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PROCESOS

AFECTIVOS
Emoción
Sentimiento
Estado de ánimo
• La afectividad es un área de estudio de la psicología que presenta una
estrecha conexión con el área de la salud. El hombre siente, piensa, y
actúa, distinguiéndose por tanto, los procesos emocionales.
Sentimientos
• La palabra sentimiento deriva de la palabra latina sentire que significa
percibir por los sentidos. Sin embargo, es un término que abarca más que
el mero significado del sentirse estimulado.
• Cuando una persona dice que está alegre, que está triste o que está
encolerizado, está describiendo un paisaje interior. En contraposición a la
percepción y al pensamiento, que están siempre dirigidos a la captación
del mundo exterior, los sentimientos vienen siempre a designar una
manera de estar consigo en el mundo. Los sentimientos se definen como
estados del yo, que se vivencian como agradables o desagradables
• Scheler (1972), distingue sentimientos sensoriales, vitales, anímicos y
espirituales (o de la personalidad) en su estratificación de la vida
sentimental:
• Sentimientos sensoriales, referidos a partes del cuerpo, p/ej dolor, hambre,
sed, etc. Son actuales.
• Sentimientos vitales, referidos al cuerpo en su totalidad. Se distinguen de
los primeros porque no están localizados. En el lenguaje común se traduce
p/ej en malestar, o sentir que un lugar es agradable o desagradable,
cómodo. En los sentimientos vitales existe un recuerdo sentimental, cosa
que no ocurre con los sensoriales. No se puede revivir un dolor físico
sufrido, solo acordarse de cómo era.
• Sentimientos anímicos, a los que también llama sentimientos del yo,
referidos al mundo en que se vive. Son sentimientos provocados por un
estímulo exterior, p/ej tristeza o alegría ante una noticia. Según P. Lersch
(1966), son los sentimientos dirigidos o reactivos. Suelen ser la expresión
de una inclinación, de una toma de postura, o de una valoración.

• Sentimientos espirituales o de la personalidad, en cierto sentido


trascendentales. Estos son espontáneos y absolutos, es decir, no pueden
apoyarse en determinados valores. Cuando estos sentimientos existen
realmente se funden con el ser mismo, llegan a ser modos de ser, en lugar
de modos de estar. En ellos se refleja el valor de la misma persona.
• Los sentimientos, emociones, estados de ánimo,
tendencias e instintos, son parte del fondo endotímico.
Estas vivencias pertenecen a una esfera que no es
abarcable ni controlable por el yo consciente, escapan a
la determinación racional, el Yo puede reprimir un
sentimiento, un instinto, una emoción, pero no está en
su poder provocarlos. Se encuentran por encima del
Fondo Vital, y que es anterior al estado vigil de la
vivencia.
Para Lersch las características fundamentales de los sentimientos son :

• Interdependencia afectiva entre un mundo interior y uno exterior


• Son propios del hombre, característico de lo humano
• Carecen de objetividad
• Tienen tonalidades positivas y negativas, vivencias del yo agradables o desagradables
• Sólo pueden ser comunicados subjetivamente, de sujeto a sujeto a través de simpatía y
empatía.
• Referidos a vivencias internas
• Por lo general, los sentimientos (a diferencia de las emociones) no tienen correlato
fisiológico observable, no son tan aguda
Emoción
• Para Ph. Lersch existen dos tipos de vivencias a las cuales se les aplica el
termino sentimientos, pero se diferencian según su movilidad y
estabilidad: son las emociones y los estados de ánimo:
• Las emociones corresponden a estados vivenciales de sentirse estimulado y se
caracterizan por:
• Ser sentidas mucho más intensamente que los sentimientos, ya que afectan la esfera
regulada por el S.N.C o Clásica intensidad de la moción (actividad, movimiento)
• Tienen un rol importante en la vida anímica, ya que le dan la “tonalidad” a la vida
anímica
• Juegan también un rol en la supervivencia: en el miedo y la ansiedad, ponen en marcha
mecanismos de defensa. p.e en la ansiedad (experiencia inespecífica ante una amenaza
no identificada) se ponen en marcha mecanismos inespecíficos de defensa (sobresalto o
paralización) antes de haber identificado al agresor.
• Corresponden a estados agudos, producidos por un estímulo interno o externo y
acompañados de un correlato fisiológico manifiesto (taquicardia, sudoración, cambios de
presión, variaciones de las secreciones neuroendocrinas) Las emociones han sido
estudiadas por los fisiólogos.
• Las emociones se pueden clasificar en dos grandes grupos:
• a) Primitivas : miedo, excitación, pavor. (id. animales)En las emociones
primitivas hay una actitud preintelectual, no espiritualizada y no
controlada por la voluntad, p/ej se dice:“nos ciega la ira”
• b) Propias de la vida anímica superior sólo se dan en el hombre, ej horror,
entusiasmo, indignación
• Hay emociones que se convierten en sentimientos, según su profundidad y
durabilidad en el tiempo. El sentimiento por lo tanto sería menos intenso
que la emoción, más vago e impreciso. En definitiva, el sentimiento es
más difícil de aprehender. Una emoción es más profunda cuando mayor
territorio de la vida anímica está incluido: la alegría impregna en cierto
modo toda la vida anímica.
• Teoría de James y Lange (1885)
• Trabajaron separadamente, y llegaron a las mismas conclusiones. Ambos decían
que la emoción deriva de la percepción de nuestras sensaciones fisiológicas. Vale
decir, cambio en el ritmo cardiaco, tensión arterial,contracción de los músculos
viscerales, y del esqueleto. P.e ante un insulto, no es que la persona se enoje y a
continuación, y como consecuencia del enojo vengan los síntomas fisiológicos de
ira. Al contrario, aparecen primero signos fisiológicos (corazón aumenta su ritmo,
músculos tensos), entonces se interpretan estos cambios corporales como que de
enojo Esta teoría sostiene que las respuestas fisiológica son distintas para cada
emoción, lo cual no siempre es verdadero. Tiene una cierta validez, pero no explica
el fenómeno en su totalidad, ya que la retroalimentación de las respuestas
fisiológicas no es necesaria para experimentar una emoción, lo que sucede, como
demostró Singer, es que aumentan la intensidad de la emoción. Por lo tanto, la
teoría plantea que las emociones son un producto físico
• Teoría de Cannon-Bard 1927
• Propusieron que la respuesta fisiológica y la emoción ocurren al mismo tiempo, no una después
de la otra. Demostraron con investigaciones de laboratorio que las respuestas fisiológicas que
acompañan a las distintas emociones, son las mismas en una u otra. En la rabia, miedo, nervios,
enamoramiento, etc. existe un aumento del ritmo cardiaco, la velocidad de la respiración
aumenta, y los músculos se tensan. Si la emoción dependiera sólo de las respuestas fisiológicas,
no podríamos distinguir una de otra. El sujeto por lo general no es consciente de sus cambios
internos. Ejemplo del ladrón: nos topamos con un ladrón, y esta información va a dos lugares
distintos: la corteza y el tálamo Corteza :área donde tienen lugar los procesos más complejos del
pensamiento, constituye una amenaza para su seguridad personal, el darse cuenta de este
pensamiento, basta para producir miedo. Tálamo :produce diferentes cambios fisiológicos
inespecíficos (no específicos de una emoción). Esta reacción prepara al sujeto para gastar
energía, y prevenir el daño potencial. 81 Si el sujeto se da cuenta que no era un ladrón, ambas
áreas se calmarán. o Aspecto positivo de esta teoría: integró el papel del tálamo en la emoción. o
Aspecto negativo de esta teoría: incapacidad para entender la complejidad de las emociones, y
que estas puedan ser influidas por la forma en que interpreta el sujeto el feedback fisiológico. El
interés de esta teoría es que afirma que las emociones son un producto cognitivo.
Estado de ánimo
Una manera adecuada para comenzar a entender la naturaleza psicológica del EA,
consiste en primer lugar, en delimitar el EA de la emoción, por sobre todo considerando
su uso indistinto, y en segundo lugar, referirse a como se relacionarían ambos fenómenos.
Los EA tienen características que los diferencian de las emociones (Fridja, 1999;
Gendolla, 2000; Davidson, 1994; Ekman, 1994). En la reacción emocional se observa la
participación de ciertos estímulos inductores que activan un sistema de respuesta y que le
otorgan su punto de partida (Palmero et al, 2002). En cambio los EA, no tienen un evento
o estímulo claro que los ocasione, o de existir, no es claramente identificable por quien lo
experimenta
• Así mismo, los EA carecen de objeto hacia el cual referirse, de ahí
también su carácter de no intencionalidad. De este modo, constituyen
estados afectivos difusos y de mayor duración que no tienen orientación
especifica hacia un objeto (Morris, 1992; Gendolla, 2000; Fridja, 1998).

• Al realizar una comparación en un ejemplo tenemos lo siguiente: cuando


uno esta en una emoción como la rabia, este estado de negatividad, se
refiere a, moviliza hacia, o es acerca de algo especifico y concreto en el
medio o en la imaginación , como por ejemplo una persona que no te
saludo, una mala calificación, un cambio de planes, etc
• Además de establecer diferencias entre estos dos fenómenos afectivos,
queda la tarea de comprender la posible relación de los mismos.
• Diversos autores han destacado que la experimentación de emociones muy
intensas y repetitivas puede generar estados de ánimo (Davidson, 1994;
Fernandez – Abascal, Palmero, Martinez-Sanchez, 2002). En este sentido
para Ekman (1994) los ánimos pueden surgir por una experiencia
emocional densa, entendiendo a esta como aquella en la cual una emoción
se activa con mucha intensidad, repetidamente, con un pequeño intervalo
de tiempo entre cada evocación.
• Al presentarse de manera repetida esta emoción, fundamentalmente
negativa, la expresión emocional tiende a ser inhibida o suprimida,
incrementando la probabilidad de generar un ánimo congruente.
• Por otro lado, diversa evidencia ha ilustrado el impacto que tiene la
activación emocional intensa ante un episodio significativo, sobre el EA
posterior. Por ejemplo, las perdidas personales tienden a disminuir el
interés en el trabajo, y en la condición personal, por largos periodos de
tiempo, y a reducir la respuesta a estímulos hedónicamente positivos,
además de inducir sentimientos de depresión (Parkes, 1972).
• una emoción puede convertirse en ánimo cuando deja de focalizarse la
atención en el objeto o causa emocional, quedándose sin objeto o siendo
este inespecífico (Fridja, 2000). Este ultimo punto resulta interesante
considerando el relativo nexo establecido entre diferenciación emocional e
intensidad de la respuesta emocional, en donde a mayor diferenciación de
una emoción mayor capacidad de regular la intensidad y duración de esta
(Silva, 2003).
• Lo anterior nos arroja luces acerca de como las emociones nos
predisponen a ciertos EA. Ahora veamos como los EA pueden influir de
cierta forma en la emoción.
• Un conjunto de evidencia nos permite responder esta interrogante al
destacar la existencia de un mecanismo “directo” de influencia del EA en
la respuesta emocional posterior. Esta posición se desprende de la línea de
estudio de los psicólogos de la Universidad de Watzburgo, Alemania,
Neumann, Seibt y Strack (2000; 2001), quienes han demostrado que el EA
previo influye en el componente experiencial de la respuesta emocional
posterior. Para ellos el EA seria un telón de fondo que intensifica las
respuestas emocionales posteriores en la medida que tengan una valencia
congruente, y tienden a decrementar o anular la intensidad de emociones
posteriores cuando estas tiene valencia incongruente con el EA previo.
PROCESOS VOLITIVOS:
La voluntad es la facultad humana por la que optamos y mantenemos las
decisiones de forma adecuada después de haber elegido. Para entender las
naturaleza de la voluntad hay que situarla en el contexto de las personalidad
entera, donde la inteligencia conoce, la voluntad elige y la afectividad añade
el agrado o desagrado a lo que conoce y decide.
La motivación
• Hemos de ver en la motivación la verdadera energía de la voluntad
humana. Es la palanca que pone en juego la opción. Por eso podemos
decir que no hay acto de voluntad si no existen motivos. Los motivos son
fuerzas interiores y profundas que condicionan el proceso de la
deliberación y, en consecuencia, inclinan la balanza de la decisión. Son
fuerzas motrices autónomas que generan movimiento interior. No hay que
confundirlos con los móviles, que son fuerzas motrices no autónomas,
sensoriales y dependientes de los atractivos afectivos.
• En el estudio de la motivación ocupan un lugar central los procesos
mediante los cuales las necesidades se transforman en fines y proyectos de
acción. La motivación es el aspecto dinámico y direccional de la
conducta, de allí que la concepción de aquella depende de la concepción
de esta.
• Nuttin desarrolla una formulación de la acción motivada “cuyo punto de
partida no es un estímulo ni un estado de cosas, sino un sujeto en situación
[...] en un ambiente percibido y concebido por él” (Nuttin, 1980, p. 48). El
sujeto ejerce una acción sobre la situación actual para convertirla en la
situación concebida, guiado por el proceso intencional o motivacional que
da su dirección a la acción ejercida. El efecto o resultado del acto, en
cuanto corresponda —o no— al fin concebido, será refuerzo positivo o
negativo y constituirá un nuevo punto de partida.
• La necesidad, base de la motivación, es concebida como una relación
requerida con ciertos objetos para el funcionamiento óptimo del individuo,
el cual a su vez remite a criterios de dos tipos: los innatos y los
construidos por el sujeto. Los primeros se refieren a un sistema complejo
de necesidades que expresan diversos niveles en la naturaleza humana.
Esos niveles se manifiestan a partir del carácter selectivo de los objetos y
relaciones que el individuo requiere, ya que “es la naturaleza del objeto
(por ejemplo el alimento, la consideración social, el afecto) la que define
la naturaleza de la necesidad, es decir de la relación requerida”
• La descripción de la conducta humana permite distinguir tres niveles de
necesidades: psico-fisiológicas, psico-sociales y espirituales. Cada una de
ellas está orientada hacia una categoría de objetos que es la única
apropiada para satisfacerla, es decir que en la propia necesidad existe
determinada direccionalidad selectiva, una orientación preferencial
inscripta en la estructura psíquica, que no es aprendida sino innata. Sobre
la base de esa orientación fundamental se dará una concreción en la que
cada persona irá desarrollando su propio sistema de motivaciones a partir
de sus experiencias, de sus fines personales y de su contexto social. En ese
desarrollo tendrá un lugar central el proceso de elaboración cognitiva de la
necesidad por la que esta dará origen a los motivos concretos de conducta
de cada sujeto
• La motivación consiste, precisamente, “en esta configuración concreta de
las orientaciones dinámicas permanentes” (Nuttin, 1980, p. 79). Tiene una
función directriz, reguladora, de coordinación y de unidad de significación
de los distintos tramos de la conducta. Esa función se debe a la influencia
que tiene sobre la conducta el objeto-meta, o sea el fin. Es decir que es el
fin, tal como es conocido y valorado por el sujeto, el que da a la conducta
orientación y significado.
• Las necesidades fundamentales en el hombre no se limitan al
autodesarrollo fisiológico ni siquiera se agotan en la afirmación de sí en el
contacto social, sino que incluyen las llamadas necesidades superiores a
partir de la modalidad específica que tiene la actividad cognoscitiva en el
hombre, que lo lleva a buscar una comprensión integral de la realidad y
del sentido de su existencia, a: interesarse por el valor de realidad y de
verdad de sus concepciones [...] a evaluar sus actos y los de otros en
función de determinados valores objetivos [...] y a comprender en forma
crítica el alcance de lo que hace y sabe, el sentido de su existencia, el
lugar que ocupa en el espacio y en el tiempo, etc. (Nuttin, 1980, p. 125).
• Todo esto constituye una fuente específica de la motivación humana que,
a partir de la función cognitiva, construye un sistema referencial —una
jerarquía de valores— que interviene en la regulación y evaluación
normativa de la conducta, constituyendo a la vez una especie de vértice de
unificación de los fines y proyectos de acción, en concordancia con la
imagen ideal que cada sujeto elabora de sí mismo.
• Bibliografía
• Baumann U., Perrez M. (1994) Manual de Psicología Clínica. Barcelona,
Editorial Herder
• Lersch, P. y Serre R (1966): La Estructura de la Personalidad. Barcelona, Scientia
• Lopez-Ibor, J, Alonso,T., Lopez Ibor Alocer (1999) Lecciones de psicología
Médica. Barcelona, Editorial Masson
• Scheler, M. (1972) El Resentimiento en la moral. Barcelona: Caparrós, Colección
Espirit
• https://www.redalyc.org/pdf/1793/179317886004.pdf
• C:/Users/PERSONAL/Downloads/39-Texto%20del%20artículo-160-1-10-
20120306.pdf

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