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¡EL ESPIRITU SANTO

ANIMA LA IGLESIA!
IVES CONGAR
LA IGLESIA ES HECHA POR EL ESPÍRITU. ÉL ES
SU CONFUNDADOR

• En todas las confesiones de fe, desde las más antiguas, aparecen juntos
la Iglesia y el Espíritu Santo.
• Como lo especifica Tertuliano afirmando que donde están las
tres personas divinas allí está la Iglesia, que es como el cuerpo de las
tres.
• San Agustín une siempre igualmente el Espíritu Santo con la Iglesia.
• En Occidente se suprimió la preposición creo en la Iglesia para indicar
que no es la misma línea de fe aquella que cree en el Espíritu y aquella
que cree en la Iglesia, por eso, puntualizaron que creen en el Espíritu
Santo que hace una, santa, católica y apostólica a la Iglesia.
• La Iglesia es signo y medio de intervención de Dios en la historia.
• Creer en el Espíritu santo que hace a la Iglesia una, santa, católica y
apostólica no contradice la promesa que hace realidad a la Iglesia,
como institución humana y divina, así lo especifica. LG 8.
• Al Espíritu Santo, se atribuye la santificación, en este aspecto, por
ende, se ubica a la Iglesia.
• Es la Iglesia terrestre de la cual Jesús es el fundador.
• El Espíritu le da la vida y la hace crecer como cuerpo de Cristo.
LA IGLESIA HA NACIDO Y VIVE DE DOS
“MISIONES”.
• Con respecto a la obra del Espíritu, se emplean dos verbos griegos
pempein y apostellein, cuya significación es indistinta.
• La misión del Espíritu fue manifestada en pentecostés, según los
Hechos de los apóstoles, y existe con la vida de los cristianos, según
Pablo.
• Los teólogos trataron sobre este asunto en lo que fue denominado
“las misiones divinas”.
• El Verbo y el Espíritu son enviados, pero esto no significa que se
desplacen, sino que las creaturas entran en una relación nueva con
estas divinas personas.
• La encarnación es una misión visible del Hijo Eterno de Dios.
• Existen misiones invisibles del Verbo por la gracia.
• También se dan misiones invisibles del Espíritu Santo por el amor.
• Con respecto a las misiones visibles del Espíritu Santo, Él no está
unido, por ejemplo, sustancialmente a la paloma. Son signos
solamente de su procesión eterna.
• San Ireneo con la imagen de las dos manos de Dios, significó que la
Iglesia viene de las dos misiones: la del Hijo y la del Soplo de Dios.
• Según este mismo santo, los apóstoles fundaron e instituyeron la
Iglesia comunicando el Espíritu Santo a los creyentes que ellos mismos
habían recibido del Señor.
• Todo esto muestra que el Espíritu Santo es cofundador de la Iglesia.
• Para Alejandro de Hales y san Buenaventura, la definitiva institución
de los sacramentos del orden, el matrimonio, la confirmación y la
unción, fue realizada por la inspiración activa del Espíritu Santo.
• Es falsa la contraposición entre carisma e institución, tal
cuestión no se debe dar, ya que atentaría contra la unidad de la
Iglesia. Así, la ordenación sería una mera transmisión de poder.
Además, la eclesiología no tendría una dimensión
pneumatológica. Por ende, hoy esta oposición entre carisma y
ministerio está dejada de lado. Ambos apuntan hacia la
construcción de la obra de Cristo y se complementan
mutuamente.
EL ESPÍRITU SANTO HACE UNA A LA
IGLESIA. ES PRINCIPIO DE
COMUNIÓN
• El Espíritu Santo es principio de unidad, como afirma san Agustín, la
unidad de la caridad.
• Es fundamental estar en el cuerpo de Cristo para tener el Espíritu
de Cristo, y el que tiene el Espíritu de Cristo necesariamente está
en el cuerpo de Cristo. “todos fuimos bautizados en un solo Espíritu
para formar un solo cuerpo” (1Cor 1,13; Ef 4,4).
• El Espíritu Santo es dado a la comunidad y al individuo. La Iglesia es
fraternidad y comunión de personas. Por eso, en la Iglesia hay un
principio personal y otro de unidad y ambos son obra del Espíritu.
• El Espíritu Santo mantiene la unidad de la Iglesia por la comunión, ya que
ella no solo es redil, aule, sino rebaño, poimne, compuesta por
ovejas individuales.
• El Espíritu realiza el plan de Dios que consiste fundamentalmente en
la comunión, es decir, el Dios con nosotros.
• Así, el Espíritu Santo logra que todos sean uno, este es el sentido de
la palabra católico, Kath’holou, ser en plenitud.
• El Espíritu de Dios como don escatológico es autor de la comunión de los
santos.
• Como determinan los padres de la Iglesia, el Espíritu Santo es el alma de la
Iglesia, pero permanece trascendente a ella y ejerce la misma función
del
alma con respecto al cuerpo humano, es decir, el Espíritu está en Cristo y
en la Iglesia.
LA IGLESIA ¿UNA
PERSONA?
• El Espíritu Santo es su principio de unidad, de catolicidad, de santidad
y de apostolicidad.
• La Iglesia es el cuerpo místico de Cristo, fruto de las dos misiones: la
visible, la encarnación del Verbo, y las invisibles; y la visible,
pentecostés del Espíritu Santo, y las invisibles
• Cristo es la cabeza del cuerpo místico de la Iglesia, por eso la Iglesia
es cuerpo de Cristo no del Espíritu Santo; Este último es el principio
trascendente de la Iglesia; así, Cristo y el Espíritu Santo son autores
de la Iglesia en su unidad.
EL ESPÍRITU SANTO ES PRINCIPIO DE
CATOLICIDAD

• La unidad de la Iglesia está plenamente en conexión con la


catolicidad, son inseparables. El Espíritu Santo hace católica la
Iglesia tanto en el espacio del mundo como en el tiempo de la
historia. De Cristo la Iglesia recibe los sacramentos y el Espíritu,
que está presente en la Iglesia.
EL ESPÍRITU SANTO HACE CATÓLICA A LA
IGLESIA
• Las diversas notas de la Iglesia se comunican
interiormente cada una de ellas: la unidad es santa,
católica y apostólica; la santidad es una, católica y
apostólica; la catolicidad es una, santa y apostólica; y la
apostolicidad es una, santa y católica.
• El Espíritu Santo es aquel que actualiza el misterio
pascual de Cristo y su obra en el mundo. El Espíritu es la
novedad de Dios con la que adquieren sentido todas las
cosas. Él introduce un dinamismo nuevo en el mundo. De
este modo, El Espíritu Santo empuja el evangelio hacia
adelante.
• La catolicidad es de Cristo.
EL ESPÍRITU SANTO CONSERVA LA
“APOSTOLICIDAD” DE LA IGLESIA
• La apostolicidad se refiere a los apóstoles pero también a la
escatología, es algo así como el tiempo entre el Alfa y la Omega, que
es Cristo, es decir, el lapso entre el principio y el final; es un don y
tarea a realizarse. Por ello, se deben mantener unidos e idénticos
estos dos elementos enunciados.
• la apostolicidad en su dimensión escatológica llegará a su plenitud en
el juicio final, donde es fundamental la identidad y continuidad con lo
apostólico establecido por Jesús desde el principio.
• El Hijo y el Espíritu Santo son enviados, pero también son dados. Sin
embargo, el Espíritu es el don por excelencia.
• El nuevo Testamento ha expresado en griego el significado
hebreo de testimonio, de mártir, no como el que acepta la muerte
y el sufrimiento por una causa; sino como el que sufre y muere
porque es testigo de la muerte y resurrección del Señor. Así, Dios
actúa en el testimonio de sus testigos.
• En el nuevo testamento, se ven las dos dimensiones del
testimonio: el de la memoria y el de la atestación.
EL ESPÍRITU SANTO, PRINCIPIO DE SANTIDAD DE
LA IGLESIA

• La apostolicidad, la unidad y la catolicidad de la


Iglesia son santas. El atributo santo es el más
antiguo que se le ha aplicado a la Iglesia, desde
Hipólito.
LA IGLESIA
TEMPLO
• Para Santo Tomás de Aquino, la Iglesia santa es lo mismo que
asamblea de fieles que son hechos santos por ser lavados con
la sangre de Cristo, la unción y la inhabitación de la Trinidad.
Por consiguiente, la Iglesia es templo santo de Dios por la
fuerza del Espíritu Santo que la lleva a celebrar la fe por el
bautismo y la eucaristía. Igualmente, la Iglesia es sacramento
de salvación para la humanidad.
LA IGLESIA
ESPOSA
• Los padres de la Iglesia y la liturgia se refieren continuamente a
estas nupcias de Cristo y la Iglesia. Es un acto de amor que el
Verbo de Dios se despose con la naturaleza humana. Con su
encarnación, Dios purifica la naturaleza humana. Dicho aspecto
de la Iglesia como cuerpo de Cristo y su esposa se subraya
especialmente con el bautismo y la eucaristía. No obstante, la
Iglesia necesita también de purificación, por el Espíritu, a través
de una pascua de muerte y resurrección. Por lo tanto, las nupcias
de la Iglesia serán perfectas totalmente con la escatología (Ap
19,6-8; 21,2; 22,17).

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