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INTRODUCCIÓN

La fatiga mental es originada por el trabajo psíquico o


nervioso, y se caracteriza por fenómenos conscientes y
por fenómenos objetivos. Los primeros constituyen la
sensación de fatiga, cansancio o agotamiento, que
unida a diversas molestias, integra la llamada fatiga
subjetiva.

Cuando alguien afirma que se está fatigando,


generalmente lo hace porque siente que el esfuerzo que
realiza para lograr el trabajo le resulta progresivamente
más penoso, y va acompañado de malestares tales
como sensaciones dolorosas de tensión, congestión,
vacío, etc.
Los trabajadores que indican que en su puesto
existen variables generadoras de fatiga mental
señalan, de forma mayoritaria, la presencia de
causas de riesgo de accidente. Esta relación es
significativa en muchos casos, de los que queremos
resaltar algunos:

 La presencia por separado de las variables de


fatiga mental atención y ritmo elevado se relaciona
significativamente con las causas de riesgo el área
de trabajo o superficie es insegura, hay que sacar la
producción por encima de todo, el trabajo obliga a
realizar operaciones peligrosas, falta de espacio y
causas relacionadas con el tráfico
 La presencia de la variable tareas repetitivas y
de corta duración ha resultado asociada a las
causas de riesgo por cansancio o fatiga y causas
relacionadas con el tráfico.

La fatiga mental ocasionada por el trabajo se


produce básicamente en las personas que tienen
un exceso de trabajo de tipo intelectual, donde
se exige un gran esfuerzo mental de forma
continuada, tales como: comprensión,
razonamiento, solución de problemas,
memoria, etc.
La fatiga mental provocada por el trabajo es una
consecuencia de la tensión que éste produce y suele
eliminarse mediante un adecuado descanso.

La fatiga es un mecanismo regulador del organismo,


y tiene un gran valor adaptativo en tanto y cuanto
que indica la necesidad de descanso.

Cuando aparece la fatiga mental en el trabajo se


produce una disminución significativa de los niveles
de atención, provoca un pensamiento lento lo cual
disminuye el nivel de respuesta a los problemas, y
provoca una disminución significativa de la
motivación hacia el trabajo.
Estas situaciones producen una bajada en
el rendimiento profesional, reducen la
actividad y hay un aumento de errores en la
ejecución de las tareas encomendadas.

En el organismo la fatiga mental produce


diversos trastornos psicológicos y
psicosomáticos tales como: irritabilidad,
inestabilidad emocional, ansiedad, estados
depresivos, alteraciones en el sueño.

Como alteraciones psicosomáticas pueden


producirse: astenia, mareos, dolor de
cabeza, dolores musculares, problemas
digestivos, alteraciones cardíacas, etcétera.
Para prevenir la fatiga mental hay que
mejorar las condiciones de trabajo y la
organización de las tareas del puesto de
trabajo.

Desde las condiciones ambientales en el


entorno de trabajo tales como: iluminación,
ruido, calidad del aire, climatización;
equipamiento del puesto de trabajo:
mobiliario ergonómico, útiles y herramientas
de trabajo.
Una de las mejores recomendaciones que
existen para prevenir la fatiga consiste en la
organización del tiempo de trabajo de
manera que permita la realización de
pausas.

Si se realizan pausas a lo largo de la jornada


de trabajo, se puede prevenir el estado de
fatiga.

Pero para que las pausas sean realmente


efectivas deben permitir desconectar de los
temas del trabajo y que la persona pueda
apartarse físicamente del puesto de
trabajo, cambiando el foco de atención.
Otras medidas convenientes para reducir la
fatiga son:

 Mejorar la información y documentación que


se maneja, mejorar también tipo de soporte de
esta información.

 Incorporar al trabajo variedad de tareas de


distinto tipo y responsabilidad para evitar la
monotonía.

 Evitar el aislamiento, posibilitando la


comunicación entre los trabajadores.

 Facilitar entre los trabajadores las relaciones


de cooperación, tanto formales como
informales.
La fatiga se produce cuando hay un exceso de carga
mental en el trabajo.

Es decir, cuando las exigencias de nuestra tarea diaria -


esfuerzo requerido, ritmo de trabajo, nivel de
atención, tensión emocional- superan nuestra
capacidad de respuesta.

Esto puede ocurrir en trabajos que requieren una


intensa actividad intelectual o una implicación
emocional fuerte.

Pero también en trabajos que aun siendo monótonos y


repetitivos exigen atención continua. En todo caso, es
más frecuente en puestos sedentarios, con poca
actividad física.
En una encuesta realizada por el Instituto Nacional de
Seguridad e Higiene en el Trabajo a finales de 1999,
dos de cada tres personas que decían mantener un
ritmo alto de trabajo y un nivel elevado de atención
durante más de la mitad de la jornada presentaban
síntomas claros de fatiga.

En este punto, sin embargo, conviene aclarar dos


cosas: primero, que la fatiga no siempre está motivada
por el trabajo; segundo, que nunca está motivada sólo
por el trabajo.

Los hábitos poco saludables en la vida diaria y las


circunstancias personales del individuo también
influyen.
La fatiga, además, es un síntoma habitual en muchas
enfermedades graves, por lo que el afectado no debe
confiarse pensando que el problema está causado por
el trabajo, la falta de sueño y una dieta poco
recomendable. La visita al médico es obligada.
La sensación de fatiga, sea o no síntoma de otra
enfermedad, nos indica la necesidad de descanso.

Es un mecanismo regulador del organismo. Cuando


aparece, nuestro cuerpo y nuestra mente ponen en
marcha sistemas de defensa sin que seamos
conscientes de ello: ralentizamos el ritmo de trabajo,
hacemos más comprobaciones de las habituales y
aplazamos las tareas más críticas.

Todo esto ocurre cuando la fatiga ya es una realidad.


Pero, ¿cómo evitar que aparezca? Lo primero que hay
que hacer es fortalecer la propia capacidad de
resistencia mejorando los hábitos de alimentación,
descanso y ejercicio.

Son tres factores que, por sí solos, pueden provocar


una sensación de cansancio permanente si no se les
presta la debida atención.
La organización de las tareas del puesto de trabajo
también es clave para prevenir la fatiga. La asignación
de funciones a cada trabajador y el establecimiento de
timings razonables dependen fundamentalmente de
la empresa, pero la persona también puede tomar
algunas medidas:

Establecer objetivos parciales de trabajo a lo largo del


día ayuda a tener una sensación de avance, de 'cosas
terminadas', que previene la fatiga.

El problema de estas metas parciales es que, si no se


distribuyen correctamente y resulta imposible
alcanzarlas a la hora prevista, originan lo que algunos
expertos llaman 'agendas calientes' y acaban teniendo
un efecto contrario al deseado.
Es muy importante poder hacer pausas durante la
jornada. Pausas que serán mucho más reparadoras si
se cumplen dos condiciones: que el trabajador las
pueda distribuir según sus necesidades y que
verdaderamente permitan 'desconectar'.

Estar esperando una información o una llamada de


teléfono no es hacer una pausa, porque la persona
permanece alerta. Sí lo es alejarse del puesto de
trabajo y cambiar el foco de atención durante unos
minutos.

Las condiciones ambientales en el entorno de trabajo


también pueden influir en la aparición de la fatiga.

La mala iluminación o el exceso de ruido obligan a


hacer un esfuerzo suplementario que provoca más
cansancio.
a) Reflejos y deslumbramientos

Los puestos de trabajo deberán instalarse de tal forma


que las fuentes de luz, tales como ventanas y otras
aberturas, los tabiques transparentes o translúcidos y
los equipos o tabiques de color claro no provoquen
deslumbramiento directo ni produzcan reflejos
molestos en la pantalla.

Las ventanas deberán ir equipadas con un dispositivo


de cobertura adecuado y regulable para atenuar la luz
del día que ilumine el puesto de trabajo.

b ) Ruido

El ruido producido por los equipos instalados en el


puesto de trabajo deberá tenerse en cuenta al diseñar
el mismo, en especial para que no se perturbe la
atención ni la palabra.
c) Calor.

Los equipos instalados en el puesto de trabajo no


deberán producir un calor adicional que pueda
ocasionar molestias a los trabajadores.

d) Emisiones.

Toda radiación, excepción hecha de la parte visible del


espectro electromagnético, deberá reducirse a niveles
insignificantes desde el punto de vista de la protección
de la seguridad y de la salud de los trabajadores.

e) Humedad.

Deberá crearse y mantenerse una humedad aceptable

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