan y bebéis este cáliz, proclamáis la muerte del
Señor hasta que él vuelva” (I Corintios 10:16; 11:26).
Padrenuestro
¿En qué hago consistir yo mi devoción a la Sangre de
Cristo? En oraciones, ciertamente. Pero jamás podré buscar
otro punto en que centrar esa mi devoción como la Eucaristía.
Recibo la Sangre de Cristo en la Comunión. En la Comunión me
comunica la Sangre divina toda su fuerza. En la Comunión me
aseguro para siempre el fruto de la salvación que Cristo me
ganó al derramar su Sangre por mí. ¿Comulgo todas las veces
que puedo y de la mejor manera que puedo?...
Eres bebida del Cielo, eres vino embriagador. Eres amor y
alegría, ¡Cáliz de la salvación!
Oración. Señor Jesucristo, hazme beber con ansia tu Sangre,
Vino Nuevo del Reino, y prenda de las delicias que me
embriagarán en la Patria celestial. Amén.
Día sexto

Leo en la Palabra de Dios. “Os habéis acercado a Jesús, que


nos ha rociado con una sangre que habla más elocuentemente
que la de Abel” (Hebreos 12: 23-24).
¿Qué pedía a gritos la sangre de Abel? ¡Venganza! "La
sangre de tu hermano grita a mí desde la tierra", de Dios a Caín.
Pero la Sangre de Cristo clama mucho mejor: "¡Padre,
perdónalos!"... La Sangre de Jesús nos da la paz con Dios y
derriba todo muro que nos divide a los hombres, porque "todo
lo pacificado con la sangre de su cruz". Entonces, ¿Somos
dignos de Cristo cuando anida un rencor en nuestro corazón?
¿Somos como el Jesús de la cruz, si, no perdonamos nosotros
de verdad?... ¿Podemos beber la Sangre de Cristo en la
Comunión, si, no rebosamos amor a todos?....
Padrenuestro
Sangre de Jesús, que gritas: ¡Perdón, oh Padre, perdón!" Di,
¿qué quieres de nosotros?... ¡Qué sea perdonador!
Oración: Señor Jesucristo, que nos mandas a perdonar
generosamente hasta el peor de nuestros enemigos. Infúndeme
tú mismo amor a fin de que, amando sin distinción a todos,
merezca tú perdón y tú gracia. Amén.
Día séptimo

Leo en la Palabra de Dios. “Vi el cielo abierto. Y el que se


llama desde siempre El Verbo de Dios, estaba cubierto con un
manto lleno de sangre” (Apocalipsis 19: 12-13).
Jesucristo, el Hijo de Dios, aparece en el Cielo como un
militar triunfador. Se empapó de sangre, en la suya, y ahora
ostenta las propia, luchando contra el enemigo
condecoraciones ganadas en una guerra a vida o muerte. Ha
vencido en toda la línea. "El príncipe de este mundo ha sido
echado fuera". Y llega el día en que "todos sus enemigos
estarán colocados como escabel de sus pies"... ¿Me doy cuenta
a qué me llama el Señor? El Cielo no es para cobardes, sino
para los esforzados que, como Jesús, saben enfrentarse cada
día, hasta la sangre, en la lucha contra el mal.
Padrenuestro
Por tú Espíritu, Señor, danos valor en la lucha, danos la
victoria; victoria sobre la muerte danos la Gloria futura.
Oración. Señor Jesucristo, que nos dijiste que el Reino de
los Cielos lo arrebatan únicamente los valientes. Dame el
esfuerzo que necesito para ir contigo hasta el Calvario a fin de
subir desde él al Cielo. Amén.
Día Octavo

Leo en la Palabra de Dios. "Estos son los que han lavado y


blanqueado sus vestiduras en la Sangre del Cordero. Por eso
están ante el trono de Dios" (Apocalipsis 7:14).
Hemos de contar con el pecado como una triste realidad de
nuestra vida. Heredamos de nuestros padres Adán y Eva una
naturaleza dañada, y nuestra malicia a veces, y nuestra
debilidad siempre, nos llevan a ofender a Dios de muchas
maneras. ¿Quién pondrá remedio a esta dolorosa condición
nuestra?.
¡Gracias sean dadas a nuestro Señor Jesucristo, que con su
Sangre nos ha librado de tan lastimosa condición! Dios nos
pide solamente arrepentimiento, conversión, reconciliación con
El mediante los Sacramentos. Y, eso sí, lucha valiente para no
hacer nunca las paces con el pecado.
Padrenuestro
¡Qué divino tesoro, Jesús, me has dado en tu Sangre!
¡Límpiame de toda mancha, para ser como te agrada!...
Oración. Señor Jesucristo, amador de los pecadores, que
somos todos. Derrama sobre mí la abundancia de los méritos
de tú Sangre, para que, con limpieza de corazón, vea siempre a
Dios en todas las cosas. Amén.
Día noveno

Leo en la Palabra de Dios. “Tenemos un Pontífice excelso,


Jesús, que ha penetrado los cielos - con su propia sangre - y
está siempre vivo para interceder por los que por él se llegan a
Dios” (Hebreos 4:14, 19:12, 7:25).
Una última mirada a la Sangre de Cristo. ¿Qué nos ha
merecido Jesús con ella? Nada menos que la Gloria de Dios, la
misma con la que Dios es infinitamente dichoso, la que tiene el
mismo Jesucristo glorificado a la derecha del Padre. Y ante este
su Padre está repitiendo continuamente: "Quiero que donde yo
estoy estén también los míos que Tú me diste". Ya que para
esto se adelantó: "Voy a prepararos un lugar" Nuestro destino
es el Cielo, que no es propio de almas débiles, sino de los
espíritus más grandes, que no se contentan sino con Dios.
Padrenuestro
Como Esteban, entreabierto veo el Cielo, Señor. ¿Cuándo
podré estar contigo? ¡Hoy lléname de tu Presencia!
Oración. Señor Jesucristo, autor, guía y consumador de la
fe, que vas al frente de los que caminan hacia la Patria. Hazme
seguir fielmente tus pisadas para conseguir ese Cielo que me
tienes prometido y preparado. Amén.
ORACIONES

“La oración es el reconocimiento de nuestros


límites y de nuestra dependencia: venimos de Dios,
somos de Dios y retornamos a Dios. Por tanto, no
podemos menos de abandonarnos a El, nuestro
Creador y Señor, con plena y total confianza [...]. La
oración es, ante todo, un acto de inteligencia, un
sentimiento de humildad y reconocimiento, una actitud
de confianza y de abandono en Aquel que nos ha dado
la vida por amor. La oración es un diálogo misterioso, A Jesús siempre se va por María
pero real, con Dios, un diálogo de confianza y amor.”
(JUAN PABLO II, Aloc. 14-III-1979)

“Orar es hablar de amor con alguien que nos ama”. Santa Teresa

A continuación, algunas oraciones dedicadas a la Preciosa Sangre de Cristo, con


el propósito de que te ayuden en tu diálogo amoroso con Jesús, adorando y
agradeciendo el don de su Sangre, por la cual hemos sido salvados.
ORACIÓN AL PADRE ETERNO
Sor Josefa Menéndez

Padre Eterno, recibe la Sangre de tu Hijo; toma sus Llagas;


toma su Corazón; mira su Cabeza coronada de espinas. No
permitas que el derramamiento de esta Sangre sea inútil. Ve mi
sed por darte almas. Amén.
ORACIÓN

Mi Señor Jesucristo, cuya Sangre preciosa


fue el precio de mi salvación. ¡Yo te adoro!
Y deseo abrevarme en ese torrente por donde fluye
la bebida que embriaga con todas las delicias del Cielo.
Quiero sorber en las llagas de tus pies, manos y costado
esa Sangre que contiene la Vida, el amor, y la fuerza
de quien me compró con tan alto precio para darme a Dios.
Sangre bendita de mi Señor Jesucristo, embriágame.
Sangre bendita de mi Señor Jesucristo, limpia mis manchas.
Sangre bendita de mi Señor Jesucristo, sálvame.

“Mi hora santa Eucarística”


Para los amigos de Jesús
Padre Pedro García
Misionero Claretiano
ORACIÓN A LA
PRECIOSA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO

¡Oh Sangre adorable de mi amado Jesús, precio de la redención


del mundo y fuente de vida eterna que purificas nuestras almas!
Sangre preciosísima, que intercedes poderosamente por
nosotros ante el trono de la suprema misericordia, yo te adoro
profundamente y quisiera reparar con mis adoraciones y mi
fervor todas las injurias y ultrajes que continuamente recibes
de los hombres, especialmente en el Santísimo Sacramento del
altar. Yo te adoro, dulce Jesús mío; imprime en mi alma el
recuerdo de tu sacratísima Pasión. Haz que la memoria de tus
dolores y sufrimientos infunda en mi alma un horror sumo al
pecado y un ardentísimo amor hacia ti, para corresponder de
algún modo el sacrificio que de ti mismo hiciste en la Cruz por
mi salvación y rescate. Así sea.
COMUNIÓN CON LA SANGRE DE CRISTO

Alabanzas y gracias a ti, Señor Jesús,


que nos invitas a comer tu carne y a beber tu Sangre.
Creemos en tu presencia real bajo los signos eucarísticos
en cuyo misterio renuevas la Alianza Eterna de tu amor
con el pueblo que has adquirido con tu Sangre.
Queremos vivir esta alianza
adorando cada día el misterio de nuestra Redención
y dando testimonio con la vida del valor salvador de tu Sangre
y, liberados de todo obstáculo,
puedan entrar en la Iglesia, Cuerpo Místico,
nacida en tu Corazón abierto en la cruz.
Haz que, comulgando con tu Sangre,
toda la Iglesia reciba tu espíritu de amor,
aprendiendo a amar como tú amaste,
aceptando el cáliz de la voluntad del Padre
y llevando la cruz que redime.
Sigue derramando de tu costado sangre y agua
que purifiquen nuestros pecados
y nos impulsen a vivir según tu ejemplo,
disponibles a las hermanas y hermanos.
Que tu Cuerpo y tu Sangre que recibimos en comunión
renueven continuamente tu Iglesia
con el gozo de los redimidos.
Amén.
ORACIÓN A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE

Señor Jesucristo, que nos redimiste con tu Sangre Preciosa,


te adoramos y te bendecimos.
Te damos gracias por el don de tu Sangre
que con amor eterno ofreciste hasta la última gota
para hacernos partícipes de la vida divina.
La Sangre que derramaste por nuestra redención
nos purifique del pecado
y nos salve de los engaños del maligno.
La Sangre de la Nueva Alianza,
nuestra bebida en el sacrificio eucarístico,
nos una a Dios y entre nosotros en el amor,
en la paz y en el respeto de cada persona,
especialmente de los pobres.
Sangre de vida, de unidad y de paz,
misterio de amor y fuente de gracia,
embriaga nuestros corazones con el Espíritu Santo.
Acepta, Señor, nuestra vida
unida al ofrecimiento de tu Sangre,
para que podamos completar en nosotros
lo que falta a tu pasión para bien de la Iglesia
y la redención del mundo.
Señor Jesucristo, haz que todos los pueblos
te puedan bendecir y agradecer aquí en la tierra
y en la gloria de los cielos con el canto de alabanza:
"Nos has redimido, Señor, con tu Sangre.
Y nos has hecho un Reino para nuestro Dios". Amén.
ACCIÓN DE GRACIAS DE LOS REDIMIDOS

Oh Dios, todopoderoso y sempiterno,


hacemos bien
siempre y en todas partes
darte gracias por Jesucristo, nuestro Señor.
Tú enviaste a Jesús al mundo
para liberar a la humanidad
del poder del mal
y redimir el mundo
con su Sangre preciosa.
Todos los que han lavado sus vestidos
sus manos, sus vidas
en la Sangre del Cordero
seguirán a Jesús
y participarán de su eterna gloria.
Proclamamos tu gloria
y nos unimos en su eterno himno de alabanza.
¡Amén!
Bendición, gloria, sabiduría,
acción de gracias, honor,
poder y fuerza
sean a nuestro Dios.
Por los siglos de los siglos!
¡Amén!
ORACIÓN A LA CRUZ

Oh, Cruz de Jesucristo, yo me arrodillo a tus pies


dolido por mis pecados y pido perdón al cielo
mientras contemplo tus brazos
en que al Dios de cielo y tierra
con tres clavos estaqueamos.
Allí derramó su Sangre en el cerro del Calvario
y el agua para mi bautismo le brotó de su costado.
En la cruz de los caminos y en la del cielo estrellado,
con leguaje de silencio, Tata Dios está hablando.
En el medio de la noche que sin luna se ha quedado
Es la Virgen del lucero que nos alumbra los pasos
y nos indica el camino, llevándonos de la mano.
Por eso cuando el sol nos alumbre
la Cruz será mas liviana por ser llevada entre tantos.
Sobre caminos polvorientos, por campos sembrados
y con fe en la primavera, camina un pueblo de hermanos.
Cruz de Jesucristo, Tú eres la llave con que se abre en candado
de los corazones duros por largo tiempo cerrados.
Y Tú eres, también, la tranquera por la que con fe
pasamos de un tiempo frío y oscuro
al Nuevo Tiempo esperado,
en donde amanece el SOL que es Cristo Resucitado,
nueva civilización del amor esperanzado
que nos señala la senda hacia una Patria de hermanos.
¡Bendita seas, Cruz de Jesucristo!
ORACIÓN
ALMA DE CRISTO
(San Ignacio de Loyola)

Alma de Cristo, santifícame.


Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame
¡Oh buen Jesús, óyeme!
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo malo defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos Te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén
OFRECIMIENTO DE LA PRECIOSA SANGRE DE
CRISTO
POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO

Padre Eterno, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Tu Divino


Hijo, Jesús, en unión de todas las Misas dichas a través del
mundo en este día, por todas la almas del Purgatorio, por los
pecadores en todas partes, por los pecadores en la Iglesia
Universal, por aquellos dentro de mi propia casa y en mi
familia. Amén.

Nuestro Señor le dijo a Santa Gertrudis que esta oración


permitiría la salida de 1000 almas del Purgatorio cada vez que
se dice.
ORACIÓN A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ATADO
Y AZOTADO
“¿Y que mayor prueba de amor, puede dar un amigo que dar la
vida por el amigo?” (Juan 15,13)

Mi divino Salvador, ¡qué objeto de compasión habéis venido a ser


después que por amor de las almas permitisteis que os atasen a la
columna! ¡Ah! cómo se cumplió entonces a la letra el oráculo del Profeta,
que serías de pies a cabeza todo una llaga, y ésta tal, que no podrías ser
reconocido por quien eras antes. ¡Qué confusión al despojaros de las
vestiduras! ¡qué carnicería bajo aquella tempestad de azotes
multiplicados sin medida' ¡cómo se derramó a torrentes la sangre de las
desgarradas venas!
Pero, no tanto os azotó la injusticia del presidente romano, y la crueldad
de los soldados, cuanto os azotaron mis culpas. ¡Oh malvados placeres,
que costaron a Vos tantas penas! ¡Oh dureza mía!, que viéndote
atormentado por mi causa, he continuado igualmente a ofenderos.
Mas, de hoy en adelante no será así. Unido a Vos con eternos vínculos y
abrazado con Vos en la columna mientras me dure la vida, procuraré
satisfacer a vuestra justicia ofendida.
Por la columna a la cual fuiste atado, por los azotes que os rasgaron las
inocentes carnes, por la sangre que con tanta abundancia derramaste
¡piedad Señor! ¡piedad de este infeliz! Libradle hoy de los lazos del
tentador, preservadle de tal peligro para siempre, y llegado el fin del
destierro recibidle en el cielo. Amén.
Indulgencia parcial

Te adoramos Oh Cristo y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste


al mundo y a mi pecador. Amén.
Indulgencia parcial
TU SANGRE, OH SEÑOR

Cubra Tu Sangre Purísima mi familia, parientes , amigos y el


mundo entero! Oh! Señor! Bendita esa Sangre bajada del Cielo,
descendiendo del Padre, del Espíritu y de Ti Señor! Esa Sangre
Divina, nos llueva, nos bañe, nos cubra, nos proteja, nos alivie
y nos separe del pecado.

Tu Sangre Oh! Señor Jesús nos redime. Oh! Bendita sea Tu


Sangre Preciosísima. La deseo y anhelo. Quiero empaparme de
ella, Cristo, que penetre mi carne débil, traspase mis huesos,
cale en mi espíritu! Cada célula de mi cuerpo sea impregnada
de Ti, mis entrañas agolpadas, mis sentidos enriquecidos , mi
alma y humanidad invadidas. Oh! Señor, Tu Sangre derramada
sea ensalzada por todo lo creado.

Divina es Tu Sangre! Me embriaga, me enamora! Bendita sea la


Sangre del Cordero de Dios! Cada gota es un tesoro, adoro,
amo y deseo toda esa riqueza que nos das, Ay! Jesús! Cómo te
amo, que todos te amen y alaben en el mundo entero!
Amén.
ORACIÓN DE PROTECCIÓN

Señor Jesús, en tu nombre y con


el Poder de tu Sangre Preciosa
sellamos toda persona, hechos o
acontecimientos a través de los cuales
el enemigo nos quiera hacer daño.

Con el Poder de la Sangre de Jesús


sellamos toda potestad destructora en
el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego,
debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas
de la naturaleza, en los abismos del infierno,
y en el mundo en el cual nos movemos hoy.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
rompemos toda interferencia y acción del maligno.
Te pedimos Jesús que envíes a nuestros hogares
y lugares de trabajo a la Santísima Virgen
acompañada de San Miguel, San Gabriel,
San Rafael y toda su corte de Santos Ángeles.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos nuestra casa, todos los que la habitan
(nombrar a cada una de ellas),
las personas que el Señor enviará a ella,
así como los alimentos y los bienes que
Él generosamente nos envía
para nuestro sustento.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos tierra, puertas, ventanas,
objetos, paredes, pisos y el aire que respiramos,
y en fe colocamos un círculo de Su Sangre
alrededor de toda nuestra familia.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos los lugares en donde vamos
a estar este día, y las personas, empresas
o instituciones con quienes vamos a tratar
(nombrar a cada una de ellas).
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos nuestro trabajo material y espiritual,
los negocios de toda nuestra familia,
y los vehículos, las carreteras, los aires,
las vías y cualquier medio de transporte
que habremos de utilizar.
Con Tu Sangre preciosa sellamos los actos,
las mentes y los corazones de todos los habitantes
y dirigentes de nuestra Patria a fin de que
Tu Paz y Tu Corazón al fin reinen en ella.
Te agradecemos Señor por Tu Sangre y
por Tu Vida, ya que gracias a Ellas
hemos sido salvados y somos preservados
de todo lo malo.
Amén.
ORACION DE REPARACION

Eterno Padre, yo te ofrezco todas las heridas de tu Amado Hijo


Jesucristo, los dolores y agonías de Su Sacratísimo Corazón, y
de la Preciosísima Sangre que brotó de todas sus heridas en
reparación por mis pecados y los del mundo entero. Amen
(Repetir 3 veces)
SELLAMIENTO EN LA PRECIOSA SANGRE DE
CRISTO

Señor Jesús, te damos gracias por tu sangre y por tu vida,


ya que por ellas hemos sido salvados, sanados y liberados.
Señor Jesús, sella en tu Preciosísima Sangre todo mi ser:
espíritu, alma, cuerpo y sexualidad,
memoria, entendimiento y voluntad.
Pasado, presente y futuro.
Antepasados, familiares presentes y descendientes.
Bienes espirituales y materiales
Amigos, enemigos, conocidos, vecinos
y todas aquellas personas que tu dispones a mi lado.
Señor Jesús, sella en Tu Preciosísima Sangre
el plan de amor de salvación que Dios Padre
tiene para mi vida desde la eternidad.
Mis pensamientos, palabras, obras acciones y sentimientos.
Mi hogar, estudio, trabajo, comunidad, ciudad y mi país.
Señor Jesús, sella en tu Preciosísima Sangre,
este lugar y todos los lugares que vamos a visitar en este día
con todos sus costados: adelante, atrás, arriba, abajo,
la derecha, la izquierda y los elementos de la naturaleza,
la tierra, debajo de la tierra, el aire, el agua, el fuego,
la energía y también los animales y las plantas.
Señor Jesús, sella en tu Preciosísima Sangre
todo espíritu, principado, potestad y dominación maligna
de las fuerzas satánicas en la naturaleza
los abismos del infierno y el mundo en el cual nos moveremos hoy.
Ya que soy todo tuyo oh Reina y Madre de Misericordia,
guárdame y defiéndeme como hijo tuyo y posesión tuya, Amén.
ALABANZAS A LA SANGRE DE CRISTO
ALABANZAS A LA SANGRE DE CRISTO

• Jesús, autor de nuestra salvación.


• Jesús, que diste tu Sangre en precio de nuestro rescate.
• Jesús, cuya Sangre nos reconcilia con Dios.
• Jesús, que con tu Sangre nos pacificas a todos.
¡Bendita
• Jesús, que con tu Sangre limpias nuestras culpas.
sea
• Jesús, por cuya Sangre tenemos acceso a Dios.
Tu
• Jesús, que nos das tu Espíritu cuando bebemos tu Sangre.
Preciosísima
• Jesús, con cuya Sangre pregustamos las delicias del Cielo. Sangre!
• Jesús, que nos das tu Sangre en la Eucaristía.
• Jesús, cuya Sangre es prenda del banquete eterno.
• Jesús, que nos vistes con tu Sangre como traje del Reino.
• Jesús, cuya Sangre proclama nuestro valor ante Dios.

“Mi hora santa Eucarística”


Para los amigos de Jesús
Padre Pedro García
Misionero Claretiano
SABIOS CONSEJOS DE
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE
BALAGUER,
FUNDADOR DEL OPUS DEI
SABIOS CONSEJOS DE
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER,
FUNDADOR DEL OPUS DEI

CAMINO
708. El mundo, el demonio y la carne son unos aventureros que,
aprovechándose de la debilidad del salvaje que llevas dentro,
quieren que, a cambio del pobre espejuelo de un placer -que
nada vale-, les entregues el oro fino y las perlas y los brillantes
y rubíes empapados en la sangre viva y redentora de tu Dios,
que son el precio y el tesoro de tu eternidad.

FORJA
5. Estamos, Señor, gustosamente en tu mano llagada.
Apriétanos fuerte!, estrújanos!, que perdamos toda la miseria
terrena!, que nos purifiquemos, que nos encendamos, que nos
sintamos empapados en tu Sangre!
--Y luego, lánzanos lejos!, lejos, con hambres de mies, a una
siembra cada día más fecunda, por Amor a Ti.
541. En el Santo Sacrificio del altar, el sacerdote toma el Cuerpo
de nuestro Dios y el Cáliz con su Sangre, y los levanta sobre
todas las cosas de la tierra, diciendo: "Per Ipsum, et cum Ipso,
et in Ipso" ¡por mi Amor!, con mi Amor!, en mi Amor!
- Unete a ese gesto. Más: incorpora esa realidad a tu vida.
780. Jesús, que tu Sangre de Dios penetre en mis venas, para
hacerme vivir, en cada instante, la generosidad de la Cruz.
881. Sacrifícate, entrégate, y trabaja con las almas una a una,
como se tratan una a una las joyas preciosas.
-Más aún, has de poner mayor empeño, porque está en juego
algo de valor incomparable: el objeto de esa atención espiritual
es preparar buenos instrumentos para el servicio de Dios, que
han costado a Cristo, cada uno!, toda su Sangre.
894. Para ti, que te quejas de estar solo, de que el ambiente es
agresivo: piensa que Cristo Jesús, Buen Sembrador, a cada uno
de sus hijos nos aprieta en su mano llagada -como al trigo; nos
inunda con su Sangre, nos purifica, nos limpia, nos
emborracha!...; y luego, generosamente, nos echa por el mundo
uno a uno: que el trigo no se siembra a sacos, sino grano a
grano.

SURCO

684. "Este es mi Cuerpo...", y Jesús se inmoló, ocultándose


bajo las especies de pan. Ahora está allí, con su Carne y con su
Sangre, con su Alma y con su Divinidad: lo mismo que el día en
el que Tomás metió los dedos en sus Llagas gloriosas.
Sin embargo, en tantas ocasiones, tú cruzas de largo, sin
esbozar ni un breve saludo de simple cortesía, como haces con
cualquier persona conocida que encuentras al paso.
- Tienes bastante menos fe que Tomás!
JUAN PABLO I Y JUAN PABLO II SE EXPRESAN
ASÍ DE SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE
BALAGUER, FUNDADOR DEL OPUS DEI.
JUAN PABLO I Y JUAN PABLO II SE EXPRESAN ASÍ
DE SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER,
FUNDADOR DEL OPUS DEI.

"Escrivá de Balaguer, con el Evangelio, decía continuamente:


"Cristo no nos pide un poco de bondad, sino mucha bondad.
Pero quiere que lleguemos a ella no a través de acciones
extraordinarias, sino con acciones comunes, aunque el modo
de ejecutar tales acciones no debe ser común".
Juan Pablo I

"Manifestación evidente de esta Providencia divina es la


presencia constante a lo largo de los siglos de hombres y
mujeres, fieles a Cristo, que iluminan con su vida y su mensaje
las diversas épocas de la historia. Entre estas figuras insignes
ocupa un lugar destacado el beato Josemaría Escrivá, que,
como subrayé el día solemne de su beatificación, recordó al
mundo contemporáneo la llamada universal a la santidad y el
valor cristiano que puede adquirir el trabajo profesional, en las
circunstancias ordinarias de cada uno".
Juan Pablo II
COMUNIÓN ESPIRITUAL (SANGRE DE CRISTO)
COMUNIÓN ESPIRITUAL (SANGRE DE CRISTO)

¡Oh Sangre de Jesucristo, yo te adoro en tu Eucarística


Presencia en el Altar!
Yo creo en tu poder y dulzura. Penetra en mi alma y
purifícala; en mi corazón e inflámalo.
Preciosa Sangre de Jesús, realmente presente en la Sagrada
Hostia, alumbra mi inteligencia, toma posesión de mi mente,
circula siempre en mis venas, que todos mis sentidos sean
marcados con tu divina unción, que mi corazón palpite solo por
tu gloria y que mis labios te exulten por siempre.

(La Comunión Espiritual se puede hacer a cualquier hora del día)


ALGUNAS AFIRMACIONES DE
LAS ESCRITURAS
SOBRE LA SANGRE DEL
MESIAS
ALGUNAS AFIRMACIONES DE LAS ESCRITURAS
SOBRE LA SANGRE DEL MESIAS

“Así, pues, hermanos, no podemos dudar de que entraremos en


el Santuario en virtud de la sangre de Jesús; él nos abrió ese
camino nuevo y vivo a través de la cortina, es decir, su carne.”
(Hebreos 10, 19-20)

“Pero ahora, en Cristo Jesús y por su sangre, ustedes que


estaban lejos han venido a estar cerca”
Efesios 2:13

“En Él y por su sangre fuimos rescatados, fruto de su


generosidad inmensa que se derramó por nosotros”
Efesios 1:7-8

“Así quiso Dios que “el todo” se encontrara en él y gracias a él


fuera reconciliado con Dios, porque la sangre de su cruz ha
restablecido la paz tanto sobre la tierra como en el mundo de
arriba.”
(Colosenses 1, 19-20)

“Y no fue la sangre de chivos o de novillos la que le abrió el


santuario, sino su propia sangre, cuando consiguió de una vez
por todas la liberación definitiva.”
(Hebreos 9, 12)
“… la sangre de Cristo, que se ofreció a Dios por el Espíritu
eterno como víctima sin mancha, purificará nuestra conciencia
de las obras de muerte, para que sirvamos al Dios vivo”
(Hebreos 9, 14)

“… Esos son los que vienen de la gran persecución; han lavado


y blanqueado sus vestiduras con la sangre del Cordero.”
(Apocalipsis 7, 14)

“Tomó luego una copa, y después de dar gracias, se la entregó


y todos bebieron de ella. Y les dijo: Esto es mi sangre, la sangre
de la Alianza, que será derramada por muchos”
(Marcos 14, 25-25)

“En cambio, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la


luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de
Jesús, el Hijo de Dios, nos purifica de todo pecado”
(1 Juan 1,7)

“Que los bendiga el Dios de la paz que rescató de entre los


muertos a Jesús, nuestro Señor, Pastor Supremo de las ovejas
por haber derramado la sangre de la Alianza eterna; que les
haga adquirir todo lo que es perfecto, para que así cumplan su
voluntad, pues él pone en nosotros lo que le agrada, por Cristo
Jesús, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
(Hebreos 13, 20-21)
POEMA
POEMA

Cristo su preciosas sangre


en la cruz la dio;
por nosotros pecadores
la vertió.
Con su sangre tan preciosa
hizo redención;
y por eso Dios te brinda
el perdón.
Es la sangre tan preciosa
del buen Salvador,
la que quita los pecados
y el temor.
Sin la sangre es imposible
que haya remisión;
por las obras no se alcanza
salvación.

(Autor desconocido por mi)


POR TU SANGRE
Krasia May
POR TU SANGRE
Krasia May

Por tu sangre entramos al santísimo lugar


a adorarte bendito Redentor.
Y ante tu gran majestad,
nos postramos en adoración
y te honramos, Cordero de Dios.
Tú eres glorioso,
hermoso,
sublime,
majestuoso, Señor,
amado Rey,
Príncipe de paz.
Poderoso,
fuerte,
invencible,
el gran vencedor,
único Señor,
el eterno …
SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA
Que el amor a Cristo, a su Sangre redentora, nos lleve a
decir…

“Cristo, yo quiero por bebida tu sangre, que es vida


incorruptible, que es vida eterna”.

San Ignacio de Antioquía

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