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LA CRISIS DEL

CAPITALISMO Y EL
NEOLIBERALISMO
Lic. Adm. Gabriel Broncano Sánchez
EL LIBERALISMO
El liberalismo es una filosofía política que:
• Defiende la libertad individual,
• La iniciativa privada y
• Limita la intervención del Estado y
• De los poderes públicos en la vida social, económica y cultural.
Asimismo, se identifica como una actitud que propugna:
• La libertad y
• La tolerancia en las relaciones humanas, fundamentada en el libre
albedrío
EL LIBERALISMO

El liberalismo surge tras una larga lucha en todos los niveles, llega a
derrotar al antiguo régimen feudal europeo, pero luego es derrotado más
que por el socialismo y el comunismo, ¡POR SÍ MISMO!

La crisis de 1930, la gran depresión, le puso fin.


LA GRAN
DEPRESIÓN
EN 1907 SE DESATÓ LA PRIMERA DE LAS SEIS GRANDES
DEPRESIONES QUE HAN SACUDIDO AL MUNDO
Los orígenes se han dado en E.U., Europa y Japón. El capitalismo está en

crisis.

Esta es una de las frases más recurrentes por estos días, cuando los más

poderosos bancos se debaten entre cerrar, fusionarse o solicitar

salvavidas, los gobiernos del llamado primer mundo estructuran

millonarios paquetes de ayuda y las bolsas presentan una volatilidad sin

precedentes.
Pero a pesar del complicado momento que se vive, este es sólo el más reciente capítulo en la

historia del sistema económico que mayores riquezas ha generado, pero que cada vez que

entra en crisis lleva a la bancarrota a miles de compañías y por ende a millones de personas.

Estos seis momentos se inician a partir de 1907 en Estados Unidos; cien años después, este

mismo país es el detonante de la nueva crisis, en esta ocasión debido al desmoronamiento

del sector hipotecario.

Situaciones tan extremas han generado creativas soluciones que todos esperan se pongan en

práctica en esta oportunidad.


1907: A PARTIR DEL COBRE

Tras el terremoto de San Francisco, en abril de 1906, desde Nueva York se empiezan a desembolsar

grandes cantidades de dinero para contribuir a la reconstrucción de las ciudades afectadas en el Oeste.

Esta situación se da al mismo tiempo que el precio del cobre sufre fuertes fluctuaciones, en un

momento en que es la principal materia prima para ampliar la red eléctrica del país.

Así se inició un efecto dominó que abocó a la gente a retirar su dinero de las cuentas bancarias, dada la

progresiva pérdida de confianza en el sistema, esto desencadena una fuerte depresión económica que

afecta a todas las industrias existentes.

Según el escritor Philippe Gilles, las tasas de interés se incrementan en más de 35%, mientras que los

salarios disminuyen 15%, en promedio.


El mal momento se extiende como pólvora y pronto las economías de Alemania y del

imperio británico se empiezan a ver afectadas, en especial sus industrias de transporte

marítimo y confecciones.

El primer estamento en tomar acción es el Departamento del Tesoro de Estados Unidos,

que le inyecta al sistema financiero, cerca de US$230 millones en noviembre de 1907.

Los banqueros JP. Morgan y John Rockefeller juegan un papel preponderante al comprar

bancos e inyectar liquidez.

Se sientan las bases de la Reserva Federal y retorna la calma a la economía.


1929: TIEMPO DE CRASH Y NEW DEAL

Culminada la Primera Guerra Mundial, en 1918, el planeta vivió un período de bonanza

liderada por Estados Unidos, que empezó a estructurar su denominado estilo de vida

americano, basado en buena parte en la especulación bursátil.

La compra de acciones a finales de los años 20 creció a tasas del 90%, los ciudadanos

acostumbraban a solicitar créditos en los bancos para invertir ese dinero en la bolsa.

El 24 de octubre de 1929 se da el crash, la desconfianza llevó a los inversionistas a

vender seis millones de acciones; para el 29 del mismo mes las ventas alcanzaron los 16

millones.
La gente empezó a cerrar sus cuentas de ahorros y 4.300 bancos tuvieron

que cerrar entre 1929 y 1933, ante la pérdida de clientes y la imposibilidad

de muchos de pagar sus créditos.

La cascada de acontecimientos afectó a la economía real de todo el

mundo, provocando unos 12,8 millones de despidos, especialmente en

Estados Unidos y Europa, y una caída del 69% en el comercio

internacional.
Este momento, conocido como la Gran Depresión, fue en buena parte el

responsable de la elección como presidente de E.U. del demócrata Franklin

D. Roosevelt, quien al llegar a la Casa Blanca lanzó en 1933 el New Deal

(Nuevo Trato), una serie de medidas que buscaban revitalizar la economía,

entre las que se encontraban la devaluación del dólar en 59% y un fuerte

intervencionismo estatal.

Dos años más tarde nacen la seguridad social y el derecho sindical, pero sólo

a partir de los años 40 la economía mundial retoma un ciclo de prosperidad.


FRANKLIN D. ROOSEVELT
1987: LA BANCA DA EL PRIMER CAMPANAZO

La destorcida de la economía se volvió a evidenciar en octubre. En esta ocasión fue el 19 cuando el pánico

de millones de inversionistas provocó una de las mayores caídas en la historia del Dow Jones, al descender

22,6%. A esto se le denominó el Lunes Negro. Se calcula que sólo en esa jornada se esfumaron US$500 mil

millones.

Aunque los analistas no coinciden en sus apreciaciones sobre las causas de esta crisis, muchos señalan las

coincidencias con la que se vive en la actualidad.

Para ese año, se presentaban cinco años consecutivos de ganancias bursátiles, el dólar vivía una fuerte 

depreciación y los precios del petróleo y otras materias primas alcanzaban cotizaciones históricas al alza.

América Latina no era terreno fecundo para los inversionistas.

 
El Lunes Negro desencadenó la reducción en los tipos de interés, el cierre de

unos 650 bancos y medidas gubernamentales encaminadas a recuperar la

confianza del público.

En Estados Unidos, el Federal Deposit Insurance Corporation, lanzó salvavidas

a 900 establecimientos privados, gracias a partidas por US$70 mil millones. El

mundo entendió que a la economía le había llegado la globalización.

Sólo en 2001 se conoció que esta crisis les costó a los  contribuyentes el 3,6%

del Producto Interno Bruto.


1990: PESADILLA NIPONA

Con tasas de interés de 2,5%, Japón pasaba por un gran momento económico

a finales de los 90, bajo el viejo principio de dejar hacer, dejar pasar.

La fiebre nipona por adquirir activos había traspasado las fronteras del

archipiélago, pero tras un crecimiento sostenido de 5,2% en los 70 y de 3,8% en

los 80, en el 90 llegó la denominada década perdida de la economía japonesa.

Ante presiones internacionales como la Guerra del Golfo, las tasas de interés

tienen que subir hasta 4,75%, lo que hace estallar la burbuja inmobiliaria.
La segunda economía más grande del mundo pasa de contar con 605 bancos en

1991 a 411 en 2006.

El número de grandes bancos se reduce de 22 a 8 y el crecimiento anual promedio

no pasó de 1,6%, entre 1990 y 2002. El desempleo pasó de 2% a 5,5% y los precios

inmobiliarios cayeron.

Ante la crisis, el gobierno de Japón destinó en 1998 el 20% del PIB a fortalecer los

bancos, la tercera parte fue para nacionalizar y capitalizar dos bancos, el LTCB y el

JCB, otra tercera parte para garantizar los depósitos de los bancos quebrados.

Las tasas de interés llegaron al 0%, y en marzo de 2006 se incrementaron al 0,25%.


1990: EL TURNO ES PARA EUROPA

Los vasos comunicantes de la economía entrelazaban a buena parte de los

mercados del mundo, de ahí que la situación en Japón generara efectos en otras

latitudes. De todas las regiones, Europa fue la que sufrió en mayor proporción el

enfriamiento de la economía nipona.

Los bancos fueron los grandes damnificados. En España, por ejemplo, una de las

principales entidades financieras, Banesto, se declaró en bancarrota. Los malos

resultados también tocaron a los cuatro principales bancos británicos: Barclays,

National Westminster (Natwest), Midland y Lloyds.


Los gobiernos ibérico y galo toman medidas, entre las que se destacan la

venta de los bancos estatales, la intervención y la recapitalización de las

instituciones con problemas financieros.

Este fue el primer paso para consolidar gigantes como el Banco Santander o

el HSBC, que absorbieron a otras entidades con problemas financieros,

después de que en 1994 se decide venderlas.

Superada la crisis, en España los noventa es uno de sus períodos de mayor

prosperidad económica que atrae a millones de migrantes.

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