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COLEGIO RESTREPO MILLÁN – JORNADA NOCTURNA

LOS HUMEDALES

ARIZA ALEXANDER
BRAVO JHONATAN
CLEI 4.3

2008
Humedal
El humedal es un ecosistema intermedio entre el
medio acuático y el terrestre, con porciones
húmedas, semihúmedas y secas, caracterizado por
la presencia de flora y fauna muy singular. El
Convenio Internacional de Ramasar, realizado en
1971 en la ciudad inraní al que debe su nombre, fue
convocado por la alarmante desaparición de miles
de hectáreas de humedales en todo el mundo, y el
consecuente peligro de extinción de las especies
que los habitan.
LOS HUMEDALES DE BOGOTA
En Colombia existen varias clases de
humedales, tanto de agua dulce como de
agua salada: ciénagas, manglares, estuarios,
arrecifes de coral, sabanas inundables,
pantanos, lagunas, embalses, madres viejas
y meandros.
En los humedales que forman parte de
grandes ciudades, como es el caso de
Bogotá, la sociedad interactúa con los
ecosistemas, modificándolos, aun cuando
depende de ellos para su supervivencia a
largo plazo. Desde el punto de vista
biofísico, los daños a estos sistemas y a su
diversidad biológica son sinérgicos, es
decir, se combinan o multiplican en un radio
de afectación tan amplio que pocas veces
pueden estar bajo el control humano y sus
efectos pueden llegar a ser devastadores.
 
El Departamento Técnico Administrativo del Medio Ambiente,
DAMA, autoridad ambiental dentro del perímetro urbano del Distrito
Capital, se encarga de realizar acciones orientadas a preservar,
administrar y conservar el medio ambiente y los recursos naturales
de Bogotá, dentro del marco de la planificación urbana, por tanto, es
la entidad encargada de gestionar proyectos que promuevan la
protección y conservación de los humedales de la ciudad.
HUMEDA SANTA MARIA DEL LAGO -LOCALIZACIÓN
Pertenece a la Localidad de Engativá y limita al norte con la calle 80, el
Centro de Estudios del Niño y el conjunto residencial San Francisco; al
oriente, con la Avenida Boyacá y el conjunto residenciasl Sago; al
suroccidente, con los barrios Santa María del Lago y TAbora, y al
noroccidente con el barrio LA Granja.
RESEÑA HISTORICA

en 1936, la propiedad de 43.04 hectáreas, fue vendida por


uno de los sucesores de la sociedad al ex presidente
Alfonso López Pumarejo, quien En el certificado catastral
emitido ese año por el Instituto Geográfico Agustín
Codazzi figuran como elementos permanentes del suelo,
además de la tierra para uso urbano, el uso destinado
como espejo de agua corriente, el cual cubría alrededor
de 4.5 hectáreas.
En la década de los sesenta se construyó la Avenida 80, estimulando la
construcción de urbanizaciones en el sector. El humedal por su parte se
vio reducido por los rellenos que se efectuaron para acondicionar un lote
que se usaba como patio-taller de los trolebuses del Municipio.
Por la misma época se inicio la apertura de la avenida Boyacá, que separó
los dos cuerpos de agua originales, y en las áreas inmediatas al lago se
consolidan los barrios la Granja y Tabora con la infraestructura urbana
correspondiente.
 
El humedal se abastecía de su propia microcuenca, almacenando y
regulando algunos causes menores, y su caudal desembocaba en el río
Juan Amarillo.
Actualmente cuenta con la capacidad de almacenar agua en forma
permanente y recibe un aporte hídrico continuo de aguas freáticas y
lluvias, y en menor medida, residuales. Estas características permiten
que hoy día el humedal cumpla las funciones de nicho ecológico, además
de actuar como filtro purificador de las aguas residuales proveniente
de algunos barrios aledaños. 
Los primeros pobladores de estos barrios cuentan que en el lago se
podía pescar trucha, ver los curie, patos y las aves migratorias y
nativas. Así mismo, se realizaban actividades de recreación como la
navegación en bote.
Para 1967 las acequias y manantiales que aportaban agua al lago
presentaron una drástica reducción en sus caudales por la construcción
de las nuevas vías. El sector oriental del lago presentaba un alto
porcentaje de sedimentación siendo notoria la reducción del espejo de
agua. Se aprecia en la foto de ese año, que uno de los dos antiguos
cuerpos de agua, aunque mantenía su territorio sin urbanizar, perdió
gran parte de su carácter de humedal.
Desde 1977 se redujo aún más el espejo de agua y aumentó la vegetación
de plantas flotantes, del lago que sobrevive, mientras los manantiales
continuaron siendo afectados por la construcción de viviendas y vías
urbanas. Asimismo, se inició el proceso urbanístico del barrio Santa
María del Lago, localizado entre la avenida Boyacá y el humedal. Para
este año se aprecia que el sector del antiguo humedal que fue
seccionado por la avenida Boyacá redujo su tamaño casi del todo, y
aunque las urbanizaciones respetaban los terrenos que ocupaba, ya se
vislumbraba su total desaparición. A finales de la década de los ochenta
y comienzos de los noventa, se construyó un conjunto de nueve bloques
de apartamentos en el lote donde funcionaba el patio taller de los
trolebuses, alterando aun más el humedal.
La comunidad de los barrios aledaños al humedal, conciente de la
importancia del lago y de las especies que lo habitan, conformó en 1988
el comité Pro-lago para defensa y preservación del área como zona de
uso público. Esta organización gestionó un proceso ante la Alcaldía
Local de Engativá con el fin de esclarecer la posesión del lago, ya que
para esta época se tenía conocimiento de más o menos siete
propietarios con escrituras públicas. En 1995 la Corte Constitucional
ratificó el fallo de tutela que determinó al humedal de Santa María del
Lago como un bien de uso público de propiedad del Distrito Capital.
En 1998, se confirmó la Fundación La Tingua, integrada por estudiantes
y vecinos del sector interesados en participar en proyectos y acciones
para recuperar y proteger el humedal.
Actualmente el humedal almacena aguas residuales vertidas en forma
directa con una rata anual de sedimentación aproximada del 5%, con
respecto al área total del humedal, proceso muy notorio por el
crecimiento continuo y acelerado de vegetación flotante, especialmente
el buchón de agua, pese a que se cuenta con programas periódicos de
limpieza y corte de ese tipo de vegetación invasora.
Bogotá cuenta con trece humedales que forman parte de la más
importante centro de reproducción de aves al norte de los Andes: la
Sabana de Bogotá, éstos son: La Conejera, Juan Amarillo, Torca,
Guaymaral, Jaboque, Techo, El Burro, La Vaca, Córdoba, Santa María
del Lago, La Tibanica, Capellanía y El Meandro del Say.
FUTURO DE LOS HUMEDALES

Como se mencionó antes, de las 50.000 hectáreas de lagos y


humedales de la Bogotá del pasado, sólo subsisten 800, y mientras
leen estas líneas es posible que la cifra haya disminuido, pues la ciudad
crece sobre estos cuerpos de agua, arrinconándolos día a día.
Los factores que han afectado de forma negativa a los humedales han
afectado de forma negativa a los humedales han sido muchos:
desprecio por la cultura ambiental muisca, vertimientos indiscriminado
e inconsciente de desechos en sus cuerpos de agua, construcción de
avenidas, relleno ilegales, urbanizadores inescrupulosos de todos los
estratos, indiferencia ciudadana, intereses son los más sobresalientes.
Ha llegado el momento de hacer un alto en el camino para reflexionar,.
Quizá no sea demasiado tarde para comprender que los humedales de
Bogotá no son sólo un área más donde se puede urbanizar, sino que son
el hábitat natural y único de una incalculable e incontable variedad de
plantas y animales que dependen de ellos para vivir.

Un patrimonio ambiental que cualquier ciudad del mundo ansiaría


poseer, al fin y al cabo, no a cualquier  ciudad llegan patos canadienses,
garzas y cardenales de Norteamérica, o sea, la de muchas aves
colombianas que vienen a esas pequeñas porciones de naturaleza,
aunque estén contaminadas o sitiadas por las construcciones, para
empollar.

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