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La Armadura de Dios

Efesios 6:10-13
INTRODUCCION

Desde el principio de la humanidad hasta nuestros


días, se ha estado librando una batalla espiritual.
Por un lado, el alma humana se ha visto
secuestrada por Satanás y sus demonios.
Haciendo del hombre un ser, miserable, solo,
triste y condenado al mismo destino que tiene el
diablo, esto es, al infierno. Pero… ¡hay Buenas
Nuevas! ¡Cristo vino al mundo a salvar a la
humanidad pecadora! Todos aquellos que han
creído este mensaje de salvación, son libres.
Ahora son hijos de Dios. ¡Han pasado de las
tinieblas a la luz admirable!
Y en este nuevo estado de vida, se creerá
que la salvación de Cristo pone fin a todos
los problemas. Pero no es así.
Prácticamente ahora empieza lo bueno,
porque el Señor Jesucristo nunca
prometió a sus seguidores una vida fácil y
libre de dificultades. No, el dijo: “El que
no lleva su cruz y viene en pos de mi, no
puede ser mi discípulo” Lucas 14:27
En otras palabras, desde que nos unimos al
Señor Jesús, nos enlistamos en la milicia de “el
Señor de los Ejércitos”. Por consiguiente,
entramos en una batalla espiritual.
Necesitamos tener el conocimiento que
estamos en una guerra verdadera. No se ve,
porque es abstracta, invisible, pero es una
batalla real.
Nuestros enemigos están claramente ubicados y
son: Satanás, sus demonios, el mundo
apartado de Dios y sobre todo, nuestra
naturaleza caída, la cual cada día nos ataca.
Por eso, el Apóstol Pablo en las Sagradas
Escrituras nos revela acerca de éste conflicto:
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos
en el Señor y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la Armadura de Dios,
para que podais estar firmes contra las
asechanzas del diablo. Porque no
tenemos lucha contra carne y sangre,
sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este siglo, contra las
huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes. Por lo tanto tomad la
armadura de Dios”. Efesios 6: 10-13

JLMC

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